Capítulo 2: Compañeros

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El siguiente capitulo volvera ser Pov Severus xd

También aviso, los siguientes capitulos seguramente seran más largos PERO tambien tardaran más en salir TuT.

Disfruten!!

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Para el alivio de James, el salón común no era tan lúgubre como los calabozos, seguía teniendo paredes y techo de piedra con lámparas verdes colgando a través de cadenas pero al menos había una chimenea donde cerca de ella tenía un sillón y sillones hechos de cuero negro de apariencia cómoda en el medio de la habitación.

-Aquí es donde se holgazanea o pasan tiempo entre ustedes, hacer a...-Dice Lucius hasta que para de repente, rodando sus ojos con cansancio- la verdad que no me importa. Solamente no hagan ningún alboroto innecesario del que yo tenga que hacerme cargo ¿Entendido?-.

Antes de dirigirse a los dormitorios, James mira al alrededor del salón, específicamente a las paredes donde podía apreciarse los hermosos tapices que las adornaban, del color negro al dorado. Tal vez es que la cabeza le está dando muchas vueltas dado al cansancio, las figuras se movían o danzaban de tapiz a tapiz, haciendo complicado para el chico entender la historia que pretendían contar. A falta de paciencia, James sacude su cabeza y aparta la vista de la obra de arte para simplemente concentrarse en caminar la larga escalera que da camino a los dormitorios masculinos y acostarse en la cama más cercana. (Para su amargura) Ya tendrá el tiempo y energía suficiente para apreciar el arte mejor.

James tenía tan poca energía, que no se fijó quienes eran los otros chicos que entraban a la misma habitación, ya que a este punto ni siquiera le importaba quienes serían sus compañeros de dormitorio. El fue directamente a sentarse en la cama que estaba al lado derecho de la puerta, sacude sus pies violentamente, sacándose los lustrosos zapatos que su madre le compró hace menos de una semana por el inicio del periodo escolar. Se cubre hasta la barbilla con los acolchados esmeralda, y apretando bien fuerte sus ojos el heredero Potter da el mejor esfuerzo para caer dormido, y así, escapar por unos momentos de su sombría realidad.

Sus intentos no fueron un rotundo fracaso ni absoluto triunfo. Al sentir los primeros rayos de sol golpeando su rostro, James abre sus ojos húmedos y mientras se acomodaba sus gafas torcidas calcula que consiguió descansar unas buenas cuatro horas, aunque esa cantidad de tiempo también fue suficiente para sufrir de más de una pesadilla, todas fueron sobre Fleamont o Euphemia, pero solo una de ellas logró quedarse rondando en su mente. Como cualquier sueño o pesadilla, las imágenes eran muy borrosas para recordar al cien por ciento, pero James mira con ojos perdidos al dosel de su cama a la vez que su memoria divaga en la más vívida pesadilla que él ha tenido en sus cortos 11 años.

James se encontraba debajo de un reflector de escenario teatral bañado por su luz fría incolora y en donde terminaba su proyección solo había una oscuridad profunda que aparentaba no tener final. Estaba descalzo y vestido en su pijama favorito de color rojo con escobas en miniatura bordadas a mano, parado sobre un suelo congelado y frágil hecho de madera que crujia con los simples movimientos de sus deditos, crujidos cuales resonaban en la presunta habitación. Era un teatro, o eso asemejaba la ilusión.

El chico iba a intentar moverse más allá de la pequeña zona iluminada, pero la aparición súbita de otro reflector delante de él lo para en seco. La luz de este reflector no solamente era más grande que el suyo, pero también de una luz cálida de fuerte tono amarillo casi naranjoso. Sin embargo, James no le prestó atención alguna ese detalle porque lo que, o más bien, quienes se hallaban delante de él superó cualquier de sus expectativas.

Fleamont es un hombre valiente, tal vez el más valiente que su hijo ha conocido, pero eso no le quitaba el asombro al chico en verlo en primera persona conteniendo con solo sus brazos a un salvaje, gigante león del hocico. El animal daba pelea, retorciéndose y embistiendo contra el hombre, vociferando gruñidos furiosos pero incompletos porque el agarre en ambas de sus mandíbulas no le dejaba abrir o cerrar su boca. Todo intento de la bestia fue amortiguada por Fleamont, quien de forma asombrosa parecía que no le costaba esfuerzo alguno, ni una gota de sudor en su arrugada frente. El suelo debajo de ellos lloraba y temblaba ruidosamente, James podía sentir las tablas moverse, pero no lo noto dado a su absoluta fascinación y miedo que esta presentación despertaba en él.

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⏰ Última actualización: Oct 04 ⏰

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El Medallón de Bronce y Oro-JeverusDonde viven las historias. Descúbrelo ahora