Por fin haz llegado!

CAPÍTULO VI

“POR FIN HAS LLEGADO”

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Betty llegó a su habitación completamente confusa. Nunca le había sucedido nada igual. Don Armando se había pasado la noche besándola e intentando acercarse a ella lo más posible.

”Betty, no seas exagerada. Te besó una vez. Bueno dos si contamos el beso que te dio cuando estaban bailando. Pero ese fue más... “casto” Aunque también fue muy lindo. Claro que nada que ver con el que te dio en la cocina ¡Eso sí fue un beso! ¡Guauuuu! ¡Y tú se lo devolviste! ¿Qué otra cosa podías hacer? ¡Si no llega a levantarse tu papá quién sabe lo que hubiese podido llegar a suceder! ¿Qué le pasa a don Armando? ¿Será que se comporta así con todas sus “secretarias”? ¿O es sólo contigo? Pero... no es posible que tú le atraigas, Betty tú eres fea, ¿recuerdas?... Ningún hombre ha caído rendido a tus pies, como no fuese con intenciones ocultas ¿Tendrá don Armando alguna “intención oculta”? ¿Pero cuál?”

De la desconfianza pasó de nuevo a la ensoñación. ¡Ese hombre era divino! ¡Y besaba de maravilla! ¡Había sido el beso más bello y más apasionado que le habían dado nunca! ¡Claro que tampoco tenía mucho con que comparar! En la boca sólo la había besado aquel desgraciado de Miguel que lo único que quería era aprovecharse de ella y ahora don Armando...

Mientras se desvestía para ponerse el pijama suspiró al recordar de nuevo ese beso. Su boca sabía a jugo de mora ”¡Umm! ¡Qué rico! ¡Con gusto me iría hasta su habitación y le diría que si no le importa querría repetir! Oj oj oj ¿Te imaginas, Betty? ¡Menuda vergüenza!” De repente se da cuenta que al día siguiente tendrá que volver a verlo en la cocina, a la hora del desayuno, y subir con él en el carro para ir a Ecomoda ”¡Ay, Señor! ¿Cómo le voy a mirar mañana a la cara? ¿Qué pensará de mí? ¿Se acordará? ¡Ciertamente tendría que estar amnésico para no recordarlo!, pero ¿le dará importancia? ¿Se referirá al beso? ¿O aparentará que no sucedió nada digno de mención la noche anterior y hablaremos del presupuesto de la próxima colección como si no hubiese ocurrido?

Betty, tú le estás dando mucha importancia a un simple beso, y él debe haber besado a miles de mujeres Igual para él es “normal” despedirse con un beso después de haber estado toda la noche bailando y conversando ¡Tienes que mantener la boca cerrada tú también! ¡Ni mencionarlo! ¡Que no se crea que eres una inexperta en estas cosas! ¡Aunque lo eres, Betty! ¡De eso no hay ninguna duda!”

Soñó con él toda la noche. No podía ser de otro modo. En el sueño ella era una princesa de cuento de hadas y él su príncipe azul. Él pedía su mano a sus papás y sellaban el compromiso con un romántico beso. Se vio a sí misma vestida de blanco del brazo de don Hermes entrando en una iglesia bellamente adornada con flores. Su mamá lloraba de emoción y él, su príncipe, la esperaba junto al altar. Sonriente. Mirándola con adoración. Ella no se podía contener y se echaba en sus brazos ante la mirada comprensiva de los invitados y de sus propios papás. Y él la volvía a besar. Delante de todos. Minutos antes de consagrar su unión, de jurarse amor eterno...

Hasta altas horas de la madrugada no pudo conciliar el sueño. Había sido una noche PERFECTA. La había tenido en sus brazos y la había besado. Y lo mejor ¡ELLA LE HABÍA DEVUELTO EL BESO! ¡Y DE QUÉ MODO! Cerró los ojos para recordar ese momento. Su cara ruborizada por el miedo y la sorpresa. El contacto de sus labios tan suaves. La pasión que despertó en él y que ella también sintió

”No se haga muchas ilusiones, Mendoza. Ella es muy inocente y se dejó llevar por ti. Por tu deseo. Eso no quiere decir que vaya a aceptar tener una relación contigo. Tienes que darle tiempo. Cortejarla... Ganarte su amor ¡Cómo la deseo! ¡Y cuánto la amo! Hubiese sido el hombre más feliz del mundo si la hubiera podido traer a mi habitación. Hubiésemos hecho el amor durante toda la noche ¡No corra tanto, hermano! ¡Todo se andará! De momento bailó con ella, la tuvo muy cerquita, entre sus brazos. Sintió su calor, su aroma y su sabor. El sabor de sus besos ¡Umm! ¡Qué rico! ¡Sabía a jugo de mora! ¡Es tan dulce mi reina!”