Lo que los jóvenes no sabían era que habían ojos en todo el castillo, ojos pertenecientes al Duque Gastón, el cual no dejaría que su juguetito fuese feliz, menos con un chico de pueblo. A la mañana siguiente los gritos no se hicieron esperar, la Reina irrumpió en la habitación de Ariel viendo a ambos jóvenes dormidos abrazados y el grito al príncipe los despertó.
FERNANDO QUE HACES DUERMIENDO CON UN CHICO?! -exclamo- Y ENSIMA DE CLASE BAJA -agrego furiosa-
Mamá! No es lo que crees! -respondio exaltado-
AH NO??! Y QUE ES LO QUE ESTOY VIENDO?!
Mamá el me acogió anoche cuando...
Se quedó en silencio al ver al Duque entrar por la puerta con una sonrisa malvada. El les había contado a su familia pero como lo supo? Las discusiones no se hicieron de esperar, el sastre intentaba calmar la situación pero la Reina se le tiraba ensima al príncipe, para al final sacar a este último a la fuerza saliendo todos de la habitación del sastre quedando solo el Duque junto al sastre.
Yo sé lo advertí -dijo el duque con una sonrisa-
Que? De que está hablando? -pregunto Ariel incrédulo-
Ellos lo alejaran de ti, solo su familia podrá visitarlo en su nuevo cuarto, y ahí será mío todas las noches -respondió el Duque-
Y así fue, Fernando fue encerrado en la torre Oeste de la cual no podría salir y claramente el sastre fue regañado tanto por su padre como por los monarcas, conservaría su trabajo pero ya no haría más prendas para el príncipe ni volvería a verlo, esto partió el corazón de aquel sastre pero no le quedaban más opciones que acatar órdenes.
Los días pasaron hasta que llegó el día de la dichosa cena.
El Joven sastre se encontraba en el jardín real junto algunos de sus amigos pues al no estar el príncipe el no podría asistir a esa cena de gran prestigio familiar, todo era tranquilidad hasta que se comenzaron a oir gritos de la torre Oeste la torre de Fer, todos se apresuraron a ir a ver, el sastre con la ayuda de sus amigos guardias paso para solo ver a su amado muerto en los brazos de su hermano. Ariel se acerco a ellos, tomo el cuerpo de su amado en brazos y se derrumbó, soltando un grito de agonía que aún resuena en las noche de luna nueva.FER!! MI NIÑO!! -gritaba Ariel entre lagrimas-
Todos miraban. (Que paso?!) Se escuchó. Murmullos y gritos se resonaban en todo el palacio pero aquel sastre solo podía escuchar la última vez que hablaron, en aquella noche donde el sastre se colo en la habitación del príncipe
{Quisiera ser libre e ir donde quiera -hablo Fer mientras miraba al cielo por la ventana-}
{Yo quisiera pasar mi eternidad junto a ti -le respondió Ariel viendolo-}
{También quisiera pasar mi eternidad contigo Ariel -dijo con una pequeña sonrisa-}
{Te quiero mucho Fer}
{Te quiero mucho Ariel}
Las lágrimas, el dolor, la desesperación y la impotencia fueron los sentimientos que aflijian a Ariel y a los que quisieron al príncipe. Así pasaron los meses cuando una noche fría de luna llena aquel sastre jóven con una botella de veneno en su mano entro sigilosamente al cuarto de su amado, listo para tomarse el contenido de aquella botella, listo para reunirse con aquel chico que amo y perdió tan rápido. Justo cuando Ariel destapó la botella las velas en el cuarto comenzaron a tambalear, las ventanas se abrieron de golpe y la luz de la luna entro alumbrando el cuarto por completo y frente a nuestro sastre se apareció una silueta conocida y familiar para el.
Fer...
Al verlo callo de rodillas soltando la botella y provocando que se rompiera y el entrara en llanto nuevamente viendolo frente a el.
Fer porfavor, vuelve te extraño -hablo el sastre entre sollozos-
No puedo Ari -respondio aquel espíritu-
El ruido llamo la atención de una de las mucamas, Gisela y un guardía, Gabriel quienes entraron para ver solo a Ariel arrodillado en el suelo junto a una botella rota y entre lágrimas, ambos lo ayudaron a levantarse y lo consolaron, decidieron llevarlo a su cuarto antes de que alguien los viera en el cuarto del difunto, en la habitación de Ariel este ultimo les conto todo, sus amigos solo podían intentar contener las lagrimas, estuvieron por perder a otro amigo y nadie se dió cuenta.
El tiempo fue pasando y con el, el castillo fue siendo abandonado por todos pero había alguien que cada noche de luna llena iba nuevamente a aquel palacio, esperando a ver el espíritu de su amado, o almenos lo hizo hasta que se quedó toda una noche y un amigo suyo lo encontró.Ariel que haces acá? -pregunto Iván-
Espero el regreso de Fer -respondio Ariel-
Ariel, ya pasó un año, y el no volverá.
Y que hay de lo que ví? -consulto al borde de las lágrimas-
Ariel, los fantasmas no existen, vamos, vámonos de aquí.
Dicho eso tomo a su amigo por el hombro y se marcharon de aquel palacio abandonado, aunque aún se dice que por la noches de luna llena se puede apreciar al príncipe observando a su pueblo y a la espera de su amado.
Papá es cierto esa historia? -pregunto un niño-
No lo se corazón, mi vis abuelo me contaba esa historia para dormir -respondio el padre-
buenas noches campeónAgrego el padre antes de irse del cuarto del pequeño el cual era iluminado por la luz de la luna llena. Mientras aquel niño se asomaba por su ventana podía distinguir dos siluetas bailando en aquel castillo abandonado.
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El baile de las candelas
Short StoryUna historia de amor corta y rápida para leer en un día sobre un príncipe y su sastre, porfavor disfrutenla y no sean malos con las faltas ortografícas, me cuesta