En España se decretó confinamiento de la población a causa de la pandemia por coronavirus desde el quince de marzo hasta el veintiuno de junio de 2020- noventa y nueve días en total encerrados en casa, no permitiendo la salida de los hogares salvo para realizar las actividades permitidas establecidas por Decreto. Pero hubo un segundo estado de alarma en octubre del mismo año para combatir la segunda ola del virus, donde serían las Comunidades Autónomas las encargadas de establecer las medidas de confinamiento y toques de queda y/o cierres de comercios y lugares públicos. Éste duraría unos seis meses; la mascarilla seguiría siendo imprescindible y de uso obligatorio. A finales de diciembre se comenzarían con las primeras vacunaciones dirigidas sobre todo a los sectores más vulnerables- los ancianos y enfermos-.
Fueron días de caos y psicosis emocional. Nadie entendía cómo se había llegado a tal situación y además a nivel mundial... ¡de locos!. Reflexionabas entonces lo insignificante que puede llegar a ser la especie humana y lo poquito que se necesita para ser fulminados directamente de este mundo. Por otro lado, te sentías manipulado y un tanto confundido pues no existía claridad en la información que se nos daba, no concordaban los datos, se maquillaban las estadísticas...la impresión en general era de engaño y confusión. Muertes y más muertes, familias desoladas sin poder acompañar a sus enfermos o personas fallecidas. Se vivieron meses de gran angustia y soledad.Por aquel entonces mi nexo de unión con el mundo era a través de video llamadas con la familia y las redes sociales, concretamente Instagram. Fue allí donde conocí a Dieguito además de otras personas, pero fue con él con quien me sentía más cómoda...como más yo. Se convirtió en poco tiempo en amigo y confidente, alguien con quien poder charlar de todo y que me hacía mucho bien, ¡mi romántico empedernido! ...
_ Buenas noches, señorita, ¿cómo estás?
_ Bien Dieguito, tuve un día duro, pero por fin puedo echarme a descansar._ Cuidate, no quiero verte mal corazón.
_ Tranquilo estoy acostumbrada. Mi vida no es tan tranquila como la tuya, vivo sola con tres niños y varios animales. Llevar una casa, el trabajo y tantas responsabilidades es difícil, pero siempre ha sido así, hasta cuando he estado acompañada por lo que ya no me asusta ni agobia.
_ Sos maravillosa. Me hubiera encantado tener una mujer como vos - le afirmaba él.
_ ¿Vives solo? - pregunté con curiosidad.
_ Con mi hijo. Hace más de tres años que me separé y no he vuelto a estar con ninguna mujer.
_ ¿En serio? ...no podría imaginarlo de un hombre como tú- le dije con asombro.
_ Pues sí, mi vida tampoco ha sido fácil. Hay un antes y un después, ya nada ha vuelto a ser igual - le respondía Diego con un halo de tristeza.
Aquellas palabras me sorprendieron y sentí pena por él y mucha curiosidad. De repente su tono de voz se tornó triste y no supe cómo consolarle. Teníamos tanta afinidad que comenzamos a mostrarnos el corazón el uno al otro.
_ Dieciocho años con la misma mujer y de repente todo se echó a perder- le contó.
Ese dato me gustó porque evidentemente era un hombre de familia tradicional, no de estas personas que van de flor en flor sin atarse a nadie. ¿Qué le habrá ocurrido para notarle tan abatido?. Le estaba tomando tanto cariño que quería ayudarle, quería que se desahogará conmigo pues sabía que le costaría más salir de ese hoyo en el que estaba metido. Un corazón herido que tenía mucho que cicatrizar y que quizás desahogándose, aliviaría su pesar...
No hubo muchas conversaciones pues nos faltó tiempo, pero sí que fueron muy intensas y profundas...siempre como amigos. Pero un día de buenas a primeras Diego desapareció de la red. Ya no estaban sus poesías ni su perfil, nunca nos pedimos el teléfono por lo que no tenía ningún otro medio para comunicarme con él.
Pensé en lo peor. Me había dejado caer tantas cosas sobre su vida que estaba bastante preocupaba, - ¿le habría pasado algo?. No entendía por qué no me había avisado ni me había dicho nada. Lo busqué, pregunté por él, pero pasaron días y meses y no volví a saber más del romántico empedernido que estuvo a punto de robarme el corazón.
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AMOR EN TIEMPOS DE PANDEMIA
RomanceEsta es una historia de amor que se inicia durante la pandemia y se perpetúa a lo largo del tiempo y a más de diez mil kilometros de distancia, a golpe de corazón y verso. Dos almas gemelas en diferentes países, con diferentes culturas, políticas...