Capítulo 3. Solo

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"luego te cuento"

Luego te cuento. Así. Sin vaselina. A lo hecho, pecho. Con falta de mayúscula inicial y de punto final para cerrar. Es evidente que Olivia ha mandado ese mensaje rápido, muy rápido, pero tratando de no cometer ninguna incorrección de las más obvias.

Los ojos verdes de Saskia se pasean nerviosos de un lado a otro de la conversación por mensaje privado más insulsa que ha tenido en su vida con la sensación de que no obtendrá ninguna otra respuesta por parte de su mejor amiga en toda la noche. Suspira apesadumbrada. Olivia nunca la deja en visto. Jamás. Pero esta respuesta se parece bastante a eso mismo y sirve de impulso a las serpientes inquietas que se retuercen en su estómago tan sólo con pensar en la idea de puede haberle pasado algo grave o sentirse tan mal como ella en este momento.

Las dos tienen un grupo aparte junto con Melanie. Siempre hablan y ultiman las ideas para las quedadas o cualquier otra cosa por ahí antes que a través del grupo en el que también están los chicos —Alex y Michael—, pero esta vez Olivia sólo ha contestado al chat privado con Saskia, y probablemente, sólo lo ha hecho porque la morena ha estado insistiendo con un par de preguntas acerca de su estado de ánimo desde que Alex comentó por la mañana en el chat general que no asistirían a la cena.

Saskia no tiene un por qué. Tiene que conformarse con la pobre promesa de que su amiga se lo contará luego, pero le cuesta demasiado no preocuparse cuando la conoce mucho más de lo que la propia rubia cree. Traga saliva, visiblemente incómoda, y se resigna a guardar su móvil de nuevo en el bolso. La barra del pub no es el mejor lugar para ponerse a examinar con ojos de cachorrito la pantalla de un teléfono o empezará a dar lástima.

Mira alrededor con disimulo mientras espera que alguien le atienda. No lleva mucho tiempo esperando —de hecho, casi acaba de llegar—, pero siente la garganta lo suficientemente seca como para impacientarse. Por supuesto, no quiere ni pensar en la posibilidad de que la inquietud con la que carga se deba a su visceral preocupación por Olivia; es mejor abrazar la excusa de que, simple y llanamente, la cena le ha dado sed.

Melanie y Michael se han ido. No han querido continuar la fiesta con ella. Son una pareja relativamente tranquila —o eso intentan— y se han ido a casa. Saskia supone que, además, no les apetece pagar horas extras a la niñera. Han compartido taxi los tres desde la salida del restaurante, pero luego se han divido a mitad de camino. Por supuesto, Saskia ha pagado su parte correspondiente al trayecto y ahora está sentada sola en la barra pegajosa del pub de ambiente por el que suele dejarse caer cuando sabe que volver a su apartamento sólo le garantizará sentirse como una completa mierda.

Ninguno de los dos integrantes del matrimonio le han reprochado nada sobre lo de Ronald de camino al pub, pero Saskia ha empezado a sentirse mal por Anne en cuanto ha tenido un puñado de minutos para reflexionar en silencio durante el mencionado trayecto. A lo mejor la de esta noche no ha sido su intervención estrella, a lo mejor no tenía que haberse comportado como una completa bocazas y a lo mejor debía de haber destrozado la fantasía de sororidad en la que las mujeres parecían haberse embarcado desde que Anne les contó su problema. A lo mejor. Y solamente "a lo mejor" porque no puede evitar seguir pensando que realmente ella no ha dicho nada durante la soporífera cena y que el imbécil de Ronald se ha puesto en evidencia él solito. Y a lo mejor —como prácticamente siempre— Saskia vuelve a recaer en su propia manía de darse la razón a sí misma porque, evidentemente, esta vez la tiene y es plenamente consciente de ello. A pesar de todo, admite que su actitud durante la pequeña discusión pueda haber contenido ciertos matices reprochables. Pero no lo dirá. No lo reconocerá en voz alta. Ni falta que hace.

Repiquetea con las uñas —perfectamente cortadas y limadas antes de salir de casa, pero ahora algo más descuidadas por culpa de un par de mordidas tras la ausencia de mensajes de Olivia— sobre la superficie de la barra teniendo un excesivo cuidado con que las mangas de su abrigo no rocen cualquiera de las manchas pegajosas que aún nadie ha limpiado. No se lo ha quitado y puede que ni siquiera lo haga si tardan mucho en atenderla. Se irá sin mediar palabra. Ya encontrará algo en su mueble bar.

Mesa para dos [Supercorp AU / SaskiaxSadie]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora