Nadie engorda tanto sin saberlo

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Era un viernes por la mañana cuando el sol se comenzaba a salir, tranquilo un jovén de cabellos rubios y dersa piel, descansaba sobre su cama dormitando al rededor de un montón de envolturas de dulces tamaño familiar y un par de cajas de pizza; repentinamente su sueño se vio interrumpido por el rudo sonido del despertador, aquello no logro ser suficiente inspiración para levantarse por lo que simplemente se dio la vuelta para seguir durmiendo esperando que se callara, pero no lo hizo, el aparato no dejo de hacer ese insoportable ruido una y otra vez, por lo que furioso se quitó las sábanas y lo apagó, ya estaba más que despierto, con desinterés empezó a estirarse y cambiarse, urgo en el cesto de ropa sucia para sacar unos enormes legins deportivos; se comenzó a cambiar notando la enorme dificultad que esto significaba, pues entre su pierna regordeta y sus brazos gelatinosos, había un enorme bulto de grasa que obstaculizaba toda acción, pronto el legins por más elástico que fuera se quedó atorado en sus rodillas, y viendo el enorme trabajo que significaba alcanzarlo sentado, se paró únicamente para tratar de subirlo con mucho esfuerzo, pues cada que la prenda subía, lo único que hacía era apretarse a cada mínimo detalle que tenía su cuerpo, aunque usarlo le hacía sentir un poco más delgado, seguramente de tanto que lo apretaba; pronto estaba listo de la parte baja, algo incómodo si le preguntaban, pues el enorme legin atrapaba una de sus lonjas inferiores recién formadas; se dispuso a seguir con sus preparativos y comenzó a buscar algo que ponerse arriba, pensó en quedarse así y bajar a desayunar algo pero a su mente vino la conversación que había tenido hace no mucho con su amigo
" - ¡ESTÁS MUY GORDO!- aquel grito se había escuchado por todo el restaurante causando miradas extrañadas de todos que volteaban a ver la escena, de un obeso hombre devoraba emocionado aquella hamburguesa manchando su cara, Y a su lado, un delgado casi musculoso joven de pelo café y largo, que simplemente permanecía furioso

- Claro que no ¿Qué dices? - dijo el contrario fingiendo demencia mientras se metía la hamburguesa a la boca comiendo con completa seguridad

- Jackson mírate, no estás gordo, estás obeso, me voy seis meses y te vuelves un cerdo completamente enorme - dijo mientras se masajeaba la sien - la última vez dijiste que te pondrías a dieta -

- Y claro que lo estoy, pienso salir a correr todas las mañanas - el contrario se relamia sus gordos dedos uno por uno disfrutando el sabor de la comida sobrante en ellos

- ¿Siquiera puedes correr en ese estado? Te vi sudando cuando llegaste aquí - atentó observó como levantaba la mano para pedir otra orden de papas fritas

- Relájate Martin, solo ... Me agito un poco al caminar es todo, ya la semana que viene empezaré - dijo posando la mano sobre su enorme estómago, que comenzaba a acercarse peligrosamente a la mesa, el contrario observó aquel detalle y soltó un suspiro pesado

- Mira, iré cada semana a tu casa, y más te vale haber bajado esa panza aunque sea una libra por fin de semana - amenazó el contrario con seriedad

- Claro, sin problemas - realmente Jackson no lo había escuchado, estaba mirando atento a la camarera que se acercaba con su orden de papas

- ¿Estás seguro?-

- Por supuesto - dijo antes de comenzar a comer las papas con su puño "

Miró atento su estómago en la actualidad, ya habían pasado dos semanas y realmente no se veía más delgado, no es como si hubiera estado gordo en un principio, seguramente su amigo solo estaba exagerado un poco, trasculco entre su ropa y atento sacó una camisa sin mangas y una chamarra deportiva, se colocó la camisa sintiendo como dejaba libre la parte delantera de su estómago, pero aquello le pareció de lo más normal, por lo que lo ignoró y siguió con la chamarra; el broche se sintió fácil de subir a comparación con otras prendas, lo que lo hizo sentir confiado, quizá si había perdido algo de peso; rápidamente sus ilusiones se fueron a la basura cuando sintió como la cremallera se partía en dos, miró el cierre que seguía en su lugar; la chamarra no se había abierto, busco por la habitación su espejo y allí estaba, frente a su enorme cuerpo la chamarra dejaba expuesta un enorme hoyo especificamente en el área de su panza, aquello lo puso nervioso, ¿Y si realmente estaba gordo? ¿Será que Matin no estaba exagerando? ¿Y si realmente había subido un par de libras? Seguramente eso explicaria por qué el número de su talla no había echo más que crecer, así como su apetito y porciones de comida; Por un momento la imagen en el espejo reveló su enorme ser, hundido en kilos enteros de grasa completamente inútil, pero rápidamente aquella idea fue nublada por un Jackson un poco regordete, probablemente solo había subido un poco de peso, pensó, nada de lo que asustarse, los accidentes pasan y la ropa deportiva no siempre es de la mejor calidad; se abrió la chamarra y simplemente salió confiado a la calle, debía perder algo de peso, no estaba tan gordo después de todo, más para su lástima, bastó menos de una vuelta a la manzana para fatigarlo, pronto el sudor se hizo presente y el cansancio lo alcanzaron, se recargó en la pared mientras buscaba sanar el sudor de su frente, miró abajo y observó la enorme mancha de sudor en su camiseta, inconscientemente intentó bajarla un poco para ocultar su obesidad, según su mente él seguía en buen estado físico, más pronto un amable aroma inundó sus fosas nasales, emocionado levantó la vista para ver a lo lejos un delicioso puesto de comida callejera, que apenas iba ofreciendo amablemente los desayunos, pronto su hambre apareció y su panza rugió por ella, pensó un momento en eso, se supone que debía perder peso, para algo había salido a correr, de nuevo su panza rugió y está vez fue ella la que opinó: el estar en forma requiere de mucho esfuerzo, debes estar bien alimentado para ello; solo será un ligero desayuno, es la comida más importante del día después de todo no te la puedes saltar; solo estás un poco gordo un postre no hará daño. Pronto se encontraba frente a la mesa esperando su orden de desayuno, que consistía en dos platos de hoy cakes, una canasta de panes, malteadas y leche para bajarlos y por supuesto ocho molletes para superar lo dulce y un jugo para pasarlo todo, estaba emocionado esperando su orden cuando su panza rugió, Jackson simplemente le dio suaves palmaditas para que se calmará, ¿De dónde sacaba tanto apetito? Quizá era de ese tipo de personas que por más que come no terminaban de engordar, miró el reflejo de su persona por la sofisticada ventana del lugar, observando la distancia que tenía que haber entre la mesa y su panza, y sobre todo, como habría ligeramente las piernas para dejarla escapar, pronto la imagen mental volvió a mostrar a un chico en buena forma, a lo cual el sonrió contento

- Su orden - el camarero colocó los diversos platos en la mesa y simplemente se marchó sin decir una palabra, a lo cual Jackson simplemente se relamia los labios emocionado, baño los panqueques en miel y pidió más crema batida; con su tenedor se metía uno entero a la boca, y casi sin masticar se lo comía esperando a que el siguiente llegará, era una sensación excitante hasta cierto punto, sus papilas gustativas se deleitaron con cada mordida y lo único que hacía era pensar en cuan rico estaba, nisiquiera se preocupó cuando ambos platos habían desaparecido de su vista, era como entrar en un trance, se limpió y tomó de una el vaso de leche, miró atento que aún le faltaba el resto de la orden por lo que no pensó en detenerse, no tenía hambre pero jamás admitiría eso, comía solo por comer, por sentir el éxtasis del pan derretirse en su lengua, como el azúcar de la malteada lo hacía sentir más pesado e hinchado, y la vainilla en ella solo le daba placer y relajación, sentía como cada grasosa mordida a los molletes era simplemente una explosión de sabores completamente nueva, pero bien equilibrada y suave, la fusión de todo lo que estaba bien en este mundo bañado en grasa y sazonado con la frescura del tomate, crujiente y suave a la vez, era maravilloso. Pronto había terminado con el estómago a tope, comer era lo mejor del mundo, nisiquiera se había percatado de las sorprendidas miradas de todos a su alrededor rededor, simplemente se masajeaba la panza para que todo fuera más fácil de digerir y pudiera volver a comer más, quería comer más, sus antojos no se lo iban a negar. Soltó un fuerte eructo mientras presionaba toda su grasa, más aquel brusco movimiento bastó solo un poco de tiempo para que las patas de metal sobre las que se estaba recargando se doblaran bruscamente, aquello lo asustó y en menos de lo que su cerebro pudo procesar se encontraba tirado en el piso de la cafetería,... ¿Qué es lo que había echo? Aún algo lleno de trato de mover para pararse y ver lo que ocurría ... Aquello fue completamente inútil, estaba atorado en el piso

- Permítanos ayudarle - los trabajadores del lugar se acercaron a su enorme persona y poco a poco lo cargaron para que pudiera sentarse, y una vez así, pudieron ayudarlo a pararse

- ¿Qué ha pasado? - se atrevió a preguntar Jackson mientras su estómago hinchado y rojo se quedaba expuesto en su delgada camiseta sin mangas

- emmm.... Parece que ... Usted... Rompió ejem... Una de nuestras sillas - el que parecía ser el gerente miraba sorprendido como sus trabajadores simplemente recogían los sobrantes de esta

- ... Por supuesto que no- aquella respuesta sorprendió a todos los presentes - Sus sillas seguramente son de terrible calidad, me temo que lamentable no volveré a este establecimiento - furioso Jackson comenzó a caminar como pudo, furioso a la entrada ¿¡Cómo se atrevía a insinuar aquello?! Solo alguien con una obesidad mórbida sería capaz de hacer algo así, nadie que tuviera sus medidas de "chico robusto" sería capaz de romper una silla, era una incoherencia enorme, pronto llegó a su casa que no se encontraba ni a una esquina del restaurante; enojado a más no poder se quitó las prendas superiores y se aventó cansado al sofá, observó el televisor y estuvo apunto de prenderlo cuando observó su reflejo en él, su enorme panza estaba allí otra vez, tres enormes capas de grasa una tras otra, una enorme papada que se confundía con su bello rostro hundido en sus enormes cachetes y la grasa de su cuello, se atrevió a seguir mirando atento aquella forma... Era un obeso de esos que salían en la televisión, de aquellos que no podían pararse por cuenta propia y tenían enormes cantidades por peso, pensó en eso, ¿Hacia cuánto no se subía a una báscula?, busco en su memoria el el joven Jackson apareció en su memoria, uno en buen estado, aquel que para celebrar su independencia celebro con una enorme comida, aquel que Martin regañaba por sus porciones tan grandes de comida

"-relaja Martin, mírame sigo perfecto, además esto lo puedo perder rápido nada me va a pasar- "

Aquellas palabras se le quedaron en la cabeza, recordó todas las noches donde vacío el refrigerador, donde de una sentada se comía un pastel para cuatro personas, el estómago que poco a poco había ido creciendo haciendo espacio para cada vez más comida, comida que él no tenía problemas en ingerir, entre tanto y tanto, cuando la báscula marco 68 Kg, en lugar de sus usuales 54 Kg a inicios del año pasado, se preocupó, pero no hizo nada más que tirar la báscula para nunca más volver a subir a una ¿Cuánto debía pesar ahora? ¿Que tan lejos estaba? Nervioso empezó a transpirar, se había vuelto enorme, demasiado, más pronto la imagen en el reflejo del televisor se volví a difuminar, volviendo a mostrar al Jackson de sus recuerdos, jajajaja ¿En qué estaba pensando? Es imposible que alguien engorde tanto sin darse cuenta, debió ser su mente jugándole una mala pasada. Abrió un par de bolsas enormes de papas y prendió el telévisor, ya luego vería que haría con Martín y con la dieta, tenía una semana para comer como puerco y no lo iba a desaprovechar.

One Shots Feederims ( VOL. 2)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora