Hogar dulce hogar (1/3)

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Josh era un hombre de negocios, blanco, pelo rubio, resotro atractivo y masculino, y unos ojos azules no tan vivaces, opacados por sus enormes ojeras color negro y su mueca de odio por la vida en general, era alguien que viajaba constantemente, y siempre tenía la oportunidad de conocer lugares nuevos, llenos de cultura y amabilidad, más se sentía vacío por dentro, todos esos lugares eran geniales sí... pero era como ser un perro sin hogar, yendo de casa en cada, sin tener un hogar al que regresar, pero Josh tenía un hogar, sus videojuegos, como cualquiera podría decirse, disfrutaba de pasar horas jugando en su teléfono un viejo juego de batallas en línea, era como llevar una casa en el bolsillo, más todo cambió cuando entre juego y juego, conoció a Armaldo

- ¿Vienes a México? - Comentó la voz grave y profunda por el audicular

- Sí, asuntos de trabajo - mencionó con desinterés Josh, su única intención era olvidarse precisamente de ese viaje y centrarse en el juego

- Cool, yo vivo allí- comento el otro, habían estado jugando por línea un buen tiempo, y la verdad era una potencial amistad, Armando siempre se notaba emocionado de conocer a Josh más íntimamente, pero la verdad es que el joven adulto no, solo quería un amigo que le ayudará a pasar el nivel y derrotar al jefe, sin interés alguno en intimar en una relación, probablemente la razón por la que en la actualidad ni tenía ninguna - Oye... - le llamó Armando - ¿Quieres conocernos en persona? - Comentó a lo que el juego se fue a la mierda, pues Josh dejó de pensarlo, y por primera vez en todos esos 9 meses de conocer a Armando, lo escucho seriamente y tras meditarlo

- ¿Donde y cuando? - con simpleza y desinterés preguntó, dando a entender que por fin conocería a su amigo, causando una enorme sonrisa en Armando, que quedó como secreto del mismo.

Josh iba realizar formal ese día, a comparación del hombre que encontró, que iba desalineado y simple, Armando resultó ser un enorme tipo de 1.87 metro de altura, un rostro firme y un cabello corto, únicamente opacado por su barba qué decorada su personalidad desinteresada y feliz, su piel era morena y sus ojos verdes, era sonriente y amable se notaba que estaba contento con todo lo que le sucedía, por más accidental que fuera, ambos eran polos opuestos, y así como suena, eran la pareja perfecta, no tardaron mucho tiempo en llevarse bien, demasiado bien, Josh empezó a tener un lugar al cual volver cada que salía de viaje, el viejo departamento de Armando, que compartía con su desagradable rommie marihuano, pero Josh dejaba pasar ese horrible olor que llenaba el lugar, con tal de pasar la noche en casa del mismo Armando, poco a poco se hizo cada vez más cercano, y los papeles se intercambiaron, con Josh siendo de lo más cariñoso, mientras Armando por el contrario era vagabundo y desinteresado, o al menos eso descubrieron cuando se hicieron novios, pues de un par de sonrojadas a besarse a escondidas en la cocina de Armando era un cambio radical, pero hubo otro

- ¡OYE ARMANDO! - gritó la voz carraspera del chico de nombre desconocido por toda la casa

- ¿Si? - con calma, el mencionado se separó del meloso Josh a sus pies qué besaba su abdomen y rostro con entusiasmo

- Me voy a mudar aurita - caminó a la puerta ignorando a los amantes

- ¿¡QUE?! - Con repentino susto Armando se paró y le cubrió la entrada- ¡No puedes irte así nada más! - regañó con odio - ¿Qué hay de tus cosas -

- Las posesiones son alto superficial hermano, tome todo lo que necesito y lo metí a la furgoneta, el resto puede quedárselo Miguel - Con desinterés caminó ignorando a Armando furioso

- ¿Quién carajo es Miguel?- regañó

- Yo, soy Miguel - de la entrada un amable chico de corta estatura, regordeta figura y piel pálida se presentó, llevaba unos pantalones limpios, un suéter de franela y una enorme maleta café en los brazos; contratando con todos los presentes

One Shots Feederims ( VOL. 2)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora