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ᵂᵉˡᶜᵒᵐᵉ ᴴᵒᵐᵉ

UNA ADOLESCENTE DE 16 AÑOS se encontraba guardando sus prendas en un bolso con emoción, finalmente el campamento había acabado y volvería a su hogar después de haber pasado todo el verano allí, ansiaba volver a ver a todos sus amigos y sobre todo a su familia, quería volver a su hogar.

Termino su último bolso, lo cerro y lo cargo saliendo de la cabaña con prisa, se dirigió a un bus donde varios adolescentes estaban reunidos guardando sus maletas y despidiéndose de sus amigos para volver a sus hogares.

Se acercó a su amigo Ethan, él la esperaba junto a su amiga Alice, para su suerte ellos no vivían tan lejos de Priscilla, asi que los vería seguido.

—¿Listas para volver a casa?—pregunto él, recibiendo un asentimiento lleno de emoción por parte de ambas chicas.

Priscilla ansiaba desde hace tiempo volver donde su familia y amigos la esperaban.

En el viaje se habían dedicado a hablar sobre sus familias y amigos, cierto nombre no fue pasado desapercibido para ambos amigos de la chica.

—¿Entonces y que hay de ese tal Malachi?

A Priscilla le tomo desprevenida la pregunta, en todo el verano no había pensado en él, desde el momento en el que piso el campamento se enfoco en sus actividades y nuevas amistades, claro que los primeros días seguía pensando un poco en él pero después de un tiempo lo olvido de manera romántica, había tenido bastante tiempo para pensarlo, admitía haber quedado completamente, locamente flechada por Malachi cuando niños pero nunca tuvo oportunidad, era más que obvio que él jamás mostraba señales de interés hacia ella incluso a el pasar los años, le costó aceptar que él jamás podría mirarla de esa forma pero era lo mejor y con el tiempo dejo de doler, aún era joven y prefería tomar tiempo en otras cosas muchísimo más productivas que un estupido pequeño enamoramiento.

—No hay nada con él, ya ni siento nervios por oír su nombre.—afirmo con seguridad la chica castaña.—Quiero recuperar el tiempo con mis otros amigos, además podríamos juntarnos entre todos y salir o no lo sé, no creo tener tiempo para volver a sentir algo por él, pasado pisado.

Sus amigos asintieron, sonriendo felices por su amiga al ver la seguridad que mantenía en sus palabras.

Malachi era cosa del pasado, no más que un simple crush cuando era niña, pero ella ya no era una niña ilusa, debía cambiar de página y aceptar que solamente era su amiga y no más.

































































—Finalmente, hogar dulce hogar.—bajo del bus con sus bolsos y miro a sus amigos.—Mis padres me están esperando pero nos vemos dentro de estos días, ¿cierto?

—Claro que si, no te librarás de nosotros tan fácil.—le sonrió Ethan, ella soltó una risa y les dio un corto abrazo.

Miro nuevamente donde sus padres, ellos sonrieron al verla y la envolvieron en un fuerte abrazo.

—¡Dios mio, siento que ha pasado un año, mírate estás más alta!—pronunció su padre mientras acariciaba su cabello.

—Tengo una cena bien preparada de bienvenida, te hemos extrañado tanto.—le sonrió su madre.

Subieron al auto donde el viaje a su hogar emprendió, la música sonaba en el estéreo, Please pleace, please let me get what o want de The Smiths acompañaba el viaje mientras Priscilla iba charlando sobre el campamento a sus padres y prometió presentarles a Ethan y Alice uno de aquellos días, sus padres rápidamente notaron el desarrollo en la personalidad de ella, estar en otro ambiente la volvió habladora y expresiva, antes era difícil desarrollar una charla con Priscilla, pues era demasiado tímida y no soltaba más de 5 palabras, pero ahora se mostraba más charlatana, en el campamento Ethan había impulsado aquello.

—¿Emocionada por ver a tus amigos devuelta?—pregunto su madre mirándola por el retrovisor.

—Si, estoy bastante feliz de volver a verlos.—sonrió Priscilla.

La chica tarareaba al ritmo de la canción mientras miraba por la ventana, sus padres sonrieron con complicidad.

El trayecto fue tranquilo, después de unos 10 minutos llegaron a la casa, Priscilla bajo del auto emocionada y agarró su bolso pesado para entrar a la casa, realmente no se sentía tan cansada como para solo entrar y dormir.

—Dejame ayudarte con el bolso, pequeña.—su padre tomo el bolso entre sus manos y luego la miro.—¿Que llevas aquí? Parece que cargas ladrillos.

—Es ropa y maquillaje nada más.

—¿Cuánto maquillaje?

—Pues, solamente el necesario.

Su madre soltó una carcajada mientras caminaba a la entrada.
Al abrir la puerta, su gatito Louis salto sobre ella.

—¡Aaw!—Priscilla acaricio el pelaje naranja de este mientras el pequeño animal ronroneaba de felicidad.—¿Por qué Louis está más flaco?¿Olvidaron alimentarlo?¿Sufriste mucho Lou sin mi?

Antes de que sus padres dijeran algo, las luces del comedor se prendieron iluminando el lugar decorado con globos.

—¡SORPRESA!—sus amigos y familiares sonrieron dándole una bienvenida.

Vaya, y ella pensando que no la habían extrañado tanto.

Ariana fue la primera en correr a abrazarla, correspondió su abrazo dejando a Louis sobre el suelo.

—¡Te extrañe tanto Pri!—le sonrió la chica.

—Yo igual, Ari.—sonrió la chica abrazandola con fuerza.

Ariana era su amiga más cercana, ella sabía cada pequeña cosa sobre Priscilla y viceversa.
Todos comenzaron a acercarse a ella recibiéndola con un fuerte abrazo. Sus amigos sonrieron contentos de tenerla devuelta, incluso se la notaba más alegre que antes.

—Hey.

Reconoció esa voz en un segundo, volteo a verlo. Malachi sonrió hacia ella, jamás admitiría que había extrañado a la chica.

—Que bueno verte, Malachi.—le sonrió la chica recibiendo un corto abrazo por su parte.—Wow, hasta llevas cabello rojo ahora, cuánto me he perdido.

Él soltó una risa.

—Ni de tanto, te aseguro.—aseguro.—De todas formas le pondré al corriente.

—Seguro.

Para Priscilla fue tranquilizador no sentir aquel latido fuerte de su corazón, sus manos ya no sudaban y sus piernas no temblaban.

Sin dudas Pipi había vuelto, pero no la misma antes de irse, noto algo de indiferencia hacia él mientras conversaba con sus amigos, no era la misma chica que solo centraba su atención en él y eso era extraño para él, sin embargo no quiso darle tanta importancia. Después de todo lo único que importaba es que Pipi había vuelto.

𝐂𝐇𝐀𝐍𝐆𝐈𝐍𝐆 𝐑𝐎𝐋𝐄𝐒, malachi barton Donde viven las historias. Descúbrelo ahora