𝗜𝗡𝗘𝗙𝗔𝗕𝗟𝗘 ⁽ᵍⁱᵃⁿⁱ ᵒᵈᵒᵍᵘᵃʳᵈⁱ⁾

𝟷𝟾. 𝚊𝚖𝚒𝚐𝚊 𝚍𝚎 𝚘𝚛𝚘

Miro la expresión pálida de Lara, para después sentir como pasa por al lado mío para ir hacia el hombre que estaba unos cuantos metros de nosotras.

Cuando caí en cuenta de todo lo que podía pasar fui rápidamente atrás de ella, viendo cómo mi amiga agarraba a Sebastián haciendo que esté se separe rápidamente de la mujer con la que estaba, que era nada más ni nada menos que la amiga de fierro de Tatiana.

–Sos un hijo de puta–. Escucho como lara lo putea y ellos se encuentran tiesos mirándola.

>>no te quiero ver nunca más en mi vida–. Le sigue diciendo con los ojos totalmente llorosos.

–Para lara–. Le dice Tatiana tratando de agarrarle el brazo pero yo la aparto mirándola con mi mejor cara de orto, ahora me cuadran muchas cosas.

–¿Y vos?, ¿así te hacías llamar mi amiga?–. Le dice con una expresión muy dolida.

–Ya está lara, no valen la pena–. Le digo abrazándola e obligándola a que salgamos de ahí, no sabía mucho que hacer tampoco quería armar papelones frente a tanta gente.

–Olvídense de mi, no nos quiero ver nunca más–. Le termina diciendo lara y yo simplemente le doy una mala mirada llevándome a Lara de ahí.

Voy abrazándola mientras caminamos a la salida y siento como cada vez llora más fuerte, cuando estamos afuera y por fin dejamos de escuchar los parlantes reventándonos los tímpanos me pongo delante de ella para hablarle.

–Hijo de puta le queda corto–. Es lo primero que digo–. Tranquila, respira conmigo y saca todo lo que quieras–. Le termino diciendo.

Ella asiente respirando profundamente, y me acerco a abrazarla fuerte–. Me duele por ella, todas las veces que lo llore a él con Tatiana y ella cogiéndoselo–. Me dice contra mi cuello.

Le hago caricias en el pelo diciéndole un par de palabras de aliento aunque tampoco la quería ahogar con eso, a veces haciéndole saber a las personas que estamos ahí es más fácil.

–¿Vamos a mi casa?–. Le pregunto después de unos minutos que ya está más tranquila.

–No, vamos a otro lado–. Me dice limpiándose las lágrimas rápidamente. La miro con una mueca.

–No se, para mí es mejor que vayamos terminemos de comer el helado y listo–. Le termino diciendo, no sé si salir después de que tu novio te haya cagado con tu mejor amiga es lo mejor pienso, pero claramente no lo digo, no quería arruinarle más la psiquis.

–Dale Sabrina, no quiero pensar ahora–. Me dice con un tono de súplica, asiento un poco duditativa.

Agarro mi celular y le escribo a la única persona que estoy segura que iba a estar en una joda ahora mismo. Giani obvio.