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En realidad, no hubo mucha diferencia antes y después de su ruptura.

Zhang Hao tenía su equipaje tirado en la sala de estar, mientras Hanbin lo ayudaba a empacar sus pertenencias, como si Zhang Hao simplemente se fuera a realizar un largo viaje por un tiempo indefinido.

Llevaban mucho tiempo viviendo juntos. Compraron muchas cosas juntos y usaron las posesiones del otro de manera intercambiable. Las cosas alguna vez estuvieron demasiado claras entre ellos.

Al final, la maleta de Hao sólo contenía algunos archivos y algunas prendas, con algunas fotografías impresas de ellos juntos metidas al azar en su libro de coreano.

De su vitrina, tomó algunas medallas de las competencias de baile y se quedó mirando aquel objeto brillante que representaban el primer puesto.

Hanbin tenía un futuro brillante, eso estaba claro.

Zhang Hao se lo recordaba seguido junto a un "Hanbin, no sé por qué estás conmigo cuando yo no...". Todo lo reducia a un futuro brillante o un Zhang Hao que lo encandilaba.

Luego tomó una medalla plateada.

Sung Hanbin tomó la mano del mayor, como si preguntara por qué.

— Mm no, el oro te sienta mejor — Sung Hanbin tomó una medalla dorada y se la entregó — Esto es para ti, por favor, acéptalo.

Hao miró el objeto, con forma de estrella, que era como un regalo para memorizar su ruptura.

En estos años, siempre había recibido accesorios que le pertenecían a Hanbin. Anillos, collares, ropa, etc.

Todo lo que Hanbin pudiera compartir, Hao lo tomaría como suyo.

Además a su novio (ex) siempre le gustó comprarle regalos. Simplemente usar uno o dos de ellos era suficiente para hacerlo feliz.

— Hanbin-ah... cuídate.

También fue Zhang Hao quien acompañó a Sung Hanbin cuando se cortó el pelo antes de alistarse. A Sung Hanbin le cortaron el cabello hasta que quedó una fina capa y le afeitaron sus hermosas patillas.

Zhang Hao no pudo evitar reírse mirándolo. Qué tonto y estúpido parece.

Después del corte de pelo, salieron a comer. Mientras caminaban, Zhang Hao naturalmente tomó la mano de Hanbin.

No fue hasta que sus dedos se entrelazaron que de repente se despertó, soltando su mano alarmado.

Esto está mal. Ahora solo somos amigos.

La cara de Zhang Hao estaba roja de vergüenza.

Él fue quien inició la ruptura, entonces, ¿qué estaba haciendo exactamente?

— Está bien, Hao... — Sung Hanbin sonrió amargamente. — Yo tampoco estoy acostumbrado...

Se sentaron en silencio y terminaron su almuerzo sin decir palabra, incómodos hasta el punto de no saber qué decir.

— Um, ¿vas a informarles a tus fans en unos días?— Zhang Hao finalmente habló, sin poder soportar la atmósfera.

— Me presentaré primero, entrenaré durante dos semanas y luego tendré un descanso de dos días. El verdadero alistamiento es después del descanso.

— Oh — Zhang Hao asintió levemente, — ¿será publicitado? ¿Vendrán fanáticos?

— Creo que es mejor hacerlo en silencio. Dejaré que mi familia lo anuncie cuando esté completamente alistado — Hanbin respondió seriamente.

— Eso es bueno. Evitarás causar conmoción — Zhang Hao dejó sus utensilios — Entonces iré y te despediré.

— ¿Tú vas a volver por mí? — Sung Hanbin hizo una pausa por un momento, un sentimiento indescriptible se filtró en su pecho.

— No me iré tan temprano — Zhang Hao sacudió la cabeza. — Pero si no quieres, está bien. 

Ya habían roto, tal vez fue un poco inapropiado querer ir a despedirlo.

— ¿Cómo podría? — Sung Hanbin le sonrió cálidamente. — Estoy feliz por eso.

Aunque lo que se dijo fue que simplemente lo iría a despedir, el día que Hanbin terminó su entrenamiento, Zhang Hao estaba nuevamente en su casa.

Sólo habían pasado dos semanas, pero sintió que Sung Hanbin realmente se había bronceado y adelgazado, así que preparó un poco de caldo de cerdo y patatas.

— No recibirás un trato tan bueno en el futuro — Murmuró mientras tomaba un trozo de cerdo para Sung Hanbin. — Come un poco de carne y recupera algo de energía.

Hanbin le sonreía estúpidamente.

El murmurador y molesto Zhang Hao seguía siendo tan lindo. Si seguía buscando, todavía se enamoraría de él otra vez.

Ya era bastante tarde después de cenar. Cuando Zhang Hao quiso irse, Hanbin le tomó la mano.

— No te vayas, Hao. — Hanbin lo persuadió lindamente. Este movimiento nunca le ha fallado.

— Incluso si me quedara, no hay forma de dormir — Zhang Hao se encogió de hombros. No tenían habitación de invitados y no es como si pudieran dormir juntos.

— Tu espalda no está bien. Dormiré en el sofá.

— No seas estúpido. Debes estar cansado después de estas dos semanas. Necesitas descansar bien. — Zhang Hao ya no quería discutir con él. Intentó soltarse la mano, pero sólo la apretó con más fuerza.

— Hyung, te extraño mucho. No te vayas... — Sung Hanbin se levantó para abrazarlo por detrás, apoyando su barbilla en su hombro.

Zhang Hao casi podía escuchar el corazón palpitante presionado contra él.

Zhang Hao dejó algunas cosas cuando hizo las maletas antes. Sin muchas opciones, se lavó y se puso el pijama, recostándose junto a Hanbin.

No intercambiaron palabras entre ellos. Simplemente se acostaron uno al lado del otro, con los hombros tocándose, mirando el cielo fuera de la ventana. Había tantas estrellas titilando esa noche.

Cuando despertó, Zhang Hao descubrió que estaba fuertemente abrazado por Hanbin. Se cubrió la cara con una almohada.

Los siguientes dos días, aparte de no tener relaciones sexuales, lo pasaron como siempre.

Se acurrucaron juntos viendo televisión, comiendo comida para llevar y bebiendo grandes botellas de Coca-Cola Zero, casi como si estuvieran tan felices como cuando se acababan de enamorar.

La idea de "¿Deberíamos volver a estar juntos?" Había dado vueltas en su mente innumerables veces, atascado en su garganta, pero nunca terminó expresándolo.

Zhang Hao, cobarde, pensador excesivo. Tenías demasiado miedo para imaginar un futuro incierto. No quería creer en promesas pasajeras. Sólo podía dar pasos cautelosos y explorar lentamente por su cuenta.

— Ten cuidado en el ejército, no entres en conflictos con los demás y no seas demasiado duro contigo mismo. — Zhang Hao enderezó el cuello de Hanbin y le dijo una frase a la vez — No te enfermes. Vuelve sano y salvo.

— Te veré otra vez, ¿verdad? — Hanbin agarró la delgada muñeca de Zhang Hao.

— Creo que sí. — Zhang Hao se mordió el labio.

Esa mañana el viento era frío.

Zhang Hao permaneció en su lugar, observando en silencio la espalda de Hanbin, saliendo paso a paso, con la nariz agria y los ojos ardiendo.

Hanbin-ah, digamos adiós así.

Sigue avanzando y por favor no mires atrás.

REENCUENTRO (Haobin)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora