A pesar de que a Mikey le iba bien en la escuela académicamente, socialmente era un fracaso. La mayoría de los estudiantes le tenían miedo, mientras que otra parte se sentía atraída por él, principalmente chicas. Sin embargo, ninguno de esos grupos se le acercaba: unos por miedo, otros por timidez.
Aun así, había un pequeño grupo de idiotas que decían que el "invencible Mikey" no era la gran cosa. Mikey era consciente de esos comentarios, pero no les prestaba mucha atención; él sabía la verdad, y la verdad era que nadie podría vencerlo. Sin embargo, una cosa era ignorar los comentarios y otra muy diferente ignorar un enfrentamiento directo.
Cierto chico, con un exceso de confianza, le dijo que quería pelear con él. Al principio, Mikey se negó; era una estupidez pelear con alguien obviamente inferior. Pero después de mucha provocación, accedió. Una gran parte de los alumnos se amontonaron alrededor de ambos, y aunque el idiota intentó darle un golpe, eso no funcionó. Sin mucho esfuerzo, Mikey lo noqueó de una patada. El silencio que había en el lugar fue interrumpido por los profesores, quienes agarraron a Manjiro y lo llevaron a la dirección.
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Cleo: ¡No puedo creer que me llamaran de tu escuela porque decidiste meterte en una pelea! ¡¿En qué estabas pensando, Manjiro?! ¡Siempre lo mismo contigo! ¡Crees que puedes hacer lo que quieras, que nada te va a pasar! ¡No entiendes que tus acciones tienen consecuencias, y que hay gente que se preocupa por ti!
Manjiro apretó los puños, sintiendo cómo la ira comenzaba a hervir dentro de él. Cleo siguió hablando, pero él ya no podía contenerse más.
Manjiro: ¡¿Y qué quieres que haga, Cleo?! ¡¿Que me quede quieto mientras todos hablan mierda de mí?! ¡No entiendes nada! ¡Tú no sabes lo que es estar en mi lugar! ¡Todo el mundo espera que yo sea fuerte, que no me deje vencer, y estoy harto de que todos piensen que solo porque soy quien soy tenga que soportar en silencio toda esa mierda!
Cleo se quedó en silencio por un momento, sorprendida por la reacción de Manjiro. Se notaba que su frustración no era solo por la pelea, sino por todo lo que cargaba encima. Sin embargo, ella también tenía sus propios límites.
Cleo: ¡Yo tampoco tengo por qué soportar tus tonterías, Manjiro! ¡Estoy aquí porque quiero ayudarte, pero no puedo hacerlo si sigues metiéndote en problemas como si no te importara nada! ¡¿O crees que esto no me afecta a mí también?!
Manjiro: Me tienes harto, yo no te pedí que me ayudes, yo no te pedí que te preocupes por mi, lárgate de mi vida bruja de mierda
Una cachetada se escucho en el pasillo
Manjiro: ¡¿Que mierda?!
Cleo: Si te comportas como mocoso te trato como mocoso
La habitación quedó en un incómodo silencio, ambos respirando con fuerza, sus miradas enfrentadas como si fuera una batalla. Finalmente, Cleo suspiró, bajando la voz.
Cleo: Sé que tienes tus razones, pero no puedes seguir así. Yo no estoy en tu contra, Manjiro. Solo quiero que entiendas que hay otras formas de demostrar tu fuerza que no implican golpear a alguien. No te estoy pidiendo que cambies quién eres, solo que pienses en las consecuencias de lo que haces.
Manjiro, todavía molesto, se cruzó de brazos y miró hacia otro lado, pero escuchó lo que Cleo le decía. Aunque no quería admitirlo, sabía que tenía razón en parte. Cleo, viendo que él comenzaba a calmarse, se acercó y le puso una mano en el hombro.
Cleo: No te lo digo para hacerte sentir mal. Lo digo porque creo en ti, y sé que puedes ser mejor de lo que ellos piensan. Solo... prométeme que la próxima vez lo pensarás dos veces. No por mí, sino por ti mismo.
Manjiro se quedó en silencio unos segundos antes de asentir lentamente. Aunque todavía había tensión en el aire, salieron juntos del establecimiento
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Adore me
FanfictionAl borde del desquicio total encontre un faro de luz en la oscuridad -Diferencia de edades- Cielo-magico