C10

22 4 0
                                    


Narración de Mikey:

El tiempo había pasado más rápido de lo que imaginaba, y finalmente tenía en mis manos mis notas finales. Me prometí a mí mismo no verlas hasta que pudiera compartir ese momento con Cleo. Ella había sido mi apoyo constante, mi guía en los días oscuros, y quería que fuera la primera en saberlo.

Seguí visitando al equipo que me ayudó en la carrera y tratando de comunicarme con Cleo. Le enviaba mensajes, la llamaba, y a veces pasaba por su apartamento con la esperanza de que me abriera la puerta. Pero ella siempre decía que estaba ocupada aunque algunas veces me acompaño a la pista a practicar y otra nos vimos en un parque un día que estaba bastante enojado. Sin embargo, un día, dejó de responder por completo. Mi preocupación creció y una sensación de vacío se instaló en mi pecho.

Al poco tiempo, me enteré por otros que había terminado la escuela con éxito. Mis profesores me felicitaban, me decían que estaban orgullosos de mí y que tenía un gran futuro por delante. Pero todo eso parecía no importar sin Cleo a mi lado. El día del acto de fin de curso llegó y, mientras todos aplaudían cuando acepté mi diploma, sentí una ausencia punzante. Ella no estaba allí.

Emma: Te ves algo distraído, Mikey.

Mikey: Es que... Cleo no vino.

Shinichiro:Quizás está algo atrasada.

Emma: Claro que lo está. Me muero por conocerla. Todos la vieron al menos una vez, pero Izana y yo aún no tenemos ni idea de cómo se ve.

Shinichiro: Tranquilos, ya llegará.

Pero aunque esperamos mucho tiempo, Cleo nunca llegó.

Shinichiro:Lo siento mucho, Mikey. Será mejor que nos vayamos a casa.

Nos dirigimos de vuelta a casa. Todos estaban felices por mí, pero yo me sentía vacío, como si me faltara un pedazo importante de mi vida.

Emma: ¿Qué rayos es eso?

Miré en la misma dirección que Emma estaba señalando, y lo que vi me dejó sin palabras. En el patio de nuestra casa había cientos de girasoles, todos erguidos y brillantes bajo la luz del sol. Bajamos del auto y entramos rápidamente para preguntarle al abuelo qué significaba todo eso.

Abuelo: Mikey, llegaste.

Shinichiro: Abuelo, ¿qué son todas esas flores?

Desconocido: Un obsequio.

Emma: ¿Obsequio? ¿De quién, para quién?

Desconocido: De parte de la tonta de mi hermana para ese mocoso. —me señaló con el dedo—

Mikey: ¿Hermana?

Desconocido: Me refiero a Cleo.

Mikey: ¿Cleo me mandó estas flores?

Desconocido: Sí.

Mikey: ¿Y dónde está ella?

Desconocido: ¿Qué?

Mikey: ¿Dónde está Cleo? ¿Por qué no me las da ella personalmente?

Desconocido: Oh, mierda, no sabes nada, ¿verdad?

Mikey: ¿Saber qué?

Desconocido: Cáncer.

Mikey: ¿Cáncer?

Desconocido: Sí, cáncer de pulmón. Desde los 10 años que fumaba... supongo que era cuestión de tiempo.

Mikey: ¿Qué quieres decir? ¿Está en el hospital y por eso no pudo venir, verdad?

Desconocido: No, ya no está en el hospital... ni en este mundo. Cleo no quiso recibir tratamiento, simplemente se limitó a vivir tanto como pudo con el poco tiempo que le quedaba. En el proceso, te tomó a ti bajo su tutela.

Mikey: ¿Estás jugando?

Desconocido: No. Pero me pidió que te diera una suma de dinero bastante importante y que plantara esos girasoles en tu patio. Mi hermana y yo nunca tuvimos una buena relación, pero sé que los girasoles eran sus flores favoritas, y ella quiso dejártelos a ti. También me dejó esto para ti.

El hombre me extendió un papel. Con manos temblorosas, lo abrí y empecé a leer.

---

**Carta de Cleo:**

Querido Manjiro,

Me morí. Jejeje, no me odies por esto. La última vez que nos vimos, yo estaba en una situación deplorable, y no te lo dije porque no quería que te preocupes

Quiero que sepas que siempre fui un desastre. Crecí en un ambiente donde la perfección era lo único aceptable, y me enseñaron a creer que todos los demás eran superiores a mí. Por eso trataba a todos con tanto respeto, hasta que tú me dijiste que no era necesario. Desde ese momento, empecé a ser más informal, más yo misma. Viví intentando cumplir las expectativas de los demás hasta que un día colapsé y caí en un vacío solitario y oscuro.

El día que nos conocimos, vi en tus ojos mi propia mirada de hace diez años, justo antes de caer en ese abismo. No pude evitarlo. Quise ayudarte para que no te convirtieras en un desastre como yo, para sentir que, de alguna manera, aún había esperanza para mí. Lo sé, fue egoísta. Pero no pude evitarlo.

Cumpliré con mi palabra y tendrás el dinero prometido. No sé si llegue a ver tus notas finales, pero estoy segura de que lo hiciste increíble. Eres brillante, y tienes un futuro lleno de luz por delante. Nunca dudes de ti mismo, porque yo sé que tienes un potencial inmenso. Cree en las palabras de esta borracha que, antes de irse de este mundo, solo quiso enseñarle unas pocas lecciones a alguien con un gran futuro.

Vive plenamente. No te conformes. Supera tus límites. Sé feliz. Comete locuras. Permítete ser raro. Y nunca, nunca te rindas.

En medio de mi oscuridad, encontré un faro de luz que me iluminó. Ese faro fuiste tú. Me enseñaste a reír de nuevo, a encontrar belleza incluso en mis errores, a luchar contra la desesperanza. Y aunque mi tiempo fue corto, lo viví más intensamente desde que te conocí.

Gracias por darme una razón para sonreír cuando todo parecía perdido. Gracias por ser mi amigo, mi familia, mi todo. No tienes idea de lo mucho que significaste para mí, y lo que tu presencia hizo en mis últimos días. Mi único lamento es no haber tenido más tiempo para decirte todo esto en persona, para verte crecer y alcanzar todo lo que te propongas.

Te dejo estos girasoles porque sé que son una pequeña parte de mi que siempre podrás ver y recordar. Y aunque no pueda estar contigo físicamente, siempre estaré en cada rayo de sol, en cada brisa suave, en cada decisión valiente que tomes. Sigue adelante, Manjiro. Hazlo por mí, pero más importante, hazlo por ti mismo.

Gracias por tanto, Manjiro, y perdón por tan poco.

Atentamente, 
Cleo

---

Sentí como si el mundo se desplomara sobre mí. Las palabras de Cleo resonaban en mi mente, y un torrente de lágrimas comenzó a brotar sin control. Todo el tiempo que creí que no estaba, que se había alejado de mí, ella estaba luchando contra sus propios demonios, preparando su despedida de la manera más hermosa y desgarradora posible.

Los girasoles, su símbolo de esperanza y vida, ahora florecían en mi hogar, y su luz, aunque se había apagado, seguía iluminando mi camino. Cleo no solo me había dejado un obsequio; me había dejado su corazón, su lucha y su amor incondicional. Y yo, con cada paso que diera de ahora en adelante, llevaría su memoria conmigo, intentando vivir la vida que ella siempre quiso que tuviera: libre, llena de risas y sin miedo a los errores.

Gracias, Cleo. Por enseñarme a ser yo mismo, por creer en mí, y por dejarme tu luz en medio de la oscuridad.











Fin ♡






Atte: C. M

Adore meDonde viven las historias. Descúbrelo ahora