C9 Maraton 3/3

18 4 0
                                    

La carrera comenzó con un rugido ensordecedor. Las motos salieron disparadas en una explosión de velocidad y adrenalina. Manjiro, con los consejos de Cleo resonando en su mente, se mantuvo concentrado. Había conocido al equipo al que Cleo lo presentó: un grupo de experimentados, todos con una actitud amable y positiva. Uno de ellos, un hombre mayor con una barba blanca y una sonrisa cálida, le dijo a Manjiro mientras ajustaba su casco

Hombre del equipo: Tienes un buen estilo, chico. Te vamos a cuidar ahí fuera.

Manjiro asintió, sintiéndose respaldado por el equipo. Sabía que no estaba solo.

Mientras Manjiro volaba por la pista, Cleo observaba desde la barrera, y con cada vuelta que daba, su corazón se llenaba de orgullo. El joven tenía talento, y en sus manos, esa moto parecía una extensión de su propio cuerpo. El equipo gritaba y animaba, y Cleo sonreía, disfrutando del momento.

La última vuelta fue un espectáculo de pura habilidad y agallas. Manjiro tomó una curva cerrada con un derrape perfecto, adelantando al líder en el último segundo. Cruzó la línea de meta en primer lugar, levantando una nube de polvo detrás de él. La multitud rugió y Manjiro alzó los brazos, gritando de alegría mientras su equipo corría a su encuentro.

Pero mientras él celebraba, Cleo sintió un repentino ardor en la garganta. Tosió y sintió algo cálido en sus labios. Se llevó la mano a la boca y vio sangre. Su corazón comenzó a latir descontroladamente, y el ruido de la multitud se volvió ensordecedor. Sin querer preocupar a nadie, se apartó de la vista, buscando un lugar apartado donde pudiera calmarse.

Se apoyó contra una pared, con la respiración agitada y el pánico apoderándose de ella. Sintió que el mundo se cerraba a su alrededor. Trató de respirar profundamente, pero todo se volvía oscuro. Entonces, una mano firme tocó su hombro.

Nao: Cleo, ¿qué demonios te pasa?

Cleo: Nada... nada que te importe.

Nao: ¿Nada? -Nao la miró fijamente, reconociendo la gravedad de la situación-. Estás tosiendo sangre y escondiéndote como si pudieras con todo. Sabes que no puedes.

Cleo: No necesito tu ayuda, Nao.

Nao: Siempre necesitas a alguien, Cleo. No eres invencible.

Cleo se hundió en el suelo, sin fuerzas para discutir. Nao se agachó a su lado, su mirada era dura, pero había un brillo de algo más profundo, algo que Cleo conocía demasiado bien.

Cleo: ¿Por qué nunca pudimos hacer que funcionara?

Nao: Porque nunca te permitiste ser tú misma. Siempre tratando de ser la perfecta, la fuerte. Y yo... yo no estaba listo para ver más allá de eso.

Cleo asintió, sabiendo que Nao tenía razón. Habían intentado y fracasado, y aunque había cariño, también había demasiadas heridas no sanadas.

Nao: Deberías irte, Cleo. Este no es tu final.

Cleo: Lo sé, pero es más fácil decirlo que hacerlo.

Nao la ayudó a ponerse de pie, y Cleo se apoyó en él por un segundo antes de apartarse, limpiándose las lágrimas que no sabía que había derramado.

Cleo: Gracias... por estar aquí.

Nao: Siempre estaré por aquí, aunque no lo quieras admitir.

Cleo le sonrió, y luego sacó su teléfono para enviar un mensaje a Manjiro:

<Surgió algo. Tengo que irme. Nos vemos pronto. Lo hiciste increíble>

Manjiro leyó el mensaje mientras estaba rodeado por el equipo, todos celebrando la victoria. Su sonrisa se desvaneció por un momento, pero rápidamente la recuperó. Cleo siempre estaba en movimiento, siempre tenía algo más en mente. Él lo entendía, pero eso no hacía que fuera más fácil.

Adore meDonde viven las historias. Descúbrelo ahora