C8 Maraton 2/3

21 4 0
                                    

---

A la mañana siguiente, Manjiro despertó primero y se dispuso a ordenar el departamento de Cleo. No era su deber y tampoco es que le gustara hacerlo, pero aun así lo hizo. Quizá era la culpa, o tal vez una simple distracción para no pensar en la escena de la noche anterior.

Mientras recogía botellas vacías y papeles desordenados, el teléfono sonó. Dudó en contestar, pero al final, con un suspiro, levantó el auricular.

Voz femenina: Vaya, ¡qué milagro que contestes! -se escuchó la voz de una mujer al otro lado-. Te recuerdo que los resultados de tus exámenes ya están y necesitamos verlos para decidir cómo proceder. Deja tu odio por los hospitales un momento y ven, ¿quieres?

Manjiro: ¿Cleo necesita ir al hospital?

Voz femenina: ¿Quién eres tú? ¿Y qué haces en la casa de Cleo contestando su teléfono?

Manjiro: Soy Manjiro, su...

Voz femenina: ¡Oh, eres el niño del cual se hizo tutora, ¿no? Qué raro que te permitiera entrar a su casa; por lo general, no deja entrar a nadie.

Manjiro: Sí, bueno, fue una necesidad...

Voz femenina: Mmm, ya veo. Como sea, dile que tiene que venir cuanto antes al hospital, es importante.

Manjiro: ¿Ella está bien?

Voz femenina: Lo siento, pero es algo que debo hablar con ella, no contigo.

Manjiro: Entiendo, le avisaré.

Voz femenina: Gracias, adiós.

Manjiro: Adiós.

Manjiro colgó el teléfono y se quedó un momento en silencio, mirando el desastre del departamento, pensando en lo que acababa de escuchar. Cleo nunca había mencionado nada sobre su salud, y la idea de que estuviera enferma lo inquietaba. Terminó de ordenar lo mejor que pudo y le dejó una nota en la mesa: "Tienes que ir al hospital. Es importante." Luego se marchó a su casa, sintiéndose más confundido que antes.

---

Narración de Cleo

Cleo entró en el consultorio, con los labios apretados y la mirada fija en el suelo. Sayuri, su médica de confianza, la recibió con una sonrisa calmada, pero Cleo apenas la miró.

Cleo: Te odio.

Sayuri: No me odies por tener que venir al hospital, Cleo. Es necesario hacerte un seguimiento.

Cleo: ¿Con qué fin? Total, mi vida es un asco.

Sayuri: No digas eso. Por lo que hablé hoy con Manjiro, él se preocupa por ti.

Cleo: Anoche me vio.

Sayuri: ¿Te vio? -preguntó, sin entender del todo.

Cleo: Ya sabes... me vio... con eso en las manos.

Sayuri: Oh...

Cleo se dejó caer en la silla, mirando al techo para evitar las lágrimas que amenazaban con salir.

Cleo: No sé cómo verlo a la cara. Escuché cómo ordenaba mi departamento hoy, pero simplemente no podía levantarme y enfrentarlo... Mierda, me convertí en una cobarde.

Sayuri: No te culpes. Estás en una situación de gran estrés; es normal recaer.

Cleo: Lo sé, pero... simplemente no quiero volver a ser como antes. Aunque sea por una vez en mi vida, me gustaría decir que fui plena.

Sayuri: Tranquila, tendrás mucho tiempo para buscar una vida sana y plena.

Cleo suspiró, sin creer del todo en esas palabras. Su mente divagó por un momento, recordando los días caóticos de su juventud, la violencia familiar, las noches escapando por callejones, y ahora, la enfermedad que le estaba arrebatando la vida lentamente, sin que nadie lo supiera.

Adore meDonde viven las historias. Descúbrelo ahora