Porque eres tú [TRAD.]

02. Un Croissant para tus pensamientos

Link del capítulo en inglés:

https://archiveofourown.org/works/52923568/chapters/135359860?view_adult=true

Link de la imagen:

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La fiesta alrededor de la piscina de la Compañía Galley-La finalmente comenzaba a calmarse. Después de festejar y cocinar hasta bien entrada la noche, decir que Sanji se sentía agotado era quedarse corto. A veces era fácil olvidar lo adolorido que seguía estando por sus heridas tras la batalla cuando no paraba de moverse. Desde el primer amanecer después de despedirse de su amada Merry hasta ahora, Sanji podía contar con una mano la cantidad de veces que se había sentado.

Pero Sanji no se quejaba. Le gustaba mantenerse ocupado. Si estaba ocupado, estaba siendo útil. Si sus pies se movían, tenía energía. Y la energía de la fiesta había sido un tipo especialmente contagioso.

Ahora que estaba quieto, tras apagar por fin la parrilla y sentarse al borde de la piscina, Sanji pudo sentir el profundo y ardiente dolor en las plantas de los pies. Gimió mientras se quitaba los zapatos y sumergía los pies descalzos en el agua. Con la mente embriagada por el licor, Sanji se encontró ligeramente hipnotizado por los colores del atardecer que ondulaban en la superficie de la piscina, reflejados en el cielo rojo dorado. Voces cansadas y leves murmullos de borrachos llenaban el ambiente, y tras ellos, el interminable sonido del agua corriente que nunca desaparecía en la ciudad del Water 7. El ambiente dejo a Sanji con un profundo calor en el pecho que perduraba de forma agradable, por muy adolorido que sintiera el cuerpo.

Sanji se remango los pantalones y metió los pies aún más en la piscina. Suspiró cuando el agua fría le mojó sus pantorrillas. No era solo las pantorrillas lo que le dolía. También le dolían las piernas, los brazos, todo.

Justo cuando estaba a punto de ceder al impulso de sumergirse en el agua completamente vestido, un par de botas familiares aparecieron a su lado en el borde de la piscina. Sanji dejó de deslizarse, sus ojos siguieron las botas hasta que se posaron en el rostro de Zoro.

— ¿Qué haces? —Preguntó Zoro. Su voz era un cálido y profundo murmullo por haber bebido y hablado durante horas.

Sanji sonrió y pataleo en el agua. La parte inferior de sus pantalones ahora estaban mojados—. Dándome un chapuzón, ¿qué te parece?

— Parecía que te estabas cayendo.

— Bueno, no me estaba cayendo, así que no preocupes a tu cabecita de musgo por eso.

El ceño de Zoro se frunció con intensidad, mientras la sonrisa de Sanji se extendía más por su rostro.

— No me estaba preocupando —gruñó Zoro. Luego, para sorpresa de Sanji, se sentó a su lado, se quitó las botas y hundió los pies en el agua junto a los de él. Soltó un suspiro de satisfacción y Sanji se rio.