·Amigos·

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Las partes de su cuerpo se tensaron, y dio rienda a un juicio entre la razón y el instinto. Temió que el instinto se avivara con el sentimiento de atracción que tenía hacia el moreno, y que, la razón huyera aterrorizada de su tamaño. Cuando las feromonas se escabulleron en sus fosas, tentándolo a sucumbir ante el omega en celo, supo que tenía que deshacerse de él, aun así, no le gustase la idea.

Bendito fue Greco, por quién sabe ya cuántas veces en un día, que lo saca de un apuro.

Cuando menos se dio cuenta, un enfado lo recorrió por completo, puesto, aquel peso en sus brazos se había esfumado. Viktor, por más control que tuviera, no pudo evitar que un sonido de disgusto saliera de su pecho.

Por unos cortos segundos logró ver a Greco llevar a Horacio en sus brazos, guiándolo con rapidez a un coche negro que parecía esperarlos. No puedo mantenerlo mucho en su campo de visión. Por más que quisiera supervisar al moreno y arrancarlo de los brazos del otro alfa. Así que optó por girar cabeza y apretar los puños.

— Los has hecho bien, Volkov. — Escucho la voz de Greco por encima de sus propios pensamientos, y aun sin verlo directamente, noto como este cogía del suelo una sudadera (aquella que le dio Gustabo para opacar el aroma de Horacio) y después coloca una mano en su hombro.

Rodríguez dio un apretón de forma de apoyo a su amigo, y, que de alguna u otra manera, hacerle ver que ha hecho lo mejor que pudo para ayudar a Pérez. Sinceramente, jamás había visto un alfa con tan buen control como Volkov, él debería estar orgulloso de sí mismo.

Por otra parte, sabe que Viktor no se encuentra muy feliz, y que el orgullo que debería sentir es reemplazado por la recriminación. Recriminación que proviene de ese pequeño desliz que tuvo al final. Conocía a su amigo y lo perfeccionista que suele ser.

Por el tiempo compartido que lleva al lado de este ruso, sabe dos cosas; Viktor está tan enojado como avergonzado por igual. Y, como amigos de años, Greco estaba ahí para intentar hacerle sentir bien... o al menos intentarlo, como todas aquellas veces fallidas.

— No todo el mundo puede mantenerse cuerdo con un omega en celo, mucho menos permitir que se lo quiten de las manos cuando están a punto de sucumbir ¡deberías estar orgulloso! tienes el control que muchos desean tener. — Proporcionó otro apretón, tratando de buscar la mirada azulada pálida de su amigo, pero este evitaba que la encontrara.

Greco supo que falló su misión cuando en un quejido Viktor apartó su mano del hombro, y una mirada furiosa aterrizó en sus orbes marrones.

— ¿Control? ¿A eso le llamas tu control? ¡No me hagas reír! — Rodríguez se apartó, dando por inercia dos pasos atrás. Noto, como el sarcasmo cumplía el papel principal en su amigo, y supo, que volvían aquel círculo vicioso. — Casi me le lanzó encima ¡por tercera vez! ¿En serio crees que debería estar orgulloso de ello?

Prefería no rendirse, aunque sabía que esto era una batalla perdida.

— Le has hecho una marca temporal, en medio de su celo, te aseguro yo que muchos alfas no alcanzan a ello. Terminan marcándolos de por vida... Lo hiciste más que bien. — En un momento pensó que sus palabras habían funcionado; Viktor había relajado su expresión, y había llevado su mano derecha a su nuca, pero, en cuanto le echó otra mirada, le dio la espalda.

Lo vio irse al interior de la Uni, dejándolo atrás.



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⏰ Última actualización: Apr 15 ⏰

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Buena Intención ·. VolkacioDonde viven las historias. Descúbrelo ahora