·Ayuda·

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— ¡Corre!

Aquella exclamación llegó a sus oídos tiempo después de haberlo hecho. Abandonó su bate, totalmente gris, en cuanto vio la pelota pasar por encima de la segunda base. Corrió y se deslizó para llegar a primera con el fin de asegurar. El pantalón blanco lo lamentará después, pero debe estar acostumbrada a ensuciarse de tierra casi naranja.

"Fue un gran partido" pensó saliendo de los vestuarios, ignorando, como muchas otras veces, las aclamaciones y alardes de victoria de sus compañeros. Suspiro sintiendo sus hombros pesados, acalambrados por el esfuerzo; hoy ha sido un día de no parar.

Acomodó su bolso en su hombro derecho antes de cruzar un pasillo. A esta hora no había muchas personas en la institución, pero aun así no era para sorprenderse ver a unos que otros caminando por los pasillos, o conversando en un salón.

Lo que si no era habitual, fue escuchar una puerta cerrarse con fuerza, casi con rabia, y de pronto, una explosión de feromonas frustradas. Volkov sería sincero, podía ser un desinteresado total, y no tener la mejor reputación de todas con el profesorado, o alumnado, pero esta clase de cosas no las podía solo pasar por alto.

Tomó un respiro para tratar de suprimir su propio olor, abrió la puerta con cuidado, su intención sería tomar por sorpresa al alfa enojado a la vez que analizaba lo que ocurría, y tal vez, si la situación lo ameritaba, darle una lección. Se detuvo antes de dar unos pasos de más, y ser visto. El no sobrepasó el marco de la puerta.

Muy bien era cierto que tenía una fama de problemático, pero jamás se metió en una pelea solo porque sí, él realmente ayudó al que estaba siendo marginado. No sería la primera vez en la que ve como una persona abusa de otra por el simple hecho de considerarlo "inferior" lastimosamente, en las ocasiones que se vio envuelto, la mayoría de los abusones se trataban de alfas.

— Escúchame.

— No me importa que quieras decir, Dexter.

El antónimo de grato fue lo que definió a Viktor, se imaginó muchos escenarios posibles, pero no materializó al moreno participando en ellas. La última vez que lo tuvo de frente fue aquel día en la biblioteca, cuando lo conoció por primera vez. Viktor supo que fue cosa del destino, porque no había otra explicación; ambos iban a por el mismo libro, y ambos eran compañeros destinados.

Sin embargo, la decepción se la llevó de todos modos... nada podía ser tan fácil, pero pensaba luchar por ello.

Aunque el amor no se le diera bien, lo intentara

Tienes que escucharme, omega. — El sonido de una mano chocando contra la pared rebotó con fuerza en sus oídos. — ¿Quién más que yo? Soy lo mejor para ti. — El sujeto tenía el cabello negro, y ciertamente, le restaba en altura al omega, pero esto no impido que sus dedos intentaran acariciar una de sus mejillas.

Te lo he dejado claro muchas veces, deja de insistir. — Apartó su mano bruscamente, frunciendo el ceño. Le regaló una mirada dura a Dexter, tratando de soportar con todas sus fuerzas la irritación de su nariz, y sus instintos por sucumbir ante el olor amargo del otro.

— Vamos, deja de complicarlo todo. — Pareció no escuchar, esta vez logró tomarle el brazo y dejar una leve caricia.

Esa fue la última gota que derramó la paciencia del omega. — ¡No me toques! —Lo empujo, ya harto. Nadie podía culparlo, estaba cansado y lo último que quería era seguir enfrentado a Dexter y a sus instintos.

Con una última mirada de furia se propuso a salir del salón.

Viktor miro todo sin perder detalle, dudando si entrometerse o no, el omega parecía tenerlo controlado. Al menos, ese fue su pensamiento hasta que vio que el pelinegro no iba a desistir.

— Ha dicho que no lo tocaras. — Su voz salió gruesa, igual de enojado por no poder hacer más. Él no era ni conocido del moreno, así que realmente no podía ayudar mucho; no al menos que quiera verse como un entrometido.

El chico de ojos bicolores le regaló una mirada repleta de asombro, luego, volteo hacia el alfa insistente, notando como este había hecho el amago de agarrarlo. Lo sostuvo del cuello de su camisa, y sin dudar un segundo, de que el otro usara su voz de alfa para defensa contra él, dijo;

No vuelvas a tocarme los cojones. — Dexter ni se movió, totalmente absorto en la mirada furiosa de Pérez. — Es una amenaza. — y lo soltó.

Volkov silbó para sus adentros, muchísimo más que encantado. Una sonrisa quiso escapar de sus labios, no obstante, las ganas se fueron en cuanto los ojos del moreno recayeron en su persona. El estómago le dio un vuelco observando cómo pasó a su lado de manera apresurada, no dándole el tiempo suficiente para procesar la mirada enojada que le regalo.

Normalmente se hubiera quedado para burlarse del miserable alfa y bajarle el ego, pero el omega era el principal de sus intereses.

Sin pensárselo mucho lo siguió. En poco tiempo lo alcanzó y antes de poder decir algo Horacio ya lo había interrumpido.

— No necesitaba tu ayuda. — Su voz dejaba en claro que se hallaba molesto, sus feromonas expresaban más de lo mismo.

— Él no pareció importarle, así que actúe. — Se metió las manos en el bolsillo, viéndole la espalda al otro. — Lo tenías controlado.

El omega paró bruscamente, casi haciendo que Volkov se tropezara.

Por la misma razón de que lo tenía controlado, no te necesitaba. — Lo encaro con ambas cejas juntas. El alfa apretó los puños.

"Sí que será difícil"

Joder ¿Estás actuando así conmigo por ayudar? — El omega miró a sus orbes, y Viktor distinguió un toque de arrepentimiento naciendo en ellos. — Solo quiero llevarme bien contigo. — Le extendió la mano, esperando que el contraria la tomara para estrecharlas, tal como si se tratara de un acuerdo.

Pérez fue consciente de la sinceridad y la buena intención. Podría estar a gusto ahora, pero recibir esta clase de trato solo lo hizo sentir mal. No actuó bien con Viktor, ni siquiera fue educado la primera vez que lo vio, y ahora, le hablaba, y miraba mal, solo porque lo ayudó en un mal momento.

Eso no estaba bien.

Horacio le tomó la mano.

Aquello fue el comienzo de todo. 

Buena Intención ·. VolkacioDonde viven las historias. Descúbrelo ahora