<<Capitulo 1

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   La tormenta de aquel día empeoraba con cada paso que daba, su cabello pálido como la nieve se manchaba del fango y la suciedad del bosque.
   Pronto llegarían las nevadas y eso no era algo bueno para ella, a paso apresurado, ella,  que nunca pensaba en Dioses, ahora rezaba que por favor llegara sana y salva a algún refugio.

   La fatiga de las largas horas caminando, sus pies lastimados por el cruel camino que había tomado y sus labios morados del frio, eran clara señal de que dentro de unas cuantas horas, ya no estaría con vida.
   Al ver una luz proviniente de un templo corrió con sus últimas fuerzas, tocando la puerta de aquel lugar, pidiendo que por favor le abrieran.
  
  Lo último que vio fue como un hombre de mayor edad abría la gran puerta de aquel templo y como este se acercaba a ella en busca de señales de vida. Minutos después todo se volvió borroso...

...

  En un salón gran salón la voz masculina de un líder, hablaba con su mano en el pecho, como si sintiera las penurias de los demás. Había sido un día largo, aunque sus párpados ni cansados se sentían. Miraba frente a él, los estúpidos humanos que creían fielmente en sus palabras, disfrazadas por una cara dulce pero  debajo de esta un ser cruel.

  El no sentía empatia alguna, no le importaba ni siquiera lo que decían los humanos frente a él. Pensaba en las pobres personas que enserio tenían fe, en un cielo y un infierno. Eso no existía, solo eran cuentos que los humanos usaban para entretenerse con algo tan estúpido como la religión. Buscaba a toda costa algo en que divertirse aunque sea un poco, algo en lo que aunque sea pueda fingir.

  Como si los inexistentes dioses lo hubiesen escuchando, uno de sus más antiguos empleados, lo llamó urgentemente, diciendo que una mujer necesitaba de una vendicion, para que pueda quedar sana.

"Estupidos" Pensó.

   Aunque no se negó a ir. Tenía un cosquilleo, el cual el asociaba con curiosidad.

  A pasos lentos y despreocupados, se acerca a la habitación junto a su fiel empleado. Al abrir la puerta, un exquisito olor a sangre invadió todos sus sentidos, miró a la chica acostada en el futon, siendo sanada por un médico, supo de inmediato que ese olor exquisito  provenía de ella .
   Sonreía detrás de su abanico, acercándose al cuerpo pálido que se encontraba frente a él.

—Mi señor.

   La voz de su empleando llamó su atencion. Se dio cuenta de que este le hablaba sobre la chica, pero el imponente líder solo pensaba, en la espesa y deliciosa sangre que podría tener la mujer frente suyo.

—Por favor.— Interrumpió el líder entre sonrisillas cómplices del mal.

"Cuidenla con su alma, la quiero viva"

||Fin del Capirulo 1||
"Las órdenes del líder no son cuestionadas"

&quot;Insensible&quot; |Douma x Lectora|Donde viven las historias. Descúbrelo ahora