CAPITULO 1

27 1 0
                                    

Con la vista fija en la puerta, solo quería soñar un poco más, un más allá; mi "vida perfecta" es que era increíble todo lo que mi imaginación podía realizar, estaba en el salón y sabía que si la profesora se daba cuenta de que no ponía atención me llamaría la atención enfrente de todos, estaba en el primer semestre de la carrera tenía cosas de sobra por las cuales preocuparme pero no, ahí estaba perdida en mis pensamientos, tan profundamente ida que no me di cuenta que mi mejor amigo me hablaba.

- ¿Estas bien? - me pregunto con cara de preocupación.

- Sí, si- susurre.

-Estas muy callada- me observo muy detenidamente.

Últimamente había estado más distante de lo normal, ya no hablaba y no es que hablara mucho, sino que simplemente no le hablaba a Joseph como antes, habíamos formado una amistad muy linda, nos conocíamos desde hace años, yo sabía mucho de él, pero igual el conocía mucho de mí y eso no me agradaba, pero yo tenía la culpa por siempre contarle mis problemas a Joseph, bueno éramos mejores amigos ¿no? Se supone que los amigos están deben de estar siempre contigo y ayudarte en malos momentos.

-E... estoy bien de verdad- Le dije volteando a ver otro lugar que no fueran sus ojos color miel, ojos tan bonitos que cuando el sol traspasaba esas largas pestañas podía quedarme embobada viéndolo. No es que me gustara, pero lo que siempre contemplaba sus ojos y de todas las personas, sentía que en ellos se escondían la historia de cada uno, los ojos son una ventana al corazón de cada quien y si descifras las miradas entenderás quien es esa persona.

-Dime ya de verdad ¿qué te pasa? – Me dijo en todo serio, muy serio.

-Nada Joseph, solo que no tengo el mejor de los días- Le dije tratando que mis palabras lo convencieran.

-Anna- suspiro. -Te conozco muy bien y...-

- Estoy bien - No lo deje terminar de hablar, pero no me gustaba que las personas se metieran en mi vida, aunque él fuera mi mejor amigo.

Joseph me miro a los ojos tratando de descifrar que me pasaba, pero viendo que no iba a lograr que se lo dijera se dio por vencido.

- De acuerdo, ya no voy a preguntar, pero sabes que, si necesitas algo, cualquier cosa puedes contar conmigo.

-Lo sé Joseph, gracias.

- Sera mejor que dejes de pensar o lo que sea que haces antes de que la profesora Jana se dé cuenta- Claro de tanto soñar se había pasado la clase, ¡genial! Ahora tendría que pedir apuntes y hacer más tarea que disfrutar de mi tarde. No le di mucha importancia a lo que Joseph me dijo y seguí distraída viendo fuera del salón hasta que vi una mano enfrente de mi cara que se movía de un lado a otro.

-Anna, estamos en clase deja de distraerte- Me dijo la profesora Jana con su rostro un poco molesto.

Jamás había dado problemas en la escuela ni nada parecido, sin embargo, los últimos días había cambiado, había estado distante, tanto que Joseph ya lo notaba y me preocupaba que los demás lo percibieran pronto.

-Lo lamento- Susurre mientras observaba como todos los demás alumnos tenían su mirada puesta en mí.

-Muéstrame tu trabajo- Me pidió la profesora mientras extendía su brazo.

- ¿Qué? – No, por favor no; mi día no podía ponerse peor.

-Anna te pedí algo- Jana seguía con el brazo extendido y se podía percibir que su temperamento estaba subiendo con tan solo verla a los ojos; Jana era una mujer muy linda, vestía muy bien, alta, de ojos claros como de un tono azul claro, esos ojos que cuando el sol se fija en ellos parecen ojos gloriosos, era una maestra increíble, la maestra que a todo mundo le agrada, no se sentía superior por el hecho de estar en frente de toda una clase sino que siempre nos decía que ella estaba para ayudar a cumplir nuestras metas y sueños y no para menospreciarnos o poner obstáculos a nuestra carrera, la materia que impartía era de composición, una de las clases que cabe recalcar me gustaban demasiado, si bien se sabía yo era la alumna preferida de la profesora, sin embargo a nadie le importaba, más bien a nadie le importaba algo cuando se trataba de mí.

LO BUSQUE, PERO NO LO ENCONTREWhere stories live. Discover now