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El lugar que visitaron después estaba siendo bastante movido y ruidoso. Para su suerte, conocía bien a la dueña del lugar, por lo que obtuvo el pase a la zona VIP donde todo era más calmado.

Danielle seguía enojada, pero no estaba segura de con quién. La mesera o Haerin, quien no se había dado cuenta de los coqueteos.

Como sea, estaba dispuesta a arreglar la noche.

Pidió unos tragos ligeros para empezar, se sentaron en un sillón y Haerin parecía ajena a todo. Danielle intentó distraerla con besos, toques y charlas.

Pero no funcionaba muy bien.

— En serio, ¿qué ocurre? — preguntó en su oído.

— Uh, nada — negó terminando su trago.

—Haerin, algo pasa. Puedes decirme.

— Es que... — y entonces la miró directamente. —¿Y si despidieron a la chica por mi culpa?

Esto debía de ser un chiste.

Danielle bufó y se levantó hasta llegar a la barra y pedir algo más fuerte. Maldita mesera de mierda.

Haerin la siguió momentos después.

—Dani, tienes poco aguante al alcohol — le recordó después de ver el trago que le sirvieron.

—¿Y? Tú manejas, yo puedo ponerme ebria.

—Amor, en serio, mañana estarás odiandome por dejarte beber tanto. Deja eso.

— Te odio ahora de todas formas — y pronto todo el líquido quemó su garganta, sintiendo un extraño placer al beber.

—¿Qué hice?

— La mesera de cuarta — y al ver su expresión de confusión, sólo rodó los ojos. —Le gustaste, eres una idiota y no te diste cuenta de que no quitaba sus ojos de ti. ¡Creyó que eras mi hermana! Es una idiota, idiota, idiota.

—¿Y qué si le gusto? Ella a mí no, porque mi novia eres tú.

—Cállate, me dejarás un día de estos.

—¿Qué estás diciendo?

—Por Dios, Haerin, es obvio que ya no te gusto — tal vez era la gente alrededor, tal vez el olor a marihuana o el hecho de que estaba poniéndose ebria tan rápido, pero Danielle sintió ganas de llorar. Al menos no sexualmente.

—¿A qué te refieres?

—Eres siempre tan linda cuando lo hacemos, pero a veces quisiera que no te contengas y me des tan fuerte que no pueda caminar.

Fue entonces cuando miró el rostro sonrojado de Haerin, quien abrió la boca pero no dijo nada más. Simplemente se alejó, Danielle no miró muy bien a donde pero parecía ser el camino a los baños.

Entonces los minutos pasaban y ella seguía ahí sola, en la barra, pidiendo tragos fuertes uno tras otro. Tal vez pasaron diez minutos, quince, realmente no lo sabía. Danielle creía que había espantado a Haerin y se arrepentía de sus palabras. El sexo vainilla estaba bien, estaba bien como fuera porque era con Haerin. Ella podía aceptar seguir de esa forma. Todo es su culpa por ser tan desesperada.

No sabe en qué momento empezó a llorar.

— Es mi culpa, soy tan tonta —murmuró, hasta que sintió como sus lágrimas eran borradas con una lentitud y suavidad que reconoció rápidamente. —Haerin, lo siento — lloriqueó y se abrazó a su cuerpo.

—Amor, ¿quieres ir al hotel?

—¿Cómo sabes del hotel?

—Tengo tu bolso aquí, tu teléfono sonó y era de parte de ellos preguntando si finalmente querías la habitación.

— Oh — ella hipó. —No me dejes, por favor, te amo mucho.

— Yo también te amo mucho, ven — la ayudó a caminar y salir del lugar, Danielle estaba ebria pero lo suficiente para recordar y ser conciente. Sólo estaba un poco mareada. —¿Qué te parece si me cuentas más de lo que te gusta?

— ¿Qué? — ya estaban en el auto, la noche era tranquila.

—Amor, siempre te he dicho que lo primordial es la comunicación. ¿Cómo sabré qué te gusta hacer si no me dices?

—Es que todo te da vergüenza.

— Es verdad, pero puedo soportarlo — y la miró un segundo. —Además, ¿quién sabe? Tal vez a mí también me guste de esa forma.

—Haerin, ¿en serio puedes con esto?

—Por supuesto.

Así que Danielle reunió valor para decirlo.

Dirty talk ༊ daerinDonde viven las historias. Descúbrelo ahora