𝐚 𝐞𝐬𝐭𝐨𝐬 𝐡𝐨𝐦𝐛𝐫𝐞𝐬 𝐭𝐫𝐢𝐬𝐭𝐞𝐬 2/2

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Las horas pasaron, las latas de cervezas estaban regadas y teníamos a un Miguel llorandole a su novia por teléfono.

Jorge y yo nos reímos de todo el espectáculo, mañana nos burlaremos de él, no contento con eso decide irse de la casa para ver a su amada.

- ¡Ve con cuidado Romeo!

Dice con burla Jorge, me reí aún más fuerte, no pensé que la celebración iba terminar de ese modo.

- El amor te hace estúpido.

Yo asentí, tenía mucha razón, el amor nos hacía estúpidos.

Nos sentamos en el mueble juntos, tenía la lata de cerveza en mis manos y tomo un sorbo. Siento un peso en mi hombro, era Jorge que recargó su cabeza cansado, tenía una sonrisa tonta y los ojos cerrados, completamente mareado.

- El amor nos hace demasiado tonto, Canario.

Jorge empezó a murmurar cosas sin sentido, no entendía lo que decía y mi mareo tampoco ayudaba.

- Se ve que te gusta mucho Jaqueline.

Después de decir eso, él suelta una sonrisa, no era una de felicidad, era una burlona.

- No lo entiendes Claudio, no lo entiendes...

Lo miré concentrado, pensando que iba decir algo más pero no, solo levantó su cabeza para mirarme, en sus ojos verdes vi mucha determinación, algo que hizo latir un poco mi corazón.

- Claudio... Tú tienes la culpa de todo lo que me está pasando.

Después de decirme eso, me agarra suavemente de mis mejillas y acerca mi cara hacia su rostro.

- Después de ese día, no volví ser el mismo.

Y luego, me besó.

Esta vez correspondí el beso, se sentía cálido, familiar y dulce tan dulce, como si hubiera comido un postre después de mucho tiempo.

Jorge se sentía igual de desesperado que yo, me acariciaba en cualquier lugar, yo no me quedé atrás, también le seguía el juego.

Esa noche, un invierno de 1986 mi cuerpo y alma, conoció a un nuevo dueño, uno llamado Jorge González.

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Desperté con tremendo dolor de cabeza y cuerpo, estaba en la cama de Jorge, desnudo, a mi lado se encontraba Jorge desnudo también; no olvidé lo que hicimos ayer, estoy asustado.

Me levanto con mucho dolor, tratando de no despertar a Jorge, dirigiéndome al baño para lavar mi rostro. Mirándome en el espejo vi mi cara hecho un desastre pero no tanto como mi cuello y espalda que tenía moretones también arañazos.

Suelto un suspiro sin querer recordar lo de anoche pero me era imposible.

Mientras me estaba duchando empezaron a surgir mis dudas: ¿Qué pasará ahora? ¿Qué pensará Jorge cuando se levante? ¿Me gustó? ¿Le gustó a Jorge? ¿Seguiremos siendo amigos?

Tenía tantas dudas y muy pocas respuestas, traté de no pensar mucho, solo continuar con mi aseo.

Después de ducharme y cambiarme, salí del baño pensando que iba encontrar a Jorge ahí pero no, él se había ido dejando una nota en la mesita de noche.

"Lo siento, me llamó Carlos para una reunión, no te quedes mucho tiempo en casa, Jaqueline va llegar temprano.
- J.G"

confesiones de inviernoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora