𝐭𝐞 𝐩𝐚𝐫𝐞𝐜𝐞𝐬 𝐭𝐚𝐧𝐭𝐨 𝐚 𝐞́𝐥 3-3

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Al inicio Jorge se preocupó, pensó que la llamada era de alguna emergencia.

— ¿Claudia? ¿Qué pasó? — murmura.

— ¿Está Claudio contigo? — su voz suave cambió a una más mandona.

— Si, se fue a dormir hace cinco minutos.— Jorge escucha como la chica suspira de frustración.

— Jorge...— el silencio se instaló solo unos segundos, como si reflexionara lo que iba a decir.— Yo no quiero sonar como la mala del cuento pero esta no es la primera vez que duerme en tu casa.

Él se queda callado, sabía perfectamente que Claudio quería estar a su lado solo para huir de los problemas que tenia con su esposa.

— Lo sé, solo que teníamos una junta de la banda...— responde Jorge, escucha otra vez el suspiro frustrado de Claudia.

— Sé que ustedes tienen una banda y responsabilidades pero Jorge, él también es mi esposo...— la voz de la chica se fue entrecortando. — Nuestra relación cambió tanto desde que llegaste a casa, Jorge .— Claudia no aguantó más y empezó a soltar algunas lágrimas.— A veces siento que me lo estás quitando.

Jorge no dijo nada, solo escuchó atentamente los reclamos y sollozos de la chica.

"¿Quitartelo? Si fuiste tú quien lo apartó de mi lado" fue lo único que pensó.

— Está bien, hablaré con él mañana, descansa.— fue lo único que dijo y cuelga el teléfono.

Después de eso Jorge se sintió muy angustiado, ya no tendría tiempo de estar con Claudio, volverían a la aburrida rutina anterior, esa donde no lo veía hasta que tuviera un concierto. Desesperado sube hacia su habitación y abre la puerta con cuidado, estaba su amigo descansado, tenía la lámpara prendida así que lo apagó y se acostó a su lado, quería sentir el calor de su cuerpo por última vez.

...

Pasaron meses desde que ocurrió esa ocasión, Jorge dejó de ir a la casa de su mejor amigo.

En un inicio Claudio se encontraba confundido por la actitud del bajista así que  iba a la casa de su mejor amigo para no perder esa costumbre pero después eso se fue cortando con el pasar del tiempo, retomando la rutina de antes, el de estar con su esposa.

El bajista no sabía cómo sobrellevar la ausencia de su mejor amigo, era como una droga para él estar a su lado, no tuvo de otra que llenar ese vacío con alcohol y fiestas, algo que no servía ya que al día siguiente seguía con ese mismo sentimiento.

— ¿Por qué no se lo quitas?— dice una muchacha.

Se encontraba en una fiesta, no sabía cómo pero terminó hablando sobre sus desgracias y sentimientos a esa chica.

Jorge no estaban en sus cinco sentidos, drogado y mareado empezó a reírse de la propuesta de su compañera.

— ¿Y cómo hago eso?

La joven observa al chico con  lujuria, se sienta sobre su regazo y empieza acariciar con mucha ternura la cara del joven.

— No sé... Demuestra lo que sabes hacer.— dice la chica susurrando en su oído.

Era una doble propuesta, Jorge sin perder el tiempo aceptó el coqueteo de la joven, haciendo que su noche sea algo divertida y claro recordando la frase que dijo la chica.

...

Al día siguiente Jorge se encontraba en la cama, la chica que se había acostado con él ya se había ido; se queda pensando en todo lo que ocurrió anoche.

confesiones de inviernoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora