Sus ojos azules como el cielo se perdían en el atardecer mientras sus manos se apoyaba en la arena de la playa y lo único que la acompañaba era el sonido del mar, la brisa rozando su rostro y desordenado su cabello, haciéndola ver cómo un ser celestial que había llegado a la tierra por desgracias del paraíso.
El rosa que pintaba el cielo era tan precioso que no parecía real, pero había algo que clamaba aún más mi atención y era la forma en que todas las perturbaciones de mi alma se calmaba cuando su mirada se perdía en el horizonte, cuando su risa inundaba mis sentidos, cuando sus ojos se fijaban en lo míos y sentía que mi alma ya no era mía, ahora le pertenecía a ella, a su sonrisa, a su voz, a sus ojos. Cada parte de mi ahora le pertenecían a ella.
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Limerencia [En Edición]©
Teen FictionAnna nunca había experimentado el amor y solo conocía aquel amor puro que se relataba entre las páginas de los libros. Su vida giraba entorno a los personajes literarios y a perderse entre las páginas de mil libros. Soñaba con poder llevar sus obras...