Estuvimos toda la tarde arreglándonos mientras reíamos y chismeábamos de todos en el instituto, entonces, se hicieron las siete y ambas bajamos ya lista para ir a la fiesta. Decidimos no ir en el auto de ninguna de las dos por lo que tomamos un taxi pero en el camino a la puerta nos encontramos a su dichoso hermano quien nos inspeccionó con la mirada sin decir una sola palabra.
Alejandra y yo omitimos e ignoramos cualquiera de sus acciones hasta el punto que no logré contener mucho más la risa y esta hizo eco por cada rincón de la casa y Alejandra correspondió. Escuchamos a su hermanos soltar un suspiro de cansancio y ambas nos miramos mostrando la confusión en nuestros rostro.
Finalmente, después de tres siglos aguantando las carotas de Matthias y las indecisiones de Alejandra, salimos de su casa y tomamos el auto hasta la casa de Ness lo cual nos llevó aproximadamente unos veinte minutos.Al estar fuera de su casa, en seguida nos recibió el sonido fuerte de la música y el bullicio de toda la gente que estaba en el patio delantero de la casa, algunos besuqueándose a lo maldita sea, otros vomitando e inclusive metiéndose sustancias de dudosa procedencia, legalidad y beneficios para el organismo humano.
Para apenas ser las ocho, la fiesta ya estaba bastante empezada, y si así estaba ahora no me quería ni imaginar como estaría a media noche.
──¡Hola!──gritó Ness acercándose a nosotras. La música era tan fuerte inclusive los gritos parecían leves susurros. ──¡Me alegro que hayan venido!──aseguró intentando que la escucháramos.
──¡Jamás nos perderíamos una de tus fiestas! ──confesó Alejandra y yo asentí bastante animada, Ness tenía la fama de hacer las mejores fiesta en todo el instituto.
──¡Me encanta escuchar eso! ──confesó dejando un beso en la mejilla de cada una. ──Nos vemos pronto──se despidió dejándonos solas mientras intentábamos pasar por en medio de toda la gente que bailaba en la pisa y así poder llegar a la barra de las bebidas.
──Toma──. Alejandra me pasó una margarita de durazno. Era una de mis bebidas favoritas.
──¡Dios! Pero si contamos con la presencia de las damas del instituto ──hablaron tras de nosotras y al voltear nos encontramos con Steven, Taylor y Carl.
──Hola chicos──los saludé dándole un trago a mi bebida.
──¿Qué tal están?──preguntó Alejandra dejando un leve golpe en el brazo de Carl quien le regaló una sonrisa coqueta. Aquí había gato encerrado.
──Bastante bien ¿Y ustedes?──respondió Carl. Los dos chicos y yo nos miramos con complicidad.
──Nosotras estamos bien. Me alegro de que ustedes estén bien ──confesé mirando aún a Alejandra y Carl que seguían interactuando. ──¿Qué tal la banda?
Por fin Carl centró su atención en las otras persona y se sentó junto a nosotros mientras Alejandra no le quitaba los ojos de encima.
──Bastante bien. Últimamente los ensayos han estado un poco pesado por las próximas presentaciones debido a la competencia entre institutos. Tenemos que hacer el show de cierre. Y aunque aun falta algo de tiempo, el directo nos está acosando porque dice que todo tiene que salir perfecto.──confesó Taylor tomando un mojito de la barra. ──¿Y tu hermano no viene?──preguntó este matando la magia del momento, y por lo que noté, Alejandra tampoco le agradó mucho la pregunta ya que puso los ojos en blanco y arrugó la nariz.
──No lo sé, después de todo puede hacer lo que se le dé la gana──aseguró haciendo un gesto con la mano para restarle importancia al asunto
Pasó bastante tiempo y yo ya me había tomado casi cinco margaritas y aún tenía otro en mano, pero para mí mala suerte, no era muy resistente al alcohol y ya comenzaba a ver bastante borro y el suelo parecía ser de agua.
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Limerencia [En Edición]©
Ficção AdolescenteAnna nunca había experimentado el amor y solo conocía aquel amor puro que se relataba entre las páginas de los libros. Su vida giraba entorno a los personajes literarios y a perderse entre las páginas de mil libros. Soñaba con poder llevar sus obras...