Capitulo 8

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La fiesta de Ness siguió esa misma noche, entonces Alejandra y yo habíamos decidido ir a su casa después de salir del instituto y así arreglarnos juntas, por lo que en ese momento nos encontrábamos las tres en su habitación decidiendo que ropa le quedaba mejor a la otra.

──Estoy nerviosa──confesó Ness de la nada.  Alejandra ay yo la miramos un poco confundidas. ──Las presentaciones y torneos empiezan mañana y estoy nerviosa por Steven──aclaró para nosotras.

──¿El que debería estar nervioso no debería ser él?──cuestionó Alejandra y yo asentí para darle la razón.

──Exacto, pero aun así me siento muy nerviosa por él. Me sorprende que tú no estés nerviosa por tu hermano ──explicó y Alejandra se encogió de hombros.

──El que pasa pena es él, no yo, además, lleva casi 3 años en esto dudo que comenta un error a estas alturas del partido.

──¿Ya terminaron? Pronto comenzarán a llegar las personas ──informó Ness dándole los últimos retoques a su maquillaje mientras nosotras nos poníamos a su lado completamente lista. ──Vamos

Llegando a la sala nos encontramos con que ya había algunas personas en el lugar, las cuales bailaban al ritmo de la música.

Poco a poco fue llegando más gente y en eso de las nueve ya toda la casa estaba atestada de personas.

──Dios, esto estará fenomenal ──exclamó Alejandra aplaudiendo. ──¿No vendrá Carl?──preguntó.

──Dudo que vengan──respondí. ──Mañana tendrán un día pesado.

──Exacto, no vienen──interfirió Ness.

──Entonces esta noche seremos nosotras tres──aseguré entre risa mientras las tomaba del brazo y las arrastraba hasta la barra en busca de bebidas.

Pasamos algunas horas entre bailes y bebidas hasta que sentí mis piernas pedir auxilio y decidí ir hasta el patio trasero que era el único lugar al que la gente no tenía acceso y que por suerte estaba lo suficientemente lejos como para disfrutar de un poco de silencio. Me senté en una de las bancas que estaban cerca de la piscina a observar el cielo que estaba bastante bonito. Pasados unos minutos noté una presencia a mi lado.

──No me extraña que prefieras venir a un lugar solitario cuando hace una par de minutos estabas riéndote y bailando como si fuera el fin del mundo ¿Se te ha acabado la batería social?──. La voz de Matthias seguía siendo fría y su expresión indescifrable, pero esta vez, igual que en el entrenamiento pasado, volvía a tener ese brillo que no lograba explicar,

──Me gusta la tranquilidad ──confesé mirándole. Ya era imposible no recordar lo de aquella noche. El beso que se había quedado grabado en mi memoria y que había decidido hacer las pases con ese recuerdo a seguir matándome la cabeza a cada segundo. ──¿Por qué de la nada decides hablarme?──cuestioné.

──Disfruta del silencio, ya lo has dicho ──fue su única respuesta antes de volver a callarse y centrarse en un punto oscuro a lo lejos,

Lo miré por unos segundos más pensando en si debía preguntarle por qué estaba aquí cuando debería estar descansando para mañana, pero al final decidí guardar silencio y volví a centrar mi atención en el cielo, el mismo lugar que él comenzaba mirar.

Estaba centrada en mirar al cielo cuando vi que Matthias se movió poniéndose de pie, no sin antes dejar algo en mis piernas.

──Feliz cumpleaños, papillon──susurró antes de caminar por la camino de piedra de vuelta a la casa.

Iba a aclararle que mi cumpleaños era hasta mañana, pero todo se desvaneció al escuchar su apodo, ese mismo que utilizaba cuando apenas éramos unos niños. Sentía que la respiración comenzaba a faltarme,

Levanté el objeto de mi regazo y lo destapé. Adentro estaban todos los libros de la saga Twisted. Casi escupo un pulmón al atorarme por la impresión. Y como si eso no fuera suficiente, al abrirlos, descubrí que los libros estaban firmados por la autora además de estar llenos de post-it y notas- 

Sentía que el aire comenzaba ahogarme. Quería ir tras Matthias.

¿Para qué? No tengo idea.

Tal vez solo quería un explicación de... ¿El cambio en comportamiento en los últimos días?

Cuando volví a entrar a casa me encontré a Alejandra bailando con un chico en el centro de la pista, y Ness estaba tan borracha que no podía ni con ella misma, y yo quería emborracharme hasta olvidar esos ojos grises. 

Esos preciosos ojos grises que me perturbaban la vida entera.

•••

Fue todo un reto despertar a Alejandra de su cama para ir al instituto, pero al final lo logré. Tenía unas ojeras horribles y parecía un mapache con resfriado, pero no tenía otra opción.

Desayunamos lo más ligero que encontramos en el refrigerador, que terminaron siendo unos sándwiches de pollo. Salimos de su casa y fuimos en auto hasta estar frente del lugar. Este estaba lleno de estudiantes, no solo nuestros compañeros, sino también los de otras instituciones que venían a apoyar a sus equipos en el campeonato.

──Hice una inspección rápida y ¡¿Adivina qué?! ¡Hay muchísimos chicos guapos!──informó Alejandra, su vos denotaba lo emocionada que estaba y yo me reí. Vi a Carl a lo lejos y pensé en jugarle una broma.

──¿Qué pasa si Carl te escucha diciendo eso?──pregunté mirando a cada persona que pasaba junto a nosotras.

──¡Cállate los ojos!──rogó mirándome poniendo los ojos como platos.

──Por qué acaba de escucharte, pero bueno, como ustedes no son novios, no debería importarte ¿No es así?──expliqué encogiéndome de hombros para restarle importancia al asunto.

──¡¿Dónde está?!──cuestionó llevándose una mano al pecho y yo me eché a reír a carcajadas. ──Desgraciada.

Corrí hasta las gradas de la cancha para tomar asiento en una parte donde no estuviéramos peligrando de recibir un balonazo.

──¿Ness viene?

──Ya estará ella para perderse un partido de "su amorcito──, Alejandra arremedó la voz de Ness.

Llegaron ambos equipos y tocaron los himnos antes de dar inicio.

En todo el rato Alejandra, Ness y yo estuvimos con el Jesús en la boca ya que los primeros minutos Éter no había logrado anotar ningún punto y el otro equipo les seguía el ritmo bastante bien, así que todo el estadio estaba casi que comiéndose las uñas, pero por suerte,  caso a ultimo minuto Éter logró obtener la delantera y ganar con una cantidad de puntos considerablemente alta.

──Casi sufro un infarto ahí──confesó Ness mientras subíamos por algo de comer antes de que empezarán las presentaciones.

──Yo casi vómito.

Arrugué la nariz al escuchar la confesión de Alejandra.

──¡Hola!──saludó Evans llegando junto a nosotras. ──¿Cómo están?

──Bien──respondimos al unísono.

──Toma, esto es para ti──informó entregándome un yogur de fresa, el cual agradecí y él volvió a irse y desaparecer entre la gente.

──¿Fresa?──cuestionó Alejandra mirando a Ness quien arrugó la nariz mientras miraba el objeto en mis manos.

──Lo sé──fue lo único que respondí mientras les sonreía.

──Ridículo.

Comimos lo más rápido que pudimos y volvimos a la cancha donde estaban los demás ya esperando la presentación.

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⏰ Última actualización: 4 days ago ⏰

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Limerencia [En Edición]©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora