Capítulo 5: Mito o historia antigua.

37 4 0
                                    

Su expresión de asombro me deja confundido, ¿qué tiene de malo mi género? Si empiezo a pensar en todo lo que he visto hasta ahora, quizás tiene un poco de sentido, pues a pesar de que las "amazonas" se parecen físicamente a las mujeres en la tierra, no he visto ni un solo hombre hasta el momento, por lo que me lleva a creer que, si realmente no hay ninguno, puede que sí esté justificado su asombro. Aunque, también está el detalle de que, para que haya reaccionado así, una de dos cosas tiene que haber pasado: o alguna vez, alguien como yo ha llegado hace tiempo, o en algún momento, en éste planeta, hubo hombres. ¿Los hubo? No veo ningún vestigio de ellos en ningún sitio, por lo que no estoy seguro de qué pensar.

Sin embargo, ésta vez soy yo quien se sorprende, cuando la veo casi correr hacia la computadora y teclea rápido en ella, haciendo que la maquinaria del techo se mueva, en específico, uno de los brazos y se me acerque. Mi cuerpo reacciona por sí solo y retrocedo, alejándome de su alcance.

-¿Qué demonios?

-¡ZASH, ALTO! ¿QUÉ ESTÁS HACIENDO?

-Es un hombre, princesa, ¿sabe lo que significa?

-Es evidente que no, ¿podrías por favor detenerte y explicarte? Lo traje aquí para que vieras qué tal estaba físicamente luego de haber despertado de forma abrupta de una animación suspendida sin ningún tipo de control, no para que lo estudies como si fuera un espécimen raro.

Esas palabras parecen traerla de nuevo a la realidad y suelta los controles, volviéndose hacia nosotros con el rostro un tanto enrojecido y un gesto de vergüenza.

-Lo lamento, creo que exageré...

-Sí, creo que sí. Ahora, ¿serías tan amable de ilustrarnos sobre el por qué de tu reacción?

-Sí, eso, vengan por favor, tengo que mostrarles algo para que lo entiendan.

-¿No vas a volver a intentar nada contra Tristán?

-Pueden estar tranquilos, ya pasó mi momento de locura de científica.

-Más te vale Zash, confío en ti, por eso estamos aquí, no me hagas que me arrepienta.

-No princesa, no se preocupe. Ahora, por favor, acérquense.

Tárritha me hace una seña para que avance y ambos acortamos la distancia hasta la enorme computadora mientras que la pelinegra de bata teclea en ella como si buscara algo. Finalmente, la pantalla de reproducción de video aparece frente a nosotros y detiene sus dedos, poniéndose recta nuevamente antes de hablar.

-He dedicado mi vida al estudio de las Amazonas, su historia, su fisiología, su anatomía e incluso sus mitos y leyendas, queriendo entender cada aspecto que nos ha traído hasta hoy a donde estamos y en busca de cualquier cosa que nos ayude a avanzar como sociedad y como especie.

-Me suena a que eres algo así como una antropóloga.

-¿Una qué?

-En mi planeta, existen especialistas llamados antropólogos, cuyo campo de estudio son los aspectos físicos y las manifestaciones sociales y culturales de las comunidades humanas. Se parece mucho a lo que has dicho que has centrado tu atención.

-Entiendo, y supongo que sí, podría decirse que soy eso, aunque aquí somos conocidas como "Cullimas". Como sea, el punto es que, a lo largo de mi vida, he leído cientos y cientos de textos antiguos y, a pesar de que siempre se muestra a nuestra raza como fuerte e independiente, avanzando por su cuenta y evolucionando en seres superiores a lo largo de la historia hasta ahora, aún cuando no ha sido mucho, en algunas ocasiones he encontrado algunos artículos que hacen mención a una especie similar a las Amazonas, solo que con características diferentes en puntos específicos, al que se los llama "Yelenes" o bien, en la traducción de nosotras hacia ti, "Hombres".

AMAZONIADonde viven las historias. Descúbrelo ahora