Capítulo 1: Planeta equivocado.

71 7 2
                                    

No doy más, no sé cuánto llevo corriendo, pero es obvio que no estoy en condiciones, que aún no me recupero por completo, y lo peor, es que no sé exactamente por qué me persiguen y disparan como lo están haciendo.

Desde que me vieron, me han estado cazando como si de un animal se tratase, un conejo asustado huyendo de una manada de zorros hambrientos, eso es lo que se me viene a la cabeza, y justo cuando creo que he conseguido escabullirme, un nuevo disparo hace un gran agujero en un árbol muy cercano a mí, dándome a entender que, en realidad, no he conseguido nada.

Vuelvo a tomar carrera, queriendo huir, cuando al dar una vuelta equivocada, termino de frente con una enorme pared de roca frente a mí cerrándome el paso. Me doy vuelta con intención de correr en otra dirección, solo para encontrarme con varios cañones apuntado directo hacia mí.

¿Cómo demonios fue que terminé así?


UNA HORA ANTES:


¿Qué pasó? ¿Dónde estoy? Me siento como si un camión hubiera pasado por encima de mí quince veces y luego hubiera sido arrojado al agua y me hubiera hundido como una maldita roca. Incluso me pesan los párpados, ni abrir los ojos puedo. Es como si cada célula estuviera hecha de plomo. Mi mente está nublada, no recuerdo nada, todos son imágenes borrosas y voces que no entiendo, reproduciéndose sin ningún tipo de orden o sentido, aunque algunas cosas parecen importantes.

No sé cuánto tardo en reponerme lo suficiente para recobrar mis capacidades cognitivas y recordar dónde estoy, o sea, dentro de mi cápsula de animación suspendida.

¿Ya llegamos que estoy despierto? Se suponía que no despertaría hasta que aterrizáramos o, por lo menos, hasta que estuviéramos por hacerlo, así que eso significa que pasaron varios años, ¿seré más viejo? ¿Qué tonterías estoy diciendo? Dios mío, el efecto de la animación suspendida aún tiene mi cerebro atolondrado, necesito descansar y tomar algo, mi boca se siente como el desierto de Atacama. Con eso en mente, y aún sintiéndome pesado, intento empujar la puerta de mi cápsula, encontrando bastante resistencia hasta que finalmente cede, lo cual es ridículo pues se supone que se abra automáticamente en cuanto yo despierte.

No importa, puede ser solo un simple desperfecto que puede arreglarse, la revisaré cuando me reponga del todo, o eso esperaba hacer, hasta que, al salir, me encontré con algo totalmente inesperado: en lugar de las paredes metálicas y la baja gravedad, estoy rodeado de lo que creo que es naturaleza y pegado al suelo. Y digo creo porque, ante mis ojos, lo que menos veo es verde y marrón, no, en absoluto.

Frente a mí hay una gran extensión de lo que parece ser césped de un amarillo pálido, como si estuviera seco, solo que no es así, en cuanto me agacho y lo toco, éste se nota tan fresco y hasta húmedo, como si recién lo hubieran regado. Los árboles tienen un tono rojizo en la corteza, no escarlata como la sangre, sino uno mucho más obscuro, casi como el vino, y sus hojas también son amarillas, solo que de uno de sus lados tienen como una pelusilla blanca y el lado amarrillo varía en su tonalidad.

Son bastante retorcidos, aunque parecen fuertes, y me resultan curiosos, no recuerdo que las imágenes que obtuvimos de HOMER-II se parecieran a esto, por el contrario, fue elegido porque era un planeta muy similar al nuestro, no solo en vegetación, sino también en atmósfera. Y ahora que lo pienso, el aire en mis pulmones se siente extraño, mucho más ligero, se nota que es mil veces más puro que en la Tierra.

Aunque es un alivio, eso no quita mi inquietud sobre dónde se supone que me encuentro, pues es obvio que no estoy en mi destino, ¿qué planeta es éste? Y aún más pertinente, ¿cómo es que llegué aquí? ¿Y dónde está la nave? ¿Por qué estoy solo con mi cápsula adherida a un trozo, obviamente de la pared, en medio de ésta vegetación extraña?

AMAZONIADonde viven las historias. Descúbrelo ahora