Capítulo I

20 4 22
                                    

— ¿Nerviosa? — Pregunta Tom.

— No te imaginas cuanto — respondo fascinada por el cartel que da la bienvenida a la universidad.

— Si ya estás así y aún no has bajado del coche... — Comenta Sam. — Relájate, hermanita, ahora empieza una gran aventura para ti.

Miro hacia delante y sonrío. Tiene razón, ahora empieza mi aventura y estoy impaciente por saber qué me depara este año.

Tom para el coche delante de mi residencia, abro la puerta y, temblando, bajo. No me había dado cuenta de cómo me temblaban las piernas hasta que he tenido que ponerme de pie.

Abrimos el maletero y sacamos mi equipaje.

— Joder, cuántas cosas que traes — dice Sam mientras carga una de mis pesadas maletas. — Muchas maletas y cajas para que luego no uses nada.

— Sí lo voy a usar — me defiendo.

— Sabes que no, seguro que vas a ser la típica empollona que no sale de su residencia porque tiene que estudiar para sus exámenes — se burla.

— ¿Sabes? Puede que sí. Pero no estamos de exámenes todo el año. Cuando no tenga que estudiar iré a fiestas, conoceré gente nueva y me emborracharé hasta caer desmayada — digo bromeando.

— Ni se te ocurra — me advierte Tom con cara de horror.

Me río ante su expresión. Parece mentira que no me conozcan. Claro que quiero salir, conocer gente e ir a las famosas fiestas universitarias, pero no estoy tan mal como para emborracharme y perder el conocimiento. Ya no. Esa época por suerte ya pasó.

Agarro una maleta con cada mano y entro en mi residencia, la que será mi hogar durante, al menos, el próximo año. Subimos las escaleras y llegamos a la puerta de mi habitación. No está cerrada con llave, lo que significa...

— ¡Luna! — Exclama Anna corriendo hacia mí.

La abrazo y suspiro. Nunca me había alegrado tanto de verla. Aunque a Derek le hubieran aceptado en la universidad no habríamos podido compartir cuarto y vivir con una extraña era emocionante e inquietante a la vez. Cuando Anna me dijo que estudiaría aquí, hablamos y decidimos ser compañeras de cuarto. Hablamos con el departamento de alojamiento de estudiantes y no hubo problema.

— ¡Anna! ¡Qué alegría que estés aquí! — Exclamo.

— Mis padres se acaban de marchar, querían ayudarme a colocar todo pero les dije que no hacía falta. Prefiero mantenerme ocupada así las primeras horas no les echaré tanto de menos.

— Te entiendo — respondo mirando a mis hermanos.

— Vamos a terminar de subir tus cosas — dice Sam.

Juntos hacemos unos cuantos viajes más y dejamos la habitación llena de maletas y cajas. Ahora mismo está echa un completo desastre.

— Bueno preciosa, ha llegado la hora — Tom me abraza e intento contener las lágrimas.

— Lo vas a pasar genial — dice Sam uniéndose al abrazo fraternal.

Les abrazo fuerte y respiro hondo, su aroma nunca me abandonará.

— Os voy a echar mucho de menos — digo en un susurro.

— Mentira — responden los dos y eso me hace reír. — Nosotros a ti también, pero lo vas a pasar muy bien, ya lo verás.

— Contrólate en las fiestas eh — bromea Sam — recuerda que tienes novio.

— Ya lo sé — respondo dándole un codazo amistoso. — Ojalá estuviera aquí.

Love en Seattle (Love #3)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora