Capítulo XII

9 4 19
                                    

Luna

— ¿Cómo que has conocido a un chico? ¿Dónde has estado?

— Se llama Theo y es un encanto. Me lo presentaron anoche Mich y Leyla.

¿Estuvieron con ellos? Menos mal que me fui.

— Son un poco creídos pero en el fondo son majos. Theo es un amor, es mayor que nosotras. Está en último año de empresariales y dice que cuando termine quiere tener su propia empresa. Aún no sabe de qué, sólo quiere ser su propio jefe. Ay Luna estoy tan feliz... Pero me da miedo. Yo vine aquí a estudiar, a aprobar mi carrera y poder tener un puesto en un buen hospital, pero Theo se ha cruzado en mi camino y no lo puedo ignorar. Pero si tengo algo con él me voy a descentrar y...

— Ey, para, no te agobies Anna — interrumpe Derek. Silencio, habla la voz de la experiencia.

— Oh, hola Derek — saluda Anna avergonzada. Apuesto lo que quieras a que no se había dado cuenta de que estaba aquí.

— Os dejo solas para que habléis, cualquier cosa me llamas, ¿vale? Y quédate unos días descansando para recuperarte.

Asiento y me da un beso en la frente. Se despide de Anna y se va.

— Enséñame alguna foto venga — le pido a Anna.

— No nos hicimos ninguna y en el whatsapp no tiene foto suya de perfil. Pero es tan guapo Luna... Creo que nunca había visto un chico tan bello. ¿Tú cómo estás?

— Estoy — digo son una débil sonrisa. — He pasado gran parte de la noche vomitando y esta mañana fui a la enfermería del campus. Tengo un virus estomacal y me han dicho que me quede unos días de descanso, ya sabes, dieta blanda y descanso.

— Lo siento mucho, debería haber estado aquí contigo — dice Anna arrepentida.

— No te preocupes no estaba sola, Derek ha cuidado de mí.

— Es un amor de chico, tienes suerte.

— Y tú por lo que veo también. Venga cuéntame, ¿dónde has pasado la noche?

— En su habitación. Vive en la misma residencia que Mich, forma parte de su fraternidad y, bueno, sabes que yo no soy de las que se acuestan con un chico según le conocen, pero es que me trataba tan bien, era tan atento, tan cariñoso que no lo pude resistir. A pesar de que le dije que no era virgen fue tan gentil, siempre preocupado de si me hacía daño, de si me gustaba y se aseguró de que me había corrido antes de terminar él. ¿Cuántos chicos se preocupan por eso y más acabando de conocer a la chica?

— No sabría decirte — respondo sinceramente ya que mi experiencia en el ámbito sexual con chicos se reduce sólo a Derek.

— Ya te digo yo que muy pocos. En mi vida sólo conocí a Justin, era el único que se preocupaba de que yo también disfrutara y viendo que Theo es como él... — dice suspirando. — ¿Estaré cometiendo un error?

— No pienses eso. Te gusta, le gustas a él, prueba a ver qué pasa, no tenéis que poner etiquetas y agobiarte por lo que suceda. Eso sí, no descuides tus estudios eh — digo en plan madre.

— No te preocupes, está controlado. Pues sí, tienes razón. Además, es hora de soltarse un poco la melena. ¡Estamos en la universidad! — Aplaude contenta.

El resto del día Anna lo pasa conmigo y aprovecho para mandar emails a mis profesores avisando de que estoy enferma y no podré asistir a clase pero pido que me digan el temario que van a dar y los deberes, porque quiero estar al día cuando vuelva. Elisabeth me responde que seré una gran paleontóloga y me envía todo lo que le pedí.

Love en Seattle (Love #3)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora