Peliculas, miedo y palomitas

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Ya pasaron cuatro semanas en la
universidad, cuatro semanas e conteniendo el impulso de mi cuerpo de decirle todo lo que siento, intentando no aparecera las tres de
la madrugada en su puerta y abalanzarme entre sus brazos, cuatro semanas a su lado
en todas las clases que obtiene la carrera de arquitectura. En varias ocasiones me resultaba realmente muy difícil sentarme a su lado y entablar una conversación,
sabía que las hormonas de mi cuerpo podrían hacer cosas de las que luego me arrepentiría, por lo que me sentaba en seis sillas más atrás sin que ella se percatara de
mi presencia.

Son las 00:00 y media de la madrugada y ya perdí la cuenta de las veces que me levanté. Sigo dando vueltas en el salón, uno no puede conciliar el sueño teniendo una
tentación al lado.

-Estoy harta de dar tantas vueltas - Me digo a mi misma en voz alta mientras abro la puerta del apartamento.

Respiro hondo una y otra vez mientras camino por el pasillo mirando los números
dorados en las puertas 227...228...229... Me detengo en la puerta 230 indecisa si llamar
O volver a mi cama, pero esta vez necesito verla antes de dormir, escuchar su voz. 15 segundos contados y la puerta sigue cerrada,
mis pies no tarda en reaccionar a retroceder pasos hacia atrás.

-¿Sarocha?

Su voz inunde mis oídos mientras me detengo en seco. Respiro hondo antes de dar la vuelta y encontrarme con ella.

-Ho...hola Patricia- camino hacia ella a paso ligero y la observo de arriba a bajo notando como el nerviosismo comienza a atacar mi cuerpo ante dicha imagern que tengo delante; una camisa de manga larga azul,
un short muy, muy corto, un moño alto mal hecho y unas gafas de vista cuadradas negras, está hermosa. -¿Te he despertado?

-No- Responde con una sonrisa- Vamos pasa.

Asiento y camino hacia el interior de su departamento tensando mi cuerpo al oír el cierre de su puerta a mis espaldas.
Es espacioso como el mio; una cocina americana donde rápidamente mis ojos
se encuentra con una taza muy curiosa sobre la mesa de cristal del comedor, y un pequeño balcón acompañado por una sencilla decoración.

-¿Necesitas algo?- Pregunta mientras se dispone a poner algo en el microondas haciendo que me gire hacia ella.

-Oh no, solo...solo que no puedo dormir- Doy pequeños golpes con mis dedos sobre mi pierna para que no note la reacción de mi cuerpo al estar cerca de ella- Las chicas
se fueron de fiestay yo preferí quedarme a estudiar, ya sabes para el examen de Matemáticas.

- Yo también estuve estudiarndo y no entiendo absolutamente nada de nada- Dice sacando un recipiente del armario, ahora se que el microondas hace palomitas.

Vamos Freen esa es tu oportunidad, díselo.

-Si quieres te puedo ayudar, no me resulta dificil los números.- Me atrevo a proponerle sin pensármelo mucho.

-Claro, eso estaría genial.-Responde dándose la vuelta y sacando la bolsa del microondas.

-¿Estas sola?-Pregunto intentando que no exista ese silencio incomodo por mi parte.

-Si, Rosé se fue a dar una vuelta y yo ahora veré una película ¿Quieres acompañarme?

*¿Ver una película contigo? no me lo pierdo para nada*- Pienso mentalmente, pero mi respuesta es otra más simple.

-Si, ¿que película?

-Eso aun no lo he decidido.-Responde
ojeando unos cuantos DVDs en una
estantería.

Me acerco hacia la estantería para así ojear con ella las películas, tiene muchas de amor, cosa que no es lo mio, pero con ella vería lo que sea. Observo que las películas están organizadas por géneros, mis ojos se
encuentran rápidamente con las de miedo y las miro con detención, muchas de ellas ya las he visto.

¿Real? Donde viven las historias. Descúbrelo ahora