ESPECIAL 1000 VISITAS

71 18 13
                                    

[[Para aclarar, esto es un capítulo a parte de la historia, así que no tendrá nada que ver, además habrá una referencia Disney, ahora sin más dilación, disfrutad.]]

EL PRÍNCIPE Y EL CUERVO

Estaba en el jardín, sentado en la fuente jugando con mi pelota favorita, era dorada, y era mi mayor tesoro. Cómo siempre jugaba a lanzarla al aire y atraparla, cada vez más alta, cada vez más lejos del suelo, pero en uno de esos lanzamientos se quedó atascada en un árbol.

: ¡O no! ¡Mi pelota! -traté de alcanzarla, pero no lo lograba-, ¿ahora que hago? No llego a alcanzarla...

Lágrimas recorrieron mi rostro, era una tragedia aquella escena. Pero entonces, una voz profunda se empezó a escuchar cerca del lugar.

Cuervo: Príncipe ¿por qué lloráis vos? Hasta el hombre con el corazón más duro sentiría pena por usted -era un cuervo, su plumaje era tan negro como la noche, su pico amarillo resaltaba de esa negrura, junto a su cuello carmesí-.

Alcé la cabeza hacia el cielo, y lo vi posado en una rama de un árbol cercano de manzanas.

: ¡Eres tú viejo graznador! -suspiré pesado aún mirándolo-, lloro porque he perdido mi pelota dorada en ese árbol, es lo que más amo en este mundo.

Volví a romper en sollozos, pero en un momento escuché como el pájaro carraspeaba su garganta.

Cuervo: Bueno, no hace falta llorar más, yo puedo traerla en menos de lo canta un gallo -dijo el pájaro azabache, quien me guiñó un ojo, pero decidió añadir algo más-, sí, puedo recuperar tu pelota pero... ¿Qué me das a cambio?

: ¡Todo lo que quieras! -aplaudia de lo féliz que estaba-, mis joyas de oro, mis elegantes trajes, hasta mi corona de oro y diamantes.

El cuervo voló hasta estar en la fuente donde me encontraba sentado, podía admirar mejor ese plumaje negro que portaba.

Cuervo: Yo no necesito nada de eso, querido mío. No quiero ni tus trajes ni tus notas de oro. Y si me dieses tu corona de oro y diamantes tu madre se enfadaría. En cambio, ¿me prometes jugar conmigo, sentarme a tu lado en la mesa, comer de tu plato de plata y de beber de tu copa de cristal, y dormir en tu cama?

No podía evitar pensar lo estúpido que era ese cuervo, después de todo, ¿qué se podía esperar de un pájaro?

: ¡Claro que sí! ¡Lo que usted quiera! -dije sonriendo, obviamente no se lo iba a permitir-.

Entonces el cuervo voló hasta las ramas del árbol y comenzó a golpearlas, haciendo que mi pelota cayera, al tenerla en mis manos fui corriendo al palacio y cerré la puerta, impidiendo que el cuervo entrará.

A la mañana siguiente cuando estaba desayunando oí un golpe en la puertas del palacio, como un picoteo.

Cuervo: ¡Querido mío déjame entrar!

Al abrir la puerta, un poco, lo vi, vi ese pico amarillo y esas plumas negras. Cerré la puerta y me quedé blanco, tanto que mi madre se preocupó.

Madre: ¿Qué sucede cariño? -Formuló ella mientras se levanta un poco de su silla-, ¿te has asustado de algo?

Yo disimulé lo mejor que pude, sonriendo y posando.

: ¡No pasa nada madre! ¡Un cuervo no es ningún problema! -Al darme cuenta de eso me sonrojé de la vergüenza-.

Madre: ¿Cuervo? -Tuve que hacerlo, le conté todo lo ocurrido en los jardines, excepto mi promesa-, ¡por Dios! ¡Guardias!

Justo cuando iba a ocurrir la acción el cuervo graznó "¡Príncipe mío, realizar vuestra promesa, aquella promesa que me hicisteis debajo de aquel roble, junto a la fuente de los jardines".

Mi madre al oír esto me hizo explicarle todo, y así lo hice, le expliqué todo lo ocurrido ayer en el jardín.

Madre: Si en este reino todos súbdito mío de e cumplir su palabra... ¡Que menos que mi hijo haga lo mismo! -Mando mi madre, la reina, pues si palabra iba a misa-, guardias, abrid la puerta.

Al abrir la puerta el cuervo entró y revoloteó hasta la mesa, posándose cerca de mi plato. Me senté algo apartado de él, pues me da algo de repulsión aquella ave.

Después del desayuno estuve en varias partes del castillo, y allí donde yo fuera, iba ese cuervo, si me iba a pasear, el venía, y si salía a jugar al jardín el se posaba en una rama a jugar... Así todo el día, hasta en la cena se sentó y comió a mí lado.

Después de cenar fui al baño para asearme del día que había tenido hoy, no dejé entrar al cuervo por obvias razones. Pero al llegar a mi cuarto allí estaba él, sobre unos cojines en mi cómoda, lo ignoré y me acosté en mi mullida cama. En pocos momentos oí un aleteo y ese pajarraco se posó en mi almohada.

Cuervo: Buenas noches mi príncipe -graznó la criatura oscura cual sombra, para luego quedar dormido-.

Diría o haría algo, pero estaba demasiado cansado como para eso... Y caí en las manos del sueño.

Al día siguiente todo era igual, el cuervo estaba en todos lados, pero esta vez era diferente, pues parecía que me estaba intentando ayudar... En el desayuno me acerca lo que pedía, en el paseo me traía flores, en el jardín jugaba conmigo, en el baño se ponía a graznar lo que parecía una canción y al dormir se posó sobre un cojín en mi ventana.

Al día siguiente ya... Quise mostrar algo de apreción por eso, le puse comida en su propio plato, además de su baso, al pasear hacia coronas con las flores que él me traía, a la hora de jugar jugaba con él, yo tiraba la pelota en el aire y el la golpeaba para devolverla, en la ducha yo ponía letra a sus melodías, y en las noches mandé aunque lw fabricarán una cama colgante, así podría dormir a mi lado.

En ese tercer día juntos ya éramos inseparables, tanto, que ya lo veía como algo más que un simple cuervo.

: Estos días son geniales... -Mencioné mientras se tumbaba en mi cama-, son lo más maravilloso que he tenido en mucho tiempo.

Cuervo: Puedo decir lo mismo mi príncipe -respondió el pájaro azabache mientras se posaba en su cama-, estos días han sido maravillosos...

: ¿Mañana repetimos? Estoy pensando en canciones nuevas, y tal vez... -En ese instante vi la entristecida cara de mi compañero-, ¿qué ocurre cuervo?

Cuervo: Yo he de irme mañana -bajó hasta estar sobre mis rodillas-, vos habéis cumplido con vuestra parte majestad... Así que yo volveré a ser libre, a volar por los cielos...

Yo estaba devastado, no podía dejar que mi amigo huyera, se fuera, depaia de todo esto... Debía hacer algo, pero no podía obligarle a quedarse.

: Está bien amigo cuervo, sí quiere marchar adelante, pero antes, como muestra de mi afecto me gustaría darle un beso -y así lo hice, le di un beso en su amarillo pico, y de un momento a otro, empezó a brillar-, ¿que sucede?

El cuervo estaba... Cambiando, su cuerpo se agrandó, paso de negro a rosa, y se rosa a un tono piel, sus plumas desaparecieron, y en su lugar, una melena negra hacia presencia, su antes pico era una boca, y sus alas y garras se transformaron en brazos y piernas. Grite con tanta emoción y alegría que todo el palacio retumbó, mi madre al entrar con los guardias no daba crédito a su visión, en vez de un cuerno negro, halló a un joven alto y apuesto de ropajes negros. Al día siguiente, el nuevo príncipe nos contó su historia llena de tragedia y romance, una bruja lo transformó en cuervo, condenado a volar durante años hasta que el beso de algún príncipe lo rompiera. Y ahora estamos aquí, a dos días de mi boda con el príncipe cuervo... Y así vivimos felices para siempre jamás...

Fin

El rayo de luz y la huella de oscuridad // Tokoyami x Male readerDonde viven las historias. Descúbrelo ahora