La vida de Darlan continuó de la misma forma: gris, monótona y tortuosa, durante dos meses, hasta que un día, ocurrió un extraño cambio. En el trabajo, las exigencias comenzaron a desvanecerse. Una calma desconcertante se instaló en la oficina, como si de repente el caos que había reinado durante semanas se hubiera disipado. Era como estar en medio de una tormenta que, tras tres semanas de turbulencias, lluvias y mareas agresivas, de repente se convertía en un día soleado, con un viento suave y poco ruido.
Y no solo en el trabajo; el transporte también presentaba este inusual estado de paz. Darlan había sido capaz de conseguir autobuses casi vacíos, con poco tráfico en las calles y rutas tranquilas. Su jefe, el Sr. Fernández, no había sido tan intenso en sus pedidos; de hecho, con él, no había mostrado la misma exigencia, por lo tanto, su jefe de equipo tampoco estaba tan encima de él. Era una sensación extraña, casi surrealista, que lo dejaba inquieto.
Sin embargo, no todo era color de rosa. A pesar de esta repentina calma, Darlan sentía que su salud iba decayendo. Últimamente, se sentía más cansado que de costumbre con una vejiga que parecía llenarse más rápido de lo habitual, provocándole que tuviera que visitar el baño cada diez minutos. Las náuseas lo atormentaban y a menudo sentía que iba a desmayarse incluso al ir al baño. Una tarde, casi cae al suelo, pero su colega Ana lo interceptó a tiempo, evitando que se hiciera daño.
La preocupación que había comenzado a anidar en su mente lo llevó a consultar con un médico, acompañado de su mejor amiga. La espera fue tediosa; mientras tanto, su mente no dejaba de divagar sobre su estado. Al fin, los resultados llegaron, y la noticia fue desalentadora. El médico pronunció las palabras que jamás imaginó oír.
—Darlan, los resultados indican que estás... embarazado.
Se quedó atónito ¿Cómo era posible? Era un hombre, o al menos eso creía. La idea de que algo así pudiera estar sucediendo no tenía sentido. La confusión aumentaba mientras el médico continuaba hablando, explicando que esta podía ser una señal de algo más grave, como cáncer, pero Darlan apenas escuchaba. La incredulidad invadió su mente al momento que el medico hizo un chequeo mas profundo; ¿cómo podía haber un latido? Lo verificaron y efectivamente, había un pequeño latido; un feto creciendo en su vientre.
—¿Qué demonios hago ahora? —pensó, aturdido. No encontraba sentido a la situación. Recordó historias de personas intersexuales, casos de hermafroditismo en los que los padres habían decidido el género erróneo ¿Podría ser su caso? Era algo que no podía preguntarle a sus padres, porque... bueno, la relación con ellos era complicada.
La incertidumbre lo invadía mientras sopesaba su futuro ¿Qué hacer con esta criatura? Apenas podía mantenerse a sí mismo y el sujeto de aquella noche era completamente inalcanzable. La idea de encontrarlo y pedirle ayuda parecía una locura. Su mente giraba en círculos, atrapado entre la realidad y la agitación emocional. Estaba completamente solo, cargando un problema que ni siquiera sabía cómo abordar.
Se permitió un momento para respirar profundamente, tratando de calmar el torbellino de pensamientos que lo desbordaba. Las complicaciones parecían hacerle eco en su mente, y de inmediato se dio cuenta de que necesitaba hablar de esto con alguien, de buscar apoyo. Sin embargo, sentía que cualquier intento de explicar su situación solo lo haría parecer un loco.
Al final del día, regresó a casa, sintiéndose más abrumado que nunca. La paz del viaje en el autobús ya no le parecía reconfortante, sino irreal en contraste con el ajetreo de su vida interna. Se dejó caer sobre el sofá, dejando que la realidad lo inundara. Tenía que tomar decisiones, pero no tenía claro cuáles eran sus opciones, ni estaban definidas en su mente.
¿Y si abortaba? El silencio del hogar era ensordecedor, cada rincón parecía recordarle su soledad. Mientras pensaba en el futuro, sentía que la imagen del feto se convertía en su símbolo personal de resistencia -O quizas locura- un recordatorio de que, a pesar de la confusión y el miedo, había una nueva vida comenzando en su interior.
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El novio del dios DRAGON
FantasyDarlan es un oficinista común y corriente, atrapado en un trabajo sobre explotador que le consume gran parte de su tiempo y energía. Un día, por azares del destino, se encuentra con un día libre inesperado y decide aprovecharlo al máximo, entregándo...