Por una confusión de pociones y la mera curiosidad de ambos, Aquino y Duxo tendrán que hacerse cargo de Mictia que ahora es... ¿una niña?
#1 DUXO 01/07/24
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Sábado. Le toca a Duxo.
Era de mañana, aun la pequeña se encontraba en casa de Aquino. Él le había regalado una pequeña mochila para que pudiera llevar lo que quiera, pero sólo guardo palitos, ya que le gustaba jugar mucho con ellos.
Aquino estuvo más de media hora tratando de comunicarse con Duxo. El azabache no contestaba los mensajes ni las llamadas, el castaño empezó a demostrar su enojo caminando de un lado a otro mientras se quejaba en voz baja.
La pequeña solo lo miraba mientras estaba sentada sobre una pequeña banquita abrazando su mochila.
- ¿Por qué no contesta este-? - se limitó a insultar.
Giro a ver a Mictia quien lo observaba con curiosidad. Duxo no contestaba ¿Ahora que haría?.
- Supongo que ahora me toca llevarte - dijo.
Era muy probable que se encontrará a algún otro compañero en el camino, y se puso a pensar en maneras de poder llevar a Mictia sin que nadie se de cuenta.
Busco en varios cofres algún objeto que le sirviera, encontrándose con una manta naranja no muy grande. Lo primero que se le ocurrió fue envolver a Mictia con esta y así llevarla cargando, pero podría levantar sospechas.
Pensó en alguna otra alternativa, pero no se le ocurrió nada, además que no sabía si tenía otra cosa que pudiera ayudarle.
Dejó el objeto cerca de Mictia mientras que buscaba algo más entre sus cofres. La pequeña agarró la manta y empezó a jugar con ella, se la puso en la cabeza y también se cubrió con ella jugando a que era un fantasma.
No logró captar la atención del castaño, así que solo volvió a sentarse y se amarró la manta como una banda.
Aquino aun no encontraba nada más y ya estaba a punto de rendirse, hasta que vio a Mictia con la manta amarrada a través de su torso. Logró mejorar su idea anterior.
Llevaría a Mictia envuelta en aquella manta, pero esta vez, la llevaría en su espalda, de tal forma que parezca que llevaba algún objeto o material dentro de la manta. Básicamente una especie de mochila.
- ¡Eres una genio, Mictia! - la felicito.
- ¿A si? - hablo confundida. Luego demostró una sonrisa antes aquellas palabras.
Aquino empaco un par de cosas en una mochila aparte y se alistó para salir. Envolvió a Mictia en la manta y la puso sobre su espalda, amarrando las puntas de la tela frente a su pecho.
Agarró ambas mochilas y salió de su casa para ir a la de Duxo. El camino no iba a ser tan largo, pero decidió tomar algunos atajos para llegar más rápido.
Mictia se había acomodado de tal forma que no se le llegaba a ver. Estaba echada boca arriba, lo que le permitía ver el cielo celeste y unas cuantas nubes, con las cuales paró distraída todo el camino.