CAPITULO 5

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Nos montamos en el carruaje y desde el instante que el secretario menciono que el conde no se encontraba, presentí que algo andaba mal, en otras circunstancias hubiera optado por irme pero... no, en realidad hubiera ido de todas formas, además, tenía que informarle al conde que la chica pelirroja de la que le había hablado, no era más nuestro rubí. Definitivamente no sabía de qué forma reaccionaría, él era un hombre muy impredecible, pero mi obligación era hacerlo. Solo esperaba que regresáramos con bien de todo esto.

En cuanto nos pusimos en movimiento pude notar la expresión de Gwendolyn de todo lo que sus ojos veían en ese instante, supongo que se encontraba asombrada de ver Londres en el siglo XVlll pero definitivamente no se veía tan emocionada al respecto. Si bien, no era muy diferente del todo, el tráfico era el mismo y el clima también. Ella se esforzaba en reconocer los lugares por los que pasábamos, pero al no lograrlo, su cara hacia un gesto gracioso.

Los silencios entre nosotros se estaban volviendo más comunes y yo no sé si prefería que estuviera lanzándome preguntas o que no las hiciera.

-Esto es Kingsway -. Dije tratando de romper el silencio incómodo que se generaba a nuestro alrededor.- Irreconocible, ¿Verdad?

Pero antes de responder, nuestro carruaje se movió bruscamente y Gwen cayó sobre mí. Yo me encontraba muy divertido por la forma en que reboto hasta mi lugar.

-Este tipo debe creerse que es Ben Hur.- dijo mientras se deslizaba de nuevo a su lugar.

-Conducir un coche de caballos es terriblemente divertido- dije mientras recordaba las veces que logre conducir uno.- Claro que en un coche abierto es todavía mejor. Los faetones son mis preferidos.

El carruaje salto de nuevo y vi que Gwen comenzaba a marearse.

-Me parece que prefiero un jaguar-. Susurró con voz apagada.

Justo en ese momento llegamos a Wigmore Street. Toque a la puerta y la abrió un lacayo

-¿Qué se le ofrece joven?-. Preguntó

-Necesitamos ver Lord Bromptom.

-Lamento informarle que el Lord no se encuentra en casa en este instante-. Contesto el lacayo algo nervioso.

-Sé que no es así, y si no nos dejas pasar hare que te despidan este mismo dia- repuse algo furioso.

El lacayo amplio los ojos como platos y nos dejó pasar al vestíbulo.

-Enseguida comunico su llegada-. Dijo mientras desaparecía tras una larga escalera.

-¿Tienes un anillo propio?- preguntó Gwendolyn

-Si, Naturalmente- conteste algo desconcertado.- ¿No estás un poco emocionada?

Ella me miro un momento con cara de no saber de qué rayos hablaba, pero después pude ver el nerviosismo surgir en ella de forma natural. En seguida se tocó el cabello, mis palabras de alguna forma la habían vuelto a la realidad.

¨Se amable con ella¨. -Estás perfecta- dije con una pequeña sonrisa.

Se quedó en silencio... que acaso no sabía decir ¡Oh, gracias por el cumplido! O algo como ¡Tú también te ves bien! Un ¨gracias¨ hubiera sido aceptable. Inmediatamente me cambio de tema...

-¿Sabes una cosa? Nuestra cocinera también se llama Brompton.

-Sí, el mundo es un pañuelo- conteste dirigiendo la mirada hacia el lacayo que bajaba las escaleras tan rápido como podía.

-Los señores les esperan, sir.

Gwen y yo seguimos al hombre hasta el primer piso el cual se veía un poco gracioso, era algo así como una pequeña...

Rubí desde los ojos de GideonDonde viven las historias. Descúbrelo ahora