Parte 1

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Oh Dios, oh Dios, oh Dios....

Colin no podía creer que esto estuviera sucediendo. O la verdad si, si podía, en especial si comenzaba a hacer un catastro mental de todos los hechos que habían acontecido desde su llegada a Mayfair luego de estar 6 meses en el extranjero y que no habían hecho más que atormentar su existencia, pero por sobretodo su corazón. Si Colin tuviera alguna metáfora para describir lo que había vivido hasta la fecha, tendría que decir que su vida se había transformado de pronto en una caja de Pandora dónde solo el caos reinaba y que parecía que su único propósito era el castigarlo. Si, castigarlo por todos sus pecados que había cometido porque tanta mala suerte no podía ser casual.

Pero que situación más inoportuna, pensó él rechinando los dientes. Se suponía que ese sería un día tranquilo y divertido en esa feria dónde finalmente se las arreglaría para buscar cualquier oportunidad que tuviese para tener a Penélope a solas y hablar de lo que tanto había atormentado sus días y noches desde entonces.

El beso.

Aquel simple, glorioso y maldito beso.

Pero el destino, para variar, parecía tener otros planes para él, porque sin importar que intenciones tuviese, estas tendían a encontrar su terrible final antes de siquiera comenzar. Y no se refería solo al hecho de que apenas pusieron un pie en ese lugar Penélope fue secuestrada de manera inmediata por Lord Debling porque si, secuestro es la palabra que Colin tenía en mente para describir la forma descarada que tenía ese hombre de monopolizar a Pen y que hacían que él quisiera arrollarlo con un caballo. Sino al posible accidente que estaba a punto de ocurrir sino hacían bajar pronto a tierra ese globo aerostático.

Un sudor frío le recorrió la espalda mientras corría en dirección a la plataforma de madera en el centro de ese parque siendo acompañado a sus espaldas por dos individuos que, sin necesidad de ver, Colin supo que se trataban de su buen amigo Will y su hermano Benedict. Corrió como si el diablo lo persiguiera, con la mirada fija en las cuerdas que aún sostenían al globo en su lugar y rogando internamente que pudieran soportar un poco más, ya que una de ellas se había soltado y solo era cuestión de tiempo para que las otras le siguieran.

No obstante, Colin confiaba en que su experiencia pudiera serle útil en estos momentos, ya que no era la primera vez que se enfrentaba a una situación de este tipo. En su último viaje a Grecia, el barco en el que viajaba atravesó una zona de tormenta que obligo a varios de los pasajeros, incluyéndole, a colaborar con los marineros en cubierta para sostener las velas en su lugar mientras eran azotados no solo por las inclemencias del tiempo sino por el violento golpeteo de las olas que movían el barco de un modo que les hizo empalidecer a todos y los mantuvo rezando por sus vidas durante horas. Pero ahora, no había tormenta y estaban en tierra, por lo que se suponía que tarea debería ser más sencilla que en aquel momento. O al menos, eso esperaba.

Recordando lo que sucedió estando en el barco y sin pensárselo dos veces, Colin se deshizo de su largo abrigo marrón al sentir que le estorbaba, dejando que cayera al suelo de forma despreocupada y comenzó a desabrocharse los botones de las muñecas para poder arremangar su camisa hasta los codos, preparándose para lo que se venía. Si bien su mirada estaba en el globo, otra parte de él, una más instintiva y profunda, le gritaba una y otra vez que buscara a Penélope entre la multitud que se agolpaba cada vez más cerca de la plataforma para asegurarse que estuviese a salvo. Pero, maldita sea, no tenía tiempo, así que solo esperaba que estuviera lejos de ahí así fuese que estuviera cerca de Debling. Aunque en su fuero interno, Colin rogó que para esas alturas su madre ya se la hubiese llevado frente a tal conmoción.

-¡Apártense todos! – gritó él de manera autoritaria sin darse cuenta mientras subía a la plataforma y agarraba una de las cuerdas con firmeza, tirando hacia atrás del mismo modo que en el barco.

Tormentoso EscándaloDonde viven las historias. Descúbrelo ahora