Parte 2

2.6K 135 76
                                    

Las cejas de Colin se alzaron con sorpresa ante tal revelación, ya que jamás hubiese creído que el hombre frente a él era un Conde a menos que lo hubiera mencionado desde el principio. Se veía como alguien simple, a primera vista humilde y controlado, como si nada ni nadie le pudiese perturbar. La calma en el ojo de la tormenta. Incluso ahí, de pie junto a él, Colin sentía su presencia relajada y tranquila como si fuera un miembro simple de la sociedad y no alguien con ese nivel de importancia. No obstante, si bien su apariencia no gritaba autoridad de buenas a primeras, su voz si lo hacía, porque bastaba que él hablara para que cualquiera le prestara atención y guardara silencio, incluso él. Era un poder que pocos poseían, pero uno muy efectivo por lo demás.

-Eres Escoces entonces – señaló Colin mientras trataba de salir un poco de la impresión de descubrir que aquel hombre fuese un Conde. John asintió y ahí Colin entendió porque le había percibido ese ligero acento al hablar – Y dígame, milord, ¿Qué lo trae a Mayfair?

-John, por favor – le corrigió él con esa voz tan peculiar suya – Estoy aquí por asuntos parlamentarios. Mi primo Michael está de viaje en estos momentos y admito que me siento algo solo en mi pueblo sin él, así que he decidido quedarme a disfrutar de la temporada aquí en Mayfair una vez finalice mis labores en la Cámara.

Colin lo miró con incredulidad.

-¿Michael dijo? – repitió él - ¿Está hablando de Michael Stirling?

John asintió.

-Asi es – contestó él - ¿Lo conoces?

La pregunta en realidad debía ser quién no lo conocía a esas alturas. Toda la sociedad se escandalizaba cuando Michael Stirling, el famoso Alegre Libertino, se encontraba de visita en la ciudad. Si bien Colin debía reconocer que nunca lo había visto a la fecha debido a sus constantes viajes, los rumores decían que era un hombre cuyo atractivo era imposible de resistir y que causaba que las mujeres, aun estando casadas, miraran en su dirección, aunque estuvieran en esos momentos colgadas del brazo de sus respectivos maridos. Incluso Anthony le había mencionado en más de una ocasión que sería capaz de encerrarse con Kate en Aubrey Hall si con eso evitaba que ella se volteara a mirarlo si se encontraba de visita en la ciudad. Y para que su hermano mayor, el temido Vizconde Bridgerton, le dijera eso sabiendo que Kate estaba tan enamorada de él como él de ella era porque Michael Stirling tenía el poder de hacer dudar a cualquier mujer de sus elecciones matrimoniales.

No supo porque, pero de pronto quiso partirle la cara al tal Michael de solo imaginarse a Penélope quedándose embobada mirándolo y eso que ni conocía al hombre ni como lucía.

-Buen Dios – comentó John al captar su expresión, dejando escapar un suspiro, haciendo que Colin se despertara de sus cavilaciones y le prestara atención – Al parecer estas al tanto de su reputación.

-Más o menos – le respondió Colin con voz queda y se cruzó de brazos en un claro gesto defensivo.

John negó con la cabeza y sonrió sin ganas.

-Michael tiene una debilidad por las mujeres. Tiene encanto, atractivo y lo sabe, así que lo usa a su favor. Siempre ha sido así desde que éramos unos niños – explicó – Si bien amo a mi primo y Dios sabe que es como un hermano para mí, debo decir que hay ocasiones en las que no apruebo muchas de sus decisiones. Pero él es un hombre adulto y sabe lo que hace. Por eso espero que este viaje le sirva para saciar su sed de diversión, al menos de forma momentánea.

Colin le alzó a ceja.

-No pareces tenerle mucha fe.

Una vez más, el Conde suspiró y se frotó los ojos como si estuviera cansado.

Tormentoso EscándaloDonde viven las historias. Descúbrelo ahora