«Y... la maldición de los números impares me persigue.»
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A sus dieciséis años y en medio de su segundo año de preparatoria, Do Seowoo estaba atrapada en un ciclo rutinario y monótono que parecía no tener fin.
Cada día, se despertaba a la misma hora, sin excepción. Se arrastraba hasta la cocina y se preparaba el mismo desayuno de siempre: yogurt, trigo y frutos secos. Luego, subía al autobús para un viaje de quince minutos a la preparatoria, mientras Ghost Song de Nell, sonaba una y otra vez en sus auriculares.
En la escuela, su existencia era discreta. Ser amable, hablar poco e interactuar solo cuando sea necesario. Esas eran sus tres reglas de oro.
Seowoo no tenía conflictos con nadie, pero su lista de amigos era notablemente escasa. Tan escasa, que, en realidad, no contaba con ninguno.
Y aunque su vida podía parecer aburrida, Seowoo tenía el don de maravillarse ante las cosas más sencillas, como la luz tenue que se filtraba en el salón de artes durante el almuerzo, o la serenidad que se respiraba en los pasillos después de la última clase del día.
Pero lo que Seowoo más disfrutaba de su languideciente día, era el tiempo que pasaba en la biblioteca, especialmente los jueves y viernes por la tarde, cuando la mayoría de los estudiantes de segundo año se dispersaban por el campus para sus actividades extracurriculares.
En ocasiones, Seowoo entablaba conversaciones con la bibliotecaria, la señorita Ryu. Una mujer amable, pero al igual que Seowoo, de pocas palabras. Estas breves charlas, junto con las increíbles anécdotas que el conserje, el señor Han, le contaba cuando se saltaba la clase de gimnasia y se refugiaba en los baños del segundo piso, constituían la mayoría de sus interacciones sociales durante la semana. Claro, sin contar las breves notas que la señora Moon, quien les ayudaba con las labores domésticas en casa, le dejaba en el microondas con su cena dentro.
No obstante, el círculo social de Seowoo era tan reducido como su interés en expandirlo. Y muy al contrario de lo que muchos podrían llegar a pensar, a Seowoo le gustaba la familiaridad reconfortante de la soledad, y el silencio sereno que siempre la acompañaba.
Sin embargo, había días en los que...
—Hoy vamos a trabajar en parejas, y por esta única ocasión —la profesora de ciencias sociales suspiró, presionando el puente de su nariz con dos dedos, anticipando el alboroto que se avecinaba—, tendrán la libertad de escoger a su propio compañero —anunció finalmente, desatando un estruendo de voces en todo el salón.
En cuestión de segundos se escucharon esos molestos chirridos que provocaban las butacas al ser arrastradas. Sin embargo, la profesora Lee, con su expresión de exasperación habitual, parecía haberse resignado a aceptar que cada actividad en parejas era una especie de campo de batalla que debía atravesar.
Seowoo, como siempre, se mantuvo en la periferia de la locura, observando desde su rincón de seguridad al fondo de la clase.
Seowoo no tenía particularmente una lista de deseos para compañeros de clase, pero sí una extensa lista de 'Nope, gracias'. Por lo que se quedó quieta, como una estatua, esperando que el caos se disipara.
—Muy bien —habló la profesora caminando entre las butacas—. Ahora. No es una coincidencia que ustedes mismos...
Cuando la profesora Lee la miró por encima de sus gafas, Seowoo sintió sus orejas calentarse de vergüenza y su estómago contraerse con nerviosismo. A los pocos segundos, inevitablemente, todas las miradas cayeron sobre ella.
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CEDENTE | j.jk
Fanfic❝Jeon Jungkook siempre iba deprisa y Do Seowoo siempre iba un paso detrás. Jungkook era el protagonista y Seowoo, solo una extra. Pero cuando Hwang Hyerin llegó, todo cambió. Jungkook no podía apartar los ojos de ella, y Seowoo... Seowoo solo estaba...