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Seokjin encontró la figura de Minji a unos metros de distancia frente a él, dándole la espalda, sentada en el filo de unas escaleras en la interminable sala de emergencias del hospital. Su cabeza se encontraba agachada y cubierta por el gorro de la sudadera que usaba.

El clima era demasiado frío como para que aquella chica únicamente utilizara eso como abrigo, y Seokjin lo sabía. La situación era ya desastrosa y terrible como para permitir que Minji cogiera un resfriado. El alfa se quitó el abrigo que había traído como protección ante las bajas temperaturas y llegando hasta ella, lo colocó sobre su espalda y la arropó.

Minji no se movió, ni dijo nada. Sabía que quien la cubría era su tío.

Jin tomó asiento junto a ella en silencio y suspiró cuando la observó jugar con el vasito de cartón blanco para el agua que probablemente, ya se había tomado. El alfa no sabía por donde comenzar la conversación, después de todo, darle la noticia a una niña de que su padre había fallecido no era tarea sencilla.

—Lamento no haberles llevado el agua, lo olvidé —la menor se disculpó con la voz algo entrecortada y Seokjin sonrió de lado. La atrajo hacia su enorme cuerpo y Minji recargó su cabeza sobre su pecho. Los fuertes brazos del alfa la rodearon y ella soltó un sollozo que logró formar un nudo en la boca del estómago de su tío. Tenía tanto miedo por su reacción que sentía que iba a vomitar.

—No importa, para ser honesto no tenía sed —confesó Jin.

Un silencio se instaló entre los dos, y cuando la pequeña logró acostumbrarse al calor del hombre que la reconfortaba, Seokjin se separó un poco y tomó sus manos con algo de fuerza. Sus ojos picaron y una lágrima inevitablemente cayó, llamando la atención de su sobrina, quien lo miraba con pena.

—¿Las cosas están mal, cierto? —dijo Minji, temerosa. Seokjin se mordió la lengua odiándose en aquel momento por no mostrarse fuerte ante ella como tenía que hacerlo por naturaleza, pero no podían culparlo. Había perdido a su hermano y su mejor amiga no tenía muchas esperanzas. Las dos personas que lo habían apoyado y confiado en él en toda su vida además de sus padres. Sus cómplices, su familia, se habían ido.

—Minji, sabes que siempre voy a estar contigo, ¿cierto? No importa lo que pase en el mundo o con los demás, yo siempre voy a estar para ti. Desde que naciste he estado ahí y eso no va a cambiar nunca... —la voz del alfa se rompió en cuanto la menor estableció contacto visual con él, rogando por la verdad y nada más que eso. Su mirada dolía, quemaba.

Seokjin sintió una opresión fuerte en el pecho que le provocó cierta incomodidad y después soltó un fuerte sollozo, liberándose un poco de esta forma y finalmente dejando caer aquel caparazón que siempre traía puesto, dejando ver a la pequeña que se encontraba muy mal.

—¿Qué está pasando tío? ¿Ellos están bien, verdad? —la actitud de la menor no ayudaba con la situación—. Ellos están bien, prometieron que iban a volver y después iríamos a patinar como cada año, ¿recuerdas? —la risa que Minji soltó teniendo recuerdos de Navidades anteriores terminó por quebrar el corazón de Seokjin, quien miraba a su sobrina con miedo de hacerle algún daño emocional con la noticia que cargaba para ella. Con lentitud acarició las oscuras hebras del cabello de la menor y después repitió la acción con su mejilla. Jin suspiró.

—Tu papá estaba muy débil y perdió mucha sangre, y...

—¿Qué? Pero estará bien, ¿verdad? Él prometió, él dijo que-

—Cielos Minji, perdóname por no poderte proteger de esto —Seokjin tomó en un fuerte abrazo a la confundida adolescente, quien únicamente permaneció inmóvil.

INESPERADO // JINTAE (Omegaverse)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora