INESPERADO // JINTAE (Omegaverse)

7

Seokjin observó la hora en su reloj al mismo tiempo en que se ajustaba la manga del abrigo para después volver a contemplarse en el espejo. Arregló el cuello de la camisa que usaba y acomodó su cabello nuevamente, después de haberlo peinado minutos atrás. Cuando sintió que el tiempo se le estaba viniendo encima, salió disparado de la habitación y caminó hasta su estudio en casa, tomando el elegante maletín de cuero donde guardaba su ordenador portátil, algunos archivos y documentos del trabajo, y varios libros importantes para las clases del día. Tomó celular y cartera colocándolos en los bolsillos de sus pantalones y salió como rayo del departamento. 

Condujo con cierta prisa atravesando la ciudad en un lapso bastante corto de tiempo, presionado por llegar a la hora acordada, como lo había hecho los últimos tres días desde que los niños habían vuelto a clases y bajo los acuerdos establecidos con Taehyung. Seokjin llevaba a los retoños de la familia Kim a la escuela la mayoría de las veces, y Taehyung los recogía. Minji regresaba por su propio pie, o en autobús. El trayecto a la escuela de los niños era largo, considerando que la casa de los Kim se encontraba al otro lado de la ciudad desde su departamento, y de ahí tenía que volver a atravesar toda la urbe para llegar a la escuela.

A veces se preguntaba como le hacía su hermano por las mañanas para llegar a tiempo con ellos a la escuela y dirigirse tan calmado a su empleo. Él sentía que se quedaba corto de tiempo, y lo confirmó derrapando el auto contra el pavimento estacionando con rapidez frente a la casa.

Bajó del bonito Genesis negro que conducía y caminó hacia la entrada principal, entrando deprisa mientras se deleitaba con la imagen del caos al interior de la bella casa. De inmediato solo pensó en una cosa: la alarma no sonó, o se quedaron dormidos. Incluido Taehyung.

El omega tenía un aspecto que gritaba por auxilio: aún vestido en pijama, despeinado, con sus típicas ojeras por desvelarse durante los últimos días. Se miraba apresurado y lidiaba con Hajoon quien terminaba su plato de cereal sobre la barra de la amplia cocina mientras peinaba a la pequeña Haneul, desesperado por no poder atrapar el cabello de la menor en una sola coleta.

Soltó la liga irritado y gritó una maldición estresado, frente a los niños. Minseok soltó una risita mientras se amarraba las agujetas de los zapatos deportivos y terminaba de abrocharse la chamarra al mismo tiempo. Minji bajó de las escaleras en ese preciso momento, encontrándose con el alfa aún de pie en el recibidor, luciendo su impecable uniforme azul marino y sonriéndole.

—No voy a llegar a la primer clase, estoy segura —soltó Minji, mirando su celular y depositando un beso en la mejilla de su tío. El pelinegro caminó hasta el resto de los menores encontrándose con el castaño.

—Pensé que ya nos habíamos acoplado —soltó el alfa, refiriéndose a la rutina establecida y a como habían llevado las cosas con tranquilidad en los últimos días. El omega le dedicó una mirada de pocos amigos.

—No escuché el despertador, y Minji QUIEN SI LO HIZO, no me dijo nada. —habló Tae, mirando fijamente a la adolescente a su lado. La omega puso los ojos en blanco y Seokjin le lanzó una mirada de completa reprobación, pero no dijo nada.

—Pensé que te despertarías pronto —dijo Minji, alzando sus hombros sin alguna pizca de preocupación—. Tal vez deberías poner más alarmas si aún no te acostumbras a esto, al final no es como que sea mi responsabilidad despertarte —dijo Minji. Taehyung la miró de la misma forma en que lo había hecho con Seokjin instantes atrás. El alfa supo que era suficiente y le dio un codazo en el hombro a la menor, para que dejase de hablar.

—Lleva a Minseok que ya está listo a la camioneta, ¿quieres? Espérenme ahí —Seokjin le dio las llaves del vehículo de Namjoon a su sobrina, y esta rodó los ojos, sin ganas. Se quejó por breves segundos y le exigió a Jin que se dieran prisa, y salió después junto con su hermano—. Vete a arreglar, llegarás tarde al trabajo. Yo la peino —soltó Jin, quitándole el cepillo de las manos al castaño frente a él.