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El lunes y martes, Stiles y Derek casi no se ven, porque el rubio debió hacer casi todo el día sus turnos en el trabajo y el oji-verde tomó las guardias de la noche de la veterinaria.

Aún así, tuvieron tiempo para, de algún modo, molestar al otro.

El peli-negro despertó con su mano tocando en el suelo algo viscoso. Cuando asomo un poco su rostro hacia abajo, encontró popo. No debía hacer demasiado esfuerzo para saber que se trataba de perro.

Stiles río cuando escucho el grito de su prometido.

Luego Derek tuvo la maravillosa idea de clavar los boxers y todas las medias derechas a lo largo de la casa. Incluso en la entrada, cuando Stiles regreso por la noche, se podía ver su par favorito de boxer.

Entonces Stiles empapó por completo el colchón donde Derek iba a dormir, lo que le ganó otro grito por parte del hombre. Y también tener que soportar a Hale durmiendo en el sofá individual por esa noche, hasta que pudiera secarlo.

El peli-negro cambió el interior de la lonchera de Stiles por un material muy parecido al slime, lo que hizo que el oji-marrón no tuviera nada para comer en todo el día.

Así que Stiles le envío un butplug con una cola peluda de color negro y un disfraz sexual vergonzoso al trabajo. Una pequeña carta que decía: "para que mantengas mí corrida en tu usado agujero".

Oh, eso fue maravilloso, porque su teléfono comenzó a explotar con llamadas y mensajes de Hale.

Estaba seguro de que la secretaria de Derek, una mujer muy mayor y conservadora, lo había recibido. El hombre había estado mortificado, más que seguro.

(...)

El rubio toma una bocanada de aire.

No había visto a Derek hasta el miércoles, cuando ambos fueron citados por Talía para hacer la sesión de fotos para las invitaciones de la boda.

Stiles iba a fingir que no había visto aquel mensaje, pero entonces Derek había llegado temprano del trabajo. Era el día libre de Stiles luego de dos días demasiado movidos y con mucha carga horaria.  ¡Vaya emoción!

Pero Derek, como el gran niño de mamá que era, había dicho que era imposible mover el día. Incluso había cancelado todos los turnos que tenía aquella tarde porque a la reina madre se le había ocurrido fijar una fecha sin siquiera consultarlo con ellos antes.

Así que allí se encontraba, bajando del auto de Derek con su peor expresión.

Había intentado disimular que todo estaba bien, pero además de sentir odio por la situación, se encontraba algo enfermo.

La lluvia que había caído sobre él los días que estuvo sin auto claramente le estaban pasando factura, haciendo que su cuerpo se estremeciera de vez en cuando, por pequeños escalofríos. Posiblemente tenía un poco de fiebre. Y tenía un aspecto ciertamente horrible y cansado.

Pero iba a hacer aquellas malditas fotos y se iría a su sofá para nada cómodo. Esperaba que fuera algo rápido.

Stiles buscó con su mirada a su prometido, el cual estaba acercándose. Traía un gran ramo de flores en mano. Y una pequeña caja.

La cejas de Stilinski se elevaron, una pequeña mueca apareciendo en su rostro.-¿Qué ha sucedido? ¿Es nuestro aniversario y lo olvidé?

Derek lo observo por un momento, luciendo ciertamente perdido. Luego, sus ojos se deslizaron hacia abajo, donde tenía las flores y la pequeña caja de regalo.

-Oh, no.-El peli-negro niega con la cabeza.-Sabes que le regalo a mamá algo en cada aniversario que habría cumplido con papá.

Ah, sí. Si Stiles pudiera recibir a Sebastian Hale para poder romper con e Edipo no resuelto que había entre Derek y su madre, ciertamente lo haría.

Plan: odia a Stiles Stilinski.-Sterek. Donde viven las historias. Descúbrelo ahora