Más y más vueltas
|
Damon
Lo más maduro hubiese sido hablar con ella sin peleas de por medio, y sin reclamos. Aunque:
1- Estaba enojado
2- Estaba borracha y drogada
Trato de no volver a pensar en eso ya que la molestia aparece sin poder evitarlo. Además de eso que no he dormido ni mierda. Ni tengo pensado ir a clases.
Tanto por mi pelea con ella, como por el hecho de que la fiesta terminó tarde. Porque sí, luego de dejarla en su casa vuelta nada, decidí volver para relajarme un poco. Eso sí, pidiéndole a Dios no encontrarme de nuevo con él imbécil que estaba bailando con Tatna.
Se me pasa por la cabeza la idea de llamarla, pero seguramente estará echada en su cama pareciendo muerta. Si no es eso, entonces despertando por la fuerte resaca.
Me molesta tanto su irresponsabilidad.
Suenas como un viejo con hija rebelde.
Puede hacer lo que quiera. No pretendo cambiar para nada su forma de ser, ni quitarle su forma de divertirse, pero joder. Verla así, me llenó de cólera. ¿Por qué no me envió un mensaje y ya?
Seguramente pasó por lo mismo que tú en Italia tratando de contactarla.
Necesito hablar con ella.
Marco su número suspirando, aun mirando el techo, tirado en la cama con una mano sobre el estómago. Suena una, dos, tres y más veces los pitidos, aunque como era de esperarse no contesta. Ahora que lo pienso. ¿Ella llevaba el celular anoche? Falta que lo haya perdido junto con sus lentes. Aunque esas las encontré y las tengo conmigo. Vuelvo a intentar hasta una tercera vez y bufo dejando el móvil aún lado.
Voy a esperar. Que más…
El móvil comienza a sonar y salto agarrándolo para contestar la llamada.
—Supongo que estás despertando apenas.
—¿Cómo lo sabes?
Frunzo el ceño. Esa no es su voz. ¿Leí mal? Verifico que diga García y efectivamente es su número.
—¿Salamandra?
—Puedes meter tu salamandra por la punta del pito —contesta, con voz adormilada, y suelto una calada de aire. No creo que vaya a Leeson. Era más que obvio. Aunque me extraña.
—¿Tatna? —me siento en la orilla del colchón.
—¿Yo que sé? Si no sabes tú que la dejaste en su casa. Encontré su celular anoche. Solo lo tomé. ¿No podías esperar que fueran las 7?
—No.
—Espera a más tarde y la buscas en su casa.
Suelto una grosería entre dientes y cuelgo sin querer seguir la conversación. De la nada siento que debería ir a la casa para ver cómo está. Quizás ya se despertó. La dejé temprano en su casa, ya debió haber despertado realmente.
¿Qué tal si voy?
No. Tampoco puedo desesperarme. Pero… joder. Sacudo la cabeza ante cierta repentina inquietud que percibo. ¿Debería llamar a Braiden? Sé que a ella le molesta, pero la dejé ahí, ebria, drogada, enojada, sin siquiera molestarme en verificar que entraría a su casa. ¿Si no entró? Nah. ¿A dónde se iba a ir?
Agarro el mando en la mesita de noche y prefiero encender la tv para distraerme con algo…
¿Si se cayó entrando a la casa?

ESTÁS LEYENDO
Pisando los errores
RomanceEl día a día "tranquilo" y "normal" de Tatiana se verá afectado tras ciertas cosas que, la dejarán al borde de su... poca estabilidad (literalmente) Damon, el chico que siempre le ha gustado y conoce desde kínder, vuelve a acercarse cambiando algo e...