Capitulo 14

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—Un gusto en conocerlo señor Russo —extiendo mi mano para regresarle el saludo.

—El gusto es mío en conocer en persona a tan bellísima mujer —sonríe ampliamente—. Me encantaría tener en mis manos el bello modelo de vestido que has llevado esta noche.

—Bueno —juego nerviosa con mis manos—. Creo que esa será decisión de Alexander, él es el creador de tan bello diseño.

El hombre fija su vista en los ojos de Alexander, este solo le regresa un gesto de pocos amigos.

—No está a la venta —dice tajante.

¿Cómo ha dicho?

—Puedo pagar muy bien por el diseño —insiste el hombre.

—Dije, no está a la venta —repite con tono de molestia.

Él hombre esboza una media sonrisa.

—Te aseguro que no tendrás mejor comprador que yo Alexander.

—No puedo vender tal diseño, es un regalo —me mira él.

Trago en seco.

—Quiero un recuerdo —los ojos de ese hombre se clavan en mi rostro como un águila al asecho.

Me pone los nervios de punta.

—Hoy ha sido una noche esplendida para mí, nunca había visto a la señorita Moretti en la pasarela, para ser honesto solo he asistido al evento porque deseo invertir en tu negocio Alexander.

Mi corazón late con fuerza, tengo miedo ahora de que ese hombre descubra que estoy relacionada con su hijo.

—Anneliese —una voz irrumpe a los tres.

Es Brenda.

—Tú teléfono está sonando, creo que han llegado por ti —dice ella.

Tomo el teléfono en mis manos que refleja las llamadas perdidas de parte de Stavros, sé que si no salgo en los siguientes cinco minutos de ahí, vendrá a buscarme y no deseo aquello.

—Tengo que irme, me disculpan por favor —me despido pero no antes de eso la voz de ese hombre me detiene.

—Espero algún día pueda recibir mi invitación a tomarnos un café señorita Moretti —dice.

—Lo siento señor Russo, creo que se me será imposible, pero gracias por su invitación. Si no es molestia me iré.

Me alejo de ambos y me encamino rápido por el pasillo para ir en busca de mi bolso, debo ser rápida para cambiarme de ropa y llegar a la salida del edificio en donde me espera ya Stavros.

—¿Por qué tienes tanta prisa? —pregunta Brenda.

—Stavros me está esperando —respondo.

—Pues que venga y te busque —dice ella—. ¿Quién era ese hombre? ¿El dueño de las flores?

—Sí y no quiero que nadie se entere ¿entiendes Brenda?

—Vaya, está bien, no pensé que te pusieses así por un simple regalo.

Ignoro lo que me ha dicho, ella desconoce la razón por la que me encuentro tan nerviosa.

—Nos veremos luego —me despido con un beso en la mejilla y me encamino a la salida del edificio.

La figura de ese hombre se atraviesa en mi camino.

—¿Perdona si le robo un minuto de su tiempo señorita Moretti? —pregunta.

—Yo...—titubeo.

—Solo será un minuto, lo prometo.

—Dígame señor Russo.

Guardián Oscuro (Pausada)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora