La gran masturbadora

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Preguntas. Pre guntas. Gunter.
¿Te volviste reggaetonero? Sí, la felicidad es una mariposa.
Canela gentil. He vuelto a jugar a los Angry Birds.
¿Pre gunter? Posiblemente iguanas albinas que habitaron la Pangea. Una secta erótica y sin empresas estatales, un paraíso comunista y la llegada de una mártir iracunda. Una calle en contramano, una mujer bonita al mando del Maravilla. Solo necesito siete razones para bajar el ancla, no pido más.
Mucho se habla de ética y moral, pero es en vano cuando el lenguaje es un vector entre la voluntad y una herida abismal.
El antropomorfo tiene esa idea de que es superior, todo le pertenece y está a su disposición, que puede tomarlo a la fuerza. De no ser así, Marte aún tendría mandarinas silvestres y las culturas precolombinas lucharían en favor de la educación pública.
No es pedantería, simplemente me estoy masturbando con las palabras. Sería más fácil meterme la mano en el cerebro y destruir de forma manual todas las sinapsis masoquistas.
Gentil, gentil, gentil, gentil, gentil, gentil, gentil. Que número maravilloso.
Callate por favor, estás pensando muy fuerte.
Un poco más a la izquierda. Granjero, proletariado.
Aún pica, entonces más a la derecha. Granadero.
Me fui a la mierda, más central. Gestacional.
Casi, ahora más oblicuo. Yuxtaposición.
Me quedo insatisfecha y con cinco pares de medias desiguales.
Estoy muy lejos. Le fallé a Tan Biónica en lo loca, inestable y caprichosa.
Mi mayor deseo era hacer un cañón de TNT en Minecraft. Desde que corto el café con licor mi vida es más placentera.
Me morí un mes y tuve que aprender a caminar de nuevo. Me enterré un lego en el talón derecho y descubrí lo dura que es la tierra.
Viva Perú.
La hostilidad clausuró las alfombras rojas, no vaya a ser que Black Pink vuelva a perderse en la premiación.
En Venezuela, una culebra va a salir de tu inodoro cada vez que te sientes.
Anulo cualquier tipo de anomalía en la redistribución de hormonas. Estaré perdiendo o está goteando la cocina.
La despersonalización me ha llevado al camino de la delincuencia (me dibujé un pou en el brazo). Tomemos mate con cáscaras de tomates civiles, soltémonos el pelo, maltratemos un cubo y discriminemos una baldosa. Total, nunca me gustó andar descalza.
Masticando gris el presente subjuntivo de los primeros pedagogos grecorromanos.
Triste es ver cómo se está vaciando.
Si usted llama al cuatro veintiuno cinco cinco cinco cinco, la farmacia, va a su casa. No terminaste de contar mis pestañas, desgraciadamente a la fecha de hoy he perdido mis pronombres.
No maté al ruiseñor, mi gato me obligó. Lesión temporal y manifiesto dadaísta.
Ojalá pudiera quedarme. Gentil.
Un desgarre en las fibras veganas podría ser la solución a la esfera del arte posimpresionista.
Que no se vuelva a derramar ni una gota de sangre por una causa tan irresponsable, carente de memoria y convicción.
Debe ser algún concepto que me ocupé de idealizar y ahora miento sobre mis gustos musicales. Desayuné. No recuerdo. No entiendo cómo llegué a mi casa. Qué es una casa para empezar.
Para variar ayer me peiné. Ojalá algún día aprenda a hacer pastel de zanahoria. Cuando tenía 7 años leí Conejos de etiqueta. La zanahoria asesina es un juego muy especial dentro del ocultismo que intento balancear, ese que me da cosquillas y es morado.
Rojo fuerte tulipán, los recuerdos no se van. Frío.
No sé quién es esta nutria, estoy obsesionada con sus bigotes. Me estoy ondulando.
Una multitud de manzanas, trilogía canela y esta señora, luciérnaga yo.
Esto ya no es Barroco, es barbarie.
Quisiera ser más.

Quisiera ser más

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