Capitulo 11, la cita

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Buck se encontraba caminando por los interminables pasillos del hospital con una alegría desbordante. El eco de sus pasos resonaba en las paredes blancas y frías, mientras tarareaba una canción de amor que resonaba en su mente como una dulce melodía. Cada paso que daba parecía estar en sintonía con el latido de su corazón acelerado.

Una sonrisa radiante iluminaba su rostro, y sus mejillas estaban encendidas por la emoción. Cada vez que recordaba las palabras de Eddie, se sentía como una colegiala en su primer enamoramiento. "¡Quedate un poco más!" y "¿Qué tal si salimos a cenar?" Las palabras resonaban en su cabeza como un eco emocionante.

Contuvo un grito de emoción al recordar la voz varonil de Eddie repitiendo esas palabras en su mente, y se cubrió el rostro, rojo como un tomate, mientras una risa nerviosa escapaba de sus labios.

De repente, una voz amistosa lo sacó de sus pensamientos románticos.

- "¿Quién es la afortunada?" Buck se volvió y vio a la señora Martínez, una figura amable y familiar en el hospital, que como siempre no estaba en su habitación. La anciana se acercó con una sonrisa cálida y se acomodó a su lado, emanando una mezcla reconfortante de aroma a flores y desinfectante.

-"Ya me van a dar de alta mañana", anunció la señora Martínez con una chispa traviesa en los ojos, como si estuviera compartiendo un secreto emocionante. Buck sonrió, aunque un poco entristecido por la noticia. Extrañaría los pequeños momentos compartidos con la anciana.

-"Pero no quites esa hermosa sonrisa, mejor acompáñame al patio y cuéntame quién te robó el corazón", sugirió la señora Martínez con picardía, extendiendo su mano arrugada con un gesto amistoso.

Buck asintió con una sonrisa agradecida, pensando en lo afortunado que era de tener a la señora Martínez como confidente. Juntos, se dirigieron hacia el patio, dejando atrás los pasillos estériles del hospital y sumergiéndose en la cálida luz del sol y el murmullo reconfortante de la naturaleza que los rodeaba.

Buck se sentó junto a la señora Martínez en el patio del hospital, disfrutando del cálido sol de la tarde que acariciaba su piel. La señora Martínez, con su expresión amable y sus ojos brillantes, lo miraba con complicidad.

"¿Cómo te sientes hoy, querido?" preguntó la señora Martínez, su voz suave y reconfortante.

Buck sonrió, agradecido por la compañía de la anciana. "Me siento un poco nostálgico, señora Martínez. La extrañaré cuando usted no esté en el hospital", confesó.

La anciana asintió con comprensión. "Es natural sentirse así, pero recuerda que siempre llevarás consigo los momentos compartidos aquí", dijo con una sonrisa tranquilizadora.

Buck asintió, reflexionando sobre las conversaciones y las risas que había compartido con los pacientes del hospital. "Sí, tiene razón. Me siento afortunado de haber conocido a tantas personas maravillosas aquí", admitió.

La señora Martínez le dirigió una mirada comprensiva. "Y cuéntame, Buck, ¿hay alguien especial que haya capturado tu corazón?" preguntó con picardía.

El rubor subió rápidamente por las mejillas de Buck mientras pensaba en Eddie. "Bueno, hay alguien que ha estado en mi mente últimamente", confesó tímidamente.

La señora Martínez le dio una mirada de complicidad. "Ah, el amor es un sentimiento poderoso, querido. ¿Has pensado en expresar tus sentimientos?" sugirió con una sonrisa sabia.

Buck reflexionó por un momento, pensando en las palabras de la anciana. "Sí, creo que es hora de ser valiente y seguir mi corazón", dijo determinado.

La señora Martínez le dio un apoyo amoroso. "Entonces, adelante, Buck. Sigue tus sentimientos y no te arrepentirás", lo animó con una sonrisa alentadora. Buck sonrió, pero luego le entró una duda. "¿Y si esa persona no siente lo mismo?" dijo, pensando en que Eddie podría tomar su cita de hoy como una salida de amigos.

Amor en el hospitalDonde viven las historias. Descúbrelo ahora