CAPÍTULO 6

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—Las propiedades del citosol son tixotropía, movimiento browniano, fenómeno tyndall, citoesqueleto... y... y ciclosis —doy brincos de la emoción, no puedo creer que por fin llegué a aprender bien las propiedades.

—¡Vamos, Kay, sí se puede! —aplaude Delilaah—, no te olvides de pasar respuestas —me guiña el ojo.

—¡Ay, por favor, Delilaah, estudia un poco, boba! —Colette hace el amago de darle un lapo, mas no lo hace.— Mi turno; la clasificación de las organelas, no membranosos: ribosomas, centriolos, cilios y flagelos; membranosos: lisosomas, peroxisomas, glioxisomas... —se esfuerza en recordar—, carajo, siempre me olvido de esos dos.

—Vacuola y plastos —le recuerdo yo—, te sabes los más difíciles, pero los más fáciles no.

—Lo sé, lo sé —se frustra.

Estamos en receso, apenas termine tenemos examen de biología, ya dimos el de física, no estuvo tan difícil, ahora daremos el de bio y por último química, el día está pasando rápido. Los chicos están comprando su comida en la cafetería, seguro que en un rato vienen o tal vez no, de todas formas, vengan o no, Fabrizio es el único que con seguridad se sienta con nosotras, para poder estar con Colette.

—¿Qué pasa? —el susodicho llega, con los demás detrás de él.

Colette no responde, se queda callada. Está estresada, detesta la semana de evaluaciones, son fechas de cumpleaños en su familia, por lo que tiene que estudiar mientras está en las reuniones familiares, sus padres no le dejan quedarse sola en casa, a menos que se quede conmigo o con Delilaah, pero dice que se siente mal si pasa toda la semana molestando y es terca.

—Nada, ya di la prueba más difícil de la semana y no me fue mal —se mentaliza en voz alta y se apoya en Fabrizio, quien la envuelve en sus brazos sin dudarlo, deja un beso en la sien de mi amiga y hace que le mire.

—Te ayudo a estudiar, a mi se me dan estos cursos, puedo ser tu profe, anda —la anima.

—Ya —suspira con pesar.

—Awww, ¡viva los no-pero sí-novios! —escandaliza Jack, típico de él. Se sienta mi costado y me ofrece un poco de su pan con pollo, pero no le acepto—, encima que te ofrezco —me da una mirada desconfiada.

—Ya tengo mi mandarina —le explico, para que no sienta que lo estoy rechazando por alguna razón mala.

—Vale, ¿sabías que el croissant de mantequilla es uno de los aperitivos favoritos de Bianchini? Ah, creo que eso ya lo sabes, porque fuiste a Starbucks con él —me habla a modo de acusación en voz baja, para así ser solo yo quien lo escuche.

Le doy una mirada incrédula, ¿él cómo está enterado? Dudo que Bianchini le haya contado por su cuenta. Detesto cuando saca temas de la nada.

—¿Qué? —me muestro confundida, como realmente me siento.

—Vi tú ubicación y la de él en Snapchat, estaban juntos, a la misma hora, en el mismo lugar, suelo stalkear a Bianchi para tener con quién molestarlo, pero no me esperaba para nada verte a ti —levanta las manos en señal de que queda en mí el cómo me defienda ante lo que me dice.

—Me hizo un favor, me llevó a mi casa, pero antes paró en Starbucks y sí, compró un croissant de mantequilla, pero después directo a mi casa y nada más —le doy una explicación corta y sencilla.

Su cara de sorprendido me hace sentir que me perdí de algo, cuando fui yo quien estuvo ahí, aun así no entiendo el por qué de sus reacciones.

—¿Qué te pasa? —le hago una mueca de mala gana—, ya te he dicho todo lo que ha pasado, si tus sospechas eran otras, pues te equivocas —continuo comiendo mi mandarina.

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⏰ Última actualización: Apr 20 ⏰

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