CAPÍTULO 1

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KYLA:

Preparo el desayuno de mi hermano y el mío lo más rápido posible, la hora está que nos respira en la nuca, enciendo la licuadora de nuevo una vez he añadido lo que le faltaba, voy a por los panes que están en la tostadora, los dejo rápido en el plato para no quemarme los dedos. Le pongo en la mesa el plato a Leonardo, mi hermano menor, y apago la licuadora para servirle el jugo, también se lo dejo en la mesa, saco un vaso para mí, pero para ir tomando en el camino, ya no da tiempo para sentarme y tomarme el tiempo de disfrutar el desayuno.

—Leo, apura, nos tenemos que ir —le voy diciendo mientras termino de guardar mis cosas en la mochila.— ¿Ya estás?

—Mhm —asiente con su último bocado de pan en la boca, se cuelga la mochila lo más rápido que le permito y salimos de la casa, subimos al auto, lo enciendo y conduzco de manera no tan apresurada por la seguridad de mi hermano.

Detesto cuando mis padres están de viaje, porque eso me deja la responsabilidad a mí. Amy, la señora de limpieza, no llega hasta las 8:30, por lo que yo tengo que hacer el desayuno y llevarnos al colegio, conducir no es mi especialidad, no tengo ni carnet de conducir, pero tener pinta de mayor hace que los policías en vez de pararme por mis papeles, me detengan por obtener mi número de teléfono, ya no sé si es más una maldición que una ventaja.

Con la mirada busco dónde aparcar, esta es mi parte menos favorita, nunca me sale bien, la mayoría de veces termino dejando el coche chueco, y la otras veces me lo termina de aparcar uno de mis amigos, al no ver a ninguno cerca, me resigno a hacerlo sola.

—¡Kay! —grita Sage, una amiga, a lo lejos, su cabello lleno de rizos bien definidos y castaño oscuro son alucinantes.

—¿Qué tal, Sage?¿No me quieres dar una mano con esto? —señalo mi problema mientras ella le soba la cabeza a mi hermano desordenando su cabello.

—Mmm... recién estoy aprendiendo a aparcar, no creo que sea buena idea, pero Ellie sabe, espera, venía detrás mío —voltea a mirar, su enamorada viene detrás de ella y se percata de que Sage la está llamando y se acerca, me saluda con un movimiento de cabeza y vuelve la atención a su chica.

Ellie es una chica muy seria, no es de sonrisa ligera, hay menos probabilidades si Sage no está cerca, su cabello corto y oscuro contrasta con sus ojos celestes, es de tez pálida, todo lo contrario a Sage.

—¿Qué pasa, Sage? —pregunta confundida.

—¿Crees que puedas aparcar el coche? Es que ninguna de las dos sabe hacerlo bien —sonríe a forma de convencimiento.

Ellie se ríe, lo que pocas veces he visto que hace, y asiente, le paso su mochila a Leo para que baje, luego saco la mía y bajo también, ella aparca bien y me devuelve las llaves, cierro el coche y les doy las gracias.

—Nos vemos en clase —se despide Sage sujetándose del brazo de Ellie y dando brincos, es una chica con mucha energía.

Llevo a mi hermano a su salón, porque no le gusta ir solo, para tener cuatro años es un niño bien apegado a mi y a mis padres, odia que lo dejemos, no suele aferrarse a las personas a menos que traten un regular tiempo con él, el año pasado que falleció nuestro abuelo y no sabían cómo decirle, empezó a pensar que ya no lo quería y lo había dejado, cuando le dijeron la verdad casi se deprime, desde ahí supimos que las despedidas para él son demasiado. Poco después lo llevaron al psicólogo y le diagnosticaron apego ansioso, todavía no tenía ataques de ansiedad, pero es propenso.

—Bye, Kay —me da un beso en la mejilla y se va.

No es un niño que hable mucho con las personas, claro que tiene un amigo con quien sí habla hasta de más, pero no está en el mismo instituto.

¿PODEMOS SER ALGO MÁS... O NO?Donde viven las historias. Descúbrelo ahora