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En el mundo y en el Olimpo hay tres tipos de jerarquía dentro del sexo de las personas y dioses “Alfa, Beta y Omega”, estás va a influir en la vida cotidiana de cada uno.
Ahora bien, no solo existe la diferencia biologica entre personas “Femeninas y Masculinas”. Si no que, depende de la jerarquía, su posición social se verá influenciada.

Normalmente los Alfas están en lo alto de la sociedad; Son personas cuyos talentos son los más admirables debido a su destacada perfección. Además, son aquellos cuyos cargos políticos y económicos son superiores. Estos son especiales por atraer a los Omegas con sus feromonas y hacerlos sus parejas.

Por debajo de ellos, están los Beta. Son la mayoría de la sociedad y cuya función es ser dirigidos por los Alfas. Además, son personas comunes y corrientes que no van a reaccionar ante la presencia de un Alfa o un Omega.

Por último, están los Omegas. La jerarquía cuya existencia social es menor. Debido a su constitución física suelen ser repudiados y apartados ya que dependen de los Alfas. Además, ellos van a tener una característica única que ninguna de las primeras jerarquía la tiene: Independientemente de su sexo, van a ser capaces de concebir un hijo de un Alfa, sea un hombre o una mujer. Y sobre todo, van a ser unidos por el destino, mediante una conexión de feronomas.

No sé si fue suerte o fue desgracia, pero en mi caso soy un hombre Alfa. Y sobre todo, el primer hijo del gran dios Zeus (un hombre Alfa). Por lo cual, se me asignaría la responsabilidad de dirigir el gran Olimpo cuando mi padre no estuviera. Por supuesto, no me hubiera importado relevarlo, pero mi madre, la diosa Hera (una mujer Alfa) no le agradaba mucho que tuviera ese poder. Así que, inventó que era un hombre Omega. Me supongo que fue porque su hijo favorito era Ares (un hombre Alfa) y simplemente quiso darle ese puesto a él.

No me importo “escuchar habladurías sobre mi falsa jerarquía”, pues en parte fue bueno para mí, pues me aparte de todo y solo me dedique a mi trabajo como herrero de los dioses.

Para mí desgracia, un día, mi padre Zeus me ordeno ir al Inframundo, pues al parecer quería que le ayudara a fabricar un arma a la tía Hades. Ella era una mujer alfa, al igual que mi padre.

Los hermanos de Zeus eran cinco; La primera era la tía Hestia, una mujer Omega de largos cabellos rojos y unos bonitos ojos azules. Ella es conocida como la diosa del fuego y del hogar.
El segundo era el tío Deméter, un hombre Omega de largos cabellos dorados como el trigo y de unos ojos lila muy lindos. Él era el dios de la primavera.
La tercera era mi madre, una mujer alfa de largos cabellos color azul y de ojos del mismo color. Yo, era bastante parecido a ella, así que, no entendía porque me odiaba tanto.
La cuarta, era la diosa Hades, una mujer alfa de largos cabellos color plata y unos ojos azules como el cielo. Para ser honesto, casi no la conocía, pues ella era muy reservada. Además, ella era la diosa reina del Inframundo. Lo que la hace muy solitaria.
Y el último, era el tío Poseidón. Era un hombre Beta de largos cabellos azules. Él está encargado de los mares. Y es algo temido por ser muy gruñón. Aunque, conmigo no es malo, por el contrario, siempre me trató como un hijo.

Me sentí muy emocionado al saber que iba a poder conocer a la diosa Hades, pues ella era una reina cruel, pero bastante justa y respetada por mis padres y tíos

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Me sentí muy emocionado al saber que iba a poder conocer a la diosa Hades, pues ella era una reina cruel, pero bastante justa y respetada por mis padres y tíos. Incluso llegó a hacerle frente a la tía Hestia quien era la mayor, solo para conseguir su lugar como la hermana mayor.

Así que, tome mis cosas y salí del palacio que me había prestado el tío Poseidón para vivir y fui directo al Inframundo.

Me hubiera gustado despedirme de Poseidón, pero no lo encontré por ningún lado. En cuanto me asegure de su ausencia, salí del reino marino y me dirigí a mi destino.

En cuanto llegue al Inframundo, tuve que usar mi fuego azul para poder ver el camino, debido a la falta de iluminación. No voy a negar que era bastante lúgubre, pero tampoco voy a negar que se veía genial y me había gustado.

Así estuve durante todo mi recorrido hasta el castillo. Sin embargo, algo en mi interior comenzaba a incomodarme.

Jamás pero jamás, en toda mi vida como dios, mis narices sensoriales Alfa se hablan activado. Eso quiere decir que, un Alfa detecta el olor de un Omega cercano. Sé que eso no debería de ser raro en mi, debido a la interacción con otras personas, pero en verdad, ni con la hermosa Afrodita que, era una mujer Omega, se me había activado.

Me detuve un instante, solo para sacar una servilleta y usarla para cubrirme la nariz. Pero ni así podía estar en bien.

-¡Oh por el amor de Zeus! -pense al recargar me. Pero en verdad el famoso olor de sus feromonas me alteraba.

Al cabo de unos segundos, un recuerdo vino a mi mente. La tía Hestia me dijo una vez que: un Alfa de cada 100000, detectaba el olor de su pareja destinada “Un Omega”. Aquellas parejas eran creadas por el destino, con la única función de ser perfecta. Es decir, que al instante de encontrarse física y emocionalmente iban a encajar como una “pieza perfecta” y ambos iban a aferrarse a estar juntos.

Por supuesto, nunca creí está tontería, pues no había pareja que fuera perfecta. Pero como una vez dijo mi hermana menor Hebe, nunca digas nunca.

En cuanto entre a la sala de la reina Hades, fui recibido por una bomba de feromonas bastante dulce y agradable. Ella olía a flor de lavanda.

No saben lo bien que me sentí al verla, pero sobre todo cuando nuestros ojos se encontraron. Fue como si un ave me envolviera en sus alas y me abrazara mientras decía “todo está bien”.

Ella al verme, lentamente se levantó y nunca apartó la mirada de mi.
-¿Tu eres Hefesto, cierto? -me pregunto con un tono de voz tan cálido que no pude evitar agachar la mirada.

Normalmente es al revés, el Alfa es el dominante y el que le dice con su olor al Omega “estoy aquí para protegerte”, pero ella era diferente. Era una mujer imponente, o lo que se conoce como un Omega Dominante.

-Es un placer conocerla tía Hades -le dije

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-Es un placer conocerla tía Hades -le dije. Ella de inmediato me hizo levantar la mirada.

-Levanta tu rostro -me ordeno. Yo lo hice pero aparte la mirada, por vergüenza-. ¿No sé supone que era un hombre Omega?

Hice una mueca y de inmediato la corregí:
-Todo fue culpa de mi madre, pero no sé moleste, ya estoy acostumbrado

-¿Tu madre? ¿Por qué lo haría?

-Para ella su hijo favorito siempre fue Ares, a mí me hizo a un lado

Ella se quedó en silencio, viéndome fijamente. Yo en verdad intenté no apartar la mirada, pero su olor y su mirada no me ayudaban mucho. A los pocos segundos, dió su primer paso, lo que me alertó.

No saben como me senti, un hombre antisocial cuya vista femenina era clavada hasta el alma.
-Hefesto... No quiero que le digas a nadie que soy una mujer Omega ¡Entendiste! -yo solo asentí mientras volví a encontrar mi vista con la suya.  En verdad no podía creer que está mujer fuera mi “destino”, pero era bastante evidente.

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♚☬❦ •Sáb, 20-04-24• ❦☬♚

Lιттle ɢαмe (нeғeѕтo х нαdeѕ-ғeм)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora