01;; Leo bonita

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Vegetta tenía a la pequeña Leo sentada entre sus piernas mientras los demás cachorros lo estaban rodeando, dibujando sobre hojas de papel

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Vegetta tenía a la pequeña Leo sentada entre sus piernas mientras los demás cachorros lo estaban rodeando, dibujando sobre hojas de papel.

—Bien, entonces, si mezclas el color amarillo con el azul se vuelve verde, ¿Si viste?— estaban pintando con sus pequeños dedos, la pintura no era tóxica para ellos, pero de todas formas miraba que no se fueran a meter los dedos en sus boca.

La menor solo miraba curiosa a los demás cachorros, nunca había estado rodeado de tantos y le daba un poco de miedo estarlo, por eso no se separaba de él.

De vez en cuando el adulto acariciaba a la pequeña para hacerle saber que no se había olvidado de ella, sonreía cuando la escuchaba ronronear y balbucear ante sus toques tranquilos.

—¡Señor Vegetta, mire!— un pequeño rubio de cinco años le mostró orgulloso su dibujo, los había puesto a dibujar frutas y él había echo unas uvas.

—¡Oh qué lindo Chayanne, se ven deliciosas!— Vegetta sonrió cuando vio el pecho del pequeño hincharse con orgullo.

Miró a la pequeña Tallulah, quien estaba mirando su dibujo con una expresión insegura, sonrió ante eso, Chayanne y Tallulah eran hermanos gemelos pero muy diferentes entre sí, mientras uno era más confiado y decidido, la otra era muy tímida.

—Talulu, ¿Me muestras tu dibujo?— preguntó y vio como la pequeña dio un salto en su puesto, lo miró y después a su dibujo, intercalando entre ambos para que al final terminara mostrándolo —¡Es tan bonito, es una piña!—

Tallulah se sonrojó y le sonrió, estaba más alegre y miraba su dibujo de manera más orgullosa. Los demás cachorros también le mostraron sus dibujos y al final, cuando todos terminaron de hacerlos, los puso en un mural, así todos podían verlos.

—¡Es hora de la merienda y una siesta!— eso era algo adorado por los pequeños, quienes se fueron corriendo hasta donde estaba el baño para lavarse las manos.

Vegetta puso a la pequeña Leo en su pecho, tenía una cangurera para cachorros así que se le hacía más fácil hacerlo. Ella solo tenía su chupón en la boca y miraba como ayudaba a limpiar a los demás. Después fueron por sus loncheras y se sentaron a comer, el azabache calentó un poco el biberón de Leo para dárselo, ella lo recibió gustoso, como si estuviera acostumbrado a él.

Era algo raro, pero supuso que ya le habían enseñado para poder venir a la guardería y que comiera sin mucho inconveniente. Al terminar de comer varios cachorros estaban cabeceando, así que los acomodó en algunas cobijas apiladas para que estuvieran cómodos y los arropó.

Richarlyson siempre era el último en dormirse, pero después de un pequeño cuento siempre lo hacía; Por otro lado, el pecoso tuvo que acostarse con Leo, al parecer ella no quería apartarse de él y no tuvo más remedio.

—Al fin se durmió— susurró viendo a la pequeña dormir tranquila junto a los demás cachorros, el aire acondicionado mantenía un ambiente fresco y no se preocupaba por el calor que podrían tener.

¿Mamá? || FooligettaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora