8-LAS PELIRROJAS MOLAN

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— 8 horas, 16 tabletas de chocolates, 32 magdalena y todavía no salen bien—dice Izzie mientras lava un cuenco sucio.

He pasado por su casa antes de ir al trabajo,  George me ha dicho que se ha vuelto una loca de la repostería, y como me encanta el dulce he venido a por magdalenas gratis, son mi cosa favorita en el mundo.

— Que dices, están muy buenas, tú madre estaría orgullosa—dice George con la boca llena.

— No lo creo—dice recogiendo.

— Me pido llevarme algunas a mi apartamento, esto es gloria—digo cogiendo otra para comérmela.

— Llévate las que quieras, no están bien hechas, le falta algo, algún ingrediente—dice Izzie mirando la receta.

— Llama a tu madre, pregúntale y problema resulto—dice George.

— No quiero llamarla—dice y sale de la cocina.

— Llámame más veces cuando se ponga a cocinar, esto es lo mejor que he comido en toda una semana—digo cogiendo un taper y metiendo magdalenas, me las llevo a casa.

— Buenos días—dice Derek entrando por la cocina, me mira extrañado— ¿Tú qué haces aquí?

— Yo también te quiero, Izzie ha hecho magdalenas y no me las iba a perder, están buenísimas—digo enseñándole mi taper.

— ¿Queréis alguna? porque Clara está arrasando—dice George ofreciendo pero niegan.

— Eres un tío sano ¿no?, desayunas muesli todas las mañanas—pregunta George.

— No es verdad—dice Derek sacando la leche de la nevera.

— Lo del muesli si, al menos estos 7 días—dice Izzie entrando de nuevo.

— Venga ya, yo no llevo aquí una semana—dice mirando a Meredith y esta lo mira mal.

— Hasta ellos lo ven raro, quiero dormir esta noche en tu casa—dice está levantándose y yéndose de la cocina.

— ¿Esto de que va?—pregunto señalándolos.

— Quiere que esta noche vayamos a mi casa, quiere verla—responde.

— Pues llévala, no le veo el problema—digo levantándome de la mesa con mi súper taper de magdalenas— Me voy al hospital luego nos vemos.

[...]

— Debería estar en psiquiatría, ¿por qué lo has traído aquí?—le pregunto al psiquiatra, nos ha traído a un hombre.

— Es mi regalo, tuvo ataques hace dos días y otro está mañana—nos dice.

— ¿De qué estás hablando?, aquí dice que habla con los muertos, su familia cree que es peligroso y lo ingresaron en un centro, es de psiquiatría no de neurología—dice Meredith mientras lee su historial médico.

— ¿Tío no fuiste a la facultad?—le pregunto.

— Si y aprendí a no precipitarme, no me lo llevaré hasta que lo tratéis—dice mirándome.

— Nos dejas el marrón—le miro yo peor.

— Cree que sus ataques son visiones—dice y se da media vuelta.

— ¡No son ataques, soy vidente!—dice el paciente desde su habitación.

— Claro hombre, y yo un pollo—digo y entramos en la habitación.

— Bien señor Duff, vamos a examinarle—dice Meredith mirándole las pupilas.

— Examínenme cuanto quieran, es una pérdida de tiempo—dice.

Anatomía de GreyDonde viven las historias. Descúbrelo ahora