Garaje

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Villa Gesell, 14 de enero de 2014

La familia de Ruberto siempre tuvo problemas para comunicarse. Su papá casi no hablaba, su mamá tampoco, y su hermano era demasiado chiquito para jugar con él. A Agus le encantaba ir a la escuela, tenía muchos amigos y jugaba en el recreo con ellos. Ya sea a la mancha, a las escondidas o a la pelota con una botellita de plástico. No tenía amigos fuera de la escuela pero estaba bien así, a él le gustaba así.

En verano era cuando, en vez de sentir el calor del ambiente, sentía el frío de la soledad. Él estaba rodeado de gente todos los días, sus papás y su hermano seguían con él pero… Algo faltaba. Y fue un 9 de diciembre del año 2013 cuando la vida de Agustín Fabián Ruberto cambió. Un camión en la casa de al lado, el cuál tenía una inscripción de “fletes” y un número de teléfono que no se acuerda. Y al lado de él, un nene jugando con una pelota de goma.

Cuando Claudio se le acercó por primera vez le habló con un acento raro, el mayor le explicó, durante el transcurso del día, que era de Chaco pero se mudó por temas del trabajo de su papá. Pasaban los días y la familia Echeverri conoció a la familia Ruberto en un asado que los dos pequeños organizaron, compartieron anécdotas, risas y tragos.

El día que más se acuerda Agus fue el día de su cumpleaños.

Un pequeño Agus emocionado por su día especial, le habían regalado su primera guitarra.

—¿Te gusta? —pregunta su papá con una sonrisa en el rostro

—Me encanta, pá, muchas gracias. —dijo Agus abrazándolo por unos segundos, sabía que a su papá no le gustaba eso.

Cuando se separó de su papá y mirando la guitarra con detenimiento, la tomó y empezó a hacer algunos acordes que sabía. Después de eso fue a la cocina donde su madre estaba haciendo empanadas para el almuerzo, aparte de eso se sentía un olor riquísimo a vainilla, su mamá estaba cocinando el bizcochuelo para hacerle una torta de cumpleaños.

—Hola mami ¿Viene Claudio hoy? —dijo el menor jalando levemente el delantal que su madre tenía puesto. Su mamá lo miró con ojos de amor antes de responderle.

—Y… Dijo que sí, pero está medio resfriado y le duele la garganta, así que no sé… —dijo concentrada en hacer el repulgue de las empanadas. Mojando levemente sus dedos en un bowl pequeño de agua tibia, para luego pasar ese agua por el borde de la tapa cruda de la empanada y así empezar a hacer el repulgue.

—No puede faltar… Siempre va a los cumples de todos... —dijo Agus pensando —Ojalá que venga…

—No sé, mí vida, no sé… —dijo su mamá otra vez enfocándose en el repulgue, en eso escuchó que Benja lloraba. —¿Podés ir a mirar por tu hermano, porfa? Yo estoy muy ocupada… —dijo su mamá, el menor asintió.

Fue caminando lentamente, prestando atención a cada detalle de los adornos que hicieron sus papás para él. El pasillo con fotos, las guirnaldas colgando del techo y esa cantidad de globos en la sala, ese cumpleaños iba a ser el mejor de su vida. Cuando llegó con su hermano de 3 años, se sentó junto a él y, después de unos minutos hablándole para distraerlo, lo alzó a upa. Él amaba mucho a su hermanito menor y, por como Benja lo miraba, se notaba que él también lo quería.

Pasaban las horas, sus familiares ya habían llegado para su fiesta de cumpleaños, le daban regalos los cuales él guardaba y no iba a abrir hasta que Claudio los abriera con él. Estaba algo nervioso, Claudio solía ser uno de los primeros en llegar a su casa cuando había una ocasión especial como esa.

Cuando vió su torta, con los colores de River, pensó en lo mucho que le gustaría que Claudio esté ahí con él. Se sentó en la mesa con su familia alrededor, trajeron la torta y, a Agustín siempre le gustó cumplir años, pero esta vez tenía una expresión triste. Prendieron las velas y justo antes de empezar a cantar el “feliz cumpleaños” sonó el timbre. El cumpleañero salió disparado a abrir la puerta, esperando que sea quien él quiere que sea. Cuando abrió la puerta lo vió, con una camisa ridícula y unos pantalones blancos ajustados.

Puede Ser [Agustín Ruberto x Claudio Echeverri]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora